Gardey conmocionada por la odisea de tres mujeres maltratadas durante un asalto
Un cruel asalto sucedió en la localidad de Gardey a pocos kilómetros de la ciudad, donde tres mujeres fueron sorprendidas por tres delincuentes, quien con sus rostros cubiertos y portando uno de ellos un arma de fuego y otro un hierro, ingresaron a la propiedad, maltrataron a las víctimas, las ataron y amordazaron, exigiéndoles que le entregaran una suma de dinero inexistente en la vivienda.
Silvia Pose (53), Pamela Pose (25) y María Luisa Martínez (92) son las mujeres que por espacio de una hora soportaron distintos atropellos de los delincuentes que posteriormente huyeron con sólo 3 mil pesos.
La situación ocurrida a una madre, su hija y la nieta en una población donde hechos de estas características no son habituales, alteró la habitual tranquilidad.
Al llegar un equipo periodístico de este medio, una vecina de Gardey le indicó precisamente el lugar donde había acontecido el robo y se mostró conmovida por la violencia que los delincuentes habían manifestado, situación que indudablemente generó miedo entre los vecinos.
Tras estacionar el móvil frente a la propiedad, otro vecino preocupado por lo sucedido se acercó e informó que madre e hija habían concurrido al centro de salud para que “le dieran algo, así pueden dormir”. Las víctimas retornaron a su casa ubicada en calle 9 y 12, y amablemente accedieron a contar lo que les tocó atravesar.
Recibí las noticias en tu email
Asustadas
Las tres mujeres el pasado sábado por la noche vivieron por espacio de una hora la locura de tres malvivientes que buscaban la suma de 100 mil pesos, que las víctimas no tenían.
La peor parte la llevó la joven Pamela Pose, quien producto de los golpes recibidos sufrió la fractura de la mandíbula. Lo ocurrido llenó de miedo a las mujeres, que expresaron: “No nos estamos quedando acá, venimos de día pero a la noche nos vamos a dormir a lo de un familiar”.
Además mencionaron que “hace dos días que no podemos dormir, por eso acabamos de retornar del centro de salud, donde el médico nos dio unos relajantes como para poder descansar un poco”.
“Pedían que le
diera 100 mil pesos”
Silvia Pose y su hija Pamela atendieron en el lugar donde sufrieron el asalto a El Eco de Tandil y manifestaron que “el hecho ocurrió el sábado a las 23.15 aproximadamente y estábamos las tres durmiendo. Cuando me desperté, tenía el arma apoyada en la cabeza”, acotó la joven.
Los malvivientes ingresaron a la propiedad tras forzar con un hierro la puerta que da al sector del comedor.
Luego las mujeres fueron narrando lo que aún no pueden olvidar y describieron que “nos ataron a las dos, mientras la abuela permaneció en la cama escuchando todo pero sin levantarse. La alumbraban pero como no se movía, se preocuparon por nosotras. Tenían los rostros tapados con medias can–can además de estar encapuchados empezaron a pedir que le entregáramos la plata de un terreno que habíamos cobrado”.
La odisea de las víctimas continuó debido a que no podían entregarle la suma requerida, simplemente porque no la tenían. Al respecto, dijeron que “empezaron a golpear a Pamela cada vez que los quería mirar. Acá se venden terrenos, tenemos para vender. Uno de los ladrones me dijo ‘venimos a buscar los 100 mil pesos del terreno que vendiste’ y le dijimos que no habíamos vendido nada, que le habían pasado mal el dato. Plata acá no hay y como no le dábamos, golpearon varias veces a mi hija”.
En cuanto a las características, las damnificadas sólo expresaron que “los delincuentes rondarían entre los 30 y 35 años”.
“No sé para
qué fuimos a
lo de mi tío”
El asalto se prolongó hasta los primeros minutos del día domingo. Atada, amordazada, maltratada y golpeada, los ladrones decidieron llevar por la fuerza a la casa de un familiar a Pamela Pose.
La menor de las mujeres sostuvo que “estábamos atadas con precintos y tiradas en el piso. Me levantaron y me dicen ‘vamos’. Pensé que era a la casa que está acá adelante donde vive mi primo, pero me equivoqué. Fuimos por atrás, por el medio del campo a la casa de mi tío”.
Una de las cosas que acrecienta la pista de los investigadores sobre que los delincuentes serían de Gardey es que jamás preguntaron dónde vivía el tío. Se manejaron con total seguridad y llegaron al domicilio en cuestión sin pedir ayuda a la víctima.
“No les dije nunca”, afirmó Pamela Pose y agregó que “me llevaron por el campo y nunca me preguntaron dónde quedaba. Mis tíos estaban durmiendo, pero no sé para qué fuimos porque miraron por la cerradura y regresamos, ni siquiera intentaron entrar”.
Los delincuentes ya se habían alzado con 3 mil pesos, que era la única plata que había en el interior de la propiedad, e hicieron caso omiso cuando las mujeres le ofrecieron los electrodomésticos para que se fueran más rápido.
La joven dijo que al retornar a su hogar, “entramos, mi mamá seguía atada, a mí me tiraron al piso y se fueron. No escuché ruido de auto o moto, se escaparon a pie. Me levanté como pude, seguía atada con las manos para atrás y la boca tapada con cinta. Salí y volví a la casa de mi prima, que me abrió y ellos fueron los que llamaron a la policía, serían alrededor de 0.20”.
Posteriormente expresaron que “estamos agradecidas al trato brindado por la policía que ni bien se les avisó vinieron de manera inmediata”.
Fractura
Los golpes que los delincuentes le propinaron a Pamela Pose le causaron una fractura en la mandíbula. “La policía me llevó hasta el Hospital Municipal para que me revisen y este viernes tengo que ir a que el médico me observe. Me duele mucho la zona”.
Por último, Silvia Pose expresó que “me dio impotencia estar atada y no poder defender a mi hija. Me lastimé las muñecas para poder sacarme los precintos recién cuando se fueron, porque estuvimos siempre amenazadas”. u
Este contenido no está abierto a comentarios