Grandes fantasías animadas de ayer y hoy
?Para chicos y grandes? es ese enorme lugar común al que siempre se recurre para elogiar los trabajos más jugados del cine de animación, tal vez el género más menospreciado de todos en el séptimo arte. Por lo general se desestima a la animación como una las pequeñas partes que integran el cine infantil y se la relega como un género cinematográfico menor. Además, la animación tiene un problema desde el vamos como género, ya que el nombre describe su técnica o formato y no un estilo narrativo particular como sería el caso del policial, la comedia o el western, además todos géneros susceptibles de ser también animados.
La animación no es ni más ni menos que la técnica que produce la sensación de movimiento a imágenes, dibujos u objetos estáticos. Pero antes de celebrar la riquísima historia del cine de animación o indagar en las distintas técnicas, repasemos un poco sus orígenes, que incluso son anteriores al cine mismo. Se dice que ya en las prehistóricas pinturas rupestres se buscaba un efecto de movimiento. Pero no nos vayamos tan lejos: casi medio siglo antes de ese gran invento de los hermanos Auguste and Louis Lumière (por las dudas aclaramos, el cine), ya existían las proyecciones animadas.
La linterna mágica es un invento del siglo XVII que consistía en revertir el principio de la cámara oscura que dio origen a la fotografía. Esto es proyectar una imagen en lugar de capturarla del exterior, todo mediante una serie de grabados en cristales. El siguiente paso fue el folioscopio o flipbook, que en los últimos años reencarnó bajo el nombre de cine dedo. La técnica consiste en un libro con una serie de imágenes con variaciones graduales de una página a las siguientes para que, cuando las páginas se pasen rápido, simulen el movimiento de una figura determinada. El teatro óptico antecedió al cine y utilizó sus mismos principios de proyección, pero con la diferencia de que las imágenes todavía se dibujaban en aquel final de siglo XIX.
A partir de la creación del cine, la animación echó mano a varias de las técnicas que hoy se siguen usando. La animación tradicional, la más antigua y conocida de todas, donde cada uno de los cuadros está dibujado a mano. Las películas que hicieron famoso a Walt Disney y los enormes cortos de la Warner Bros (con Chuck Jones y Tex Avery moldeando a Bugs Bunny a la cabeza) son los grandes paradigmas del cine de animación tradicional.
El rotoscopiado es un subgénero de esta técnica donde el animador dibuja encima de cada cuadro de una filmación tradicional. La característica principal del rotoscopiado, técnica creada por Max Fleischer en 1917, es el realismo que le otorga a las imágenes, aunque varios animadores han jugado con esta premisa. Tal es el caso de Richard Linklater, que la usó en Despertando la vida y A Scanner Darkly y de muchos videos musicales, incluyendo el popularísimo Take on Me de A-Ha.
Una de las técnicas que da más trabajo al animador pero mejores resultados le otorga es el stop motion, o la simulación de movimiento de objetos estáticos a través de la captura de fotografías. La mayor virtud del stop motion es su impacto visual: no hay más que ver lo aún hoy deslumbrantes efectos visuales de la versión de King Kong de 1933. Eso sí, el gran inconveniente de la técnica es el tiempo que lleva cada animación.
Tim Burton es la gran referencia actual del stop motion, aunque exista el consenso que el más grande de la historia en el tema es el surrealista checo Jan ?vankmajer. Burton filmó durante más de un año El cadáver de la novia, film compuesto por casi 110 mil fotografías distintas. Y eso que contaba con las bondades de las cámaras de fotos digitales, que aceleran el proceso. Distinta fue la historia cuando produjo El extraño mundo de Jack, que se completó gracias al trabajo de más de 100 personas durante 3 años.
Dentro del stop motion existe el subgénero claymation que se refiere a la animación con plastilina u otro material maleable. La referencia absoluta en el tema es el director Nick Park que creó para los estudios Aardman a Wallace y Gromit y dirigió la fundamental Pollitos en fuga. El cutout es otra vertiente del stop motion que consiste en el recorte y movimiento de papeles de dos dimensiones, tal el caso de la serie South Park o las animaciones de Terry Gilliam para los comediantes ingleses Monthy Python. La pixilación es la otra gran rama de la técnica, que consiste en el uso de seres humanos como personajes susceptibles de stop motion. Su máximo exponente es Norman McLaren y su obra maestra Neighbours, producida para la National Filmboard of Canada en 1952.
Pero un buen día, allá por los 70, llegó la animación generada por computadoras y revolucionó primero el campo de la animación y, con el correr de los años, el de todo el cine. La guerra de las galaxias fue una de las pioneras en el uso de este tipo de animación durante un pequeño fragmento, pero la primera película que se vendió gracias a su (en aquel momento revolucionaria) animación computarizada fue Tron en el 82.
Pixar pateó el tablero en 1995 y realizó Toy Story, la primera película generada por completo con animación computarizada en 3D. El estudio es pionero en este tipo de animación, ganó trece premios Oscar en el rubro y, como no podía ser de otra manera, fue adquirido por The Walt Disney Company en 2006. Hoy día todavía se espera el avance de la animación en flash dentro del cine, que hace tres años recién dio su primer pasito con The Golden Blaze.
La animación digital es la vedette del Hollywood actual. En buena parte de los films, las secuencias de acción están animadas casi por completo y quedan pocas superproducciones que no cuenten con algún personaje creado, aunque sea en parte, por computadoras. La animación está hoy más viva que nunca dentro de la industria y este arte de dar vida a los objetos inanimados es ni más ni menos que la responsable de infundirle vigor al Hollywood de lo últimos años. (Terra / Nazareno Brega)
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