Juan Carlos Russo, a confesión de parte
Llegamos a su casa después que la familia ha almorzado, el doctor Russo nos invita a la calidez de su hogar y mientras admiramos su espléndida colección de pintura de autores locales ?un estupendo bodegón de Ricardo Albisini- y otras firmas nacionales aguardamos por el té. Algunas obras son recuerdos de los viajes que el ex juez ha realizado con su esposa, la también abogada María Fermina. Y es ella, precisamente, quien nos acerca las tazas humeantes que agradecemos porque el día está destemplado, parece un martes de pleno invierno.
Conocimos al matrimonio Russo hace mucho tiempo y desde entonces quedó ese sentimiento de afecto y respeto mutuo. Cuando supimos de su alejamiento de la titularidad del Juzgado Nº 2 Civil y Comercial, pensamos que todavía era muy pronto para dejar la magistratura; sin embargo, hablando posteriormente con él a efectos de concertar la entrevista supimos que Russo estaba feliz de su determinación y que para él comenzaba una nueva vida, con más tiempo para sí y la familia y, tal vez, para concretar esa asignatura pendiente, la de aprender a tocar un instrumento musical.
-¿Qué dijo su familia cuando les comentó la decisión de dejar de ocupar el sillón de juez?
-Cuando supieron de mi intención de retirarme de la magistratura, respaldaron la decisión aunque con la incertidumbre respecto a si podría adecuarme al cambio de velocidades en mi quehacer diario. En verdad en estos meses me sigue faltando tiempo para todas las cosas postergadas que dejé por años, desde ordenar y leer libros, papeles, fotografías, hacer actividad física, etc. Lo importante, entiendo, es tener todos los días proyectos y objetivos a cumplir, por pequeños que éstos sean, y sin que se superpongan con los de los demás integrantes del hogar.
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?Siempre viví en Capital Federal hasta que por cuestiones propias del servicio militar me destinaron a Olavarría, esto fue a principios de 1975. En el ínterin, mi señora tenía la posibilidad de venir como abogada del Banco de Desarrollo, de modo que ese año nos casamos y decidimos radicarnos acá, era interesante en la plaza profesional y también nos pareció una ciudad espectacular por su entorno, limpieza y su gente. No tuve esa vivencia de algunos foráneos que alegan que Tandil es una ciudad cerrada, que bloquea el acceso a mucha gente; quizás fui estudiado como todos pero realmente me sentí muy bien porque la gente me abrió sus puertas, me fui integrando. Empezamos a ir a un club, Independiente, y luego al Uncas. Ibamos con nuestros hijos y nos fuimos haciendo parte de esta sociedad?.
-¿Cuántos hijos tiene?
-Tres, María Odina que es chef, María Fermina, odontóloga y Juan Esteban que se recibió de abogado a fin del año pasado y está trabajando con la mamá.
-Me contaba su esposa que los chicos han vuelto a residir en la ciudad para desempeñar sus profesiones, de modo que el nido ya no está tan vacío.
-Sin duda es una gran alegría, porque cuando se van a una ciudad más grande, en este caso Buenos Aires, el temor es que se encandilen y la ciudad los absorba, pensamos que podía llegar a suceder eso, pero no pasó. Cuando terminaron sus estudios decidieron regresar a Tandil y no por presión familiar sino porque era su convicción de que ésta es una ciudad adecuada para crecer y formar una familia, para criar hijos.
-Cuéntenos cómo fue que el abogado desplazó al periodista.
-Tengo un antecedente en periodismo que fue coetáneo del Derecho, ya que eso era lo que estaba estudiando y en una oportunidad conversando con un amigo, me comenta que iba a inscribirse en la Escuela de Periodismo Deportivo, en la calle Rodríguez Peña, de Capital Federal y me pareció interesante. Fuimos juntos y nos recibimos allí, hice algunos trabajos en radios de Capital. Me gustaba deportes pero mi idea era poder pasar a otra área; pero como le contaba al mismo tiempo estaba haciendo mi carrera de Derecho y en algún momento debía optar por una u otra, sobre todo porque al terminar mis estudios en la Universidad tuve que dar de baja mi licencia e incorporarme al ejército.
SERVICIO MILITAR
Y OBLIGATORIO
-¿Cuántos años tenía entonces?
-25, yo había pedido prórroga. Uno tenía que hacer las prácticas de tiro y renovar anualmente la prórroga acreditando que seguía con los estudios universitarios.
-A usted ¿de qué le sirvió hacer el servicio militar? ¿lo ayudó o no?
-En mi caso particular creo que sí. Soy hijo único, por lo tanto muy cuidado, mimado, tenía a mi madre y a mi abuela? no prestaba los juguetes (risas). De modo que cuando llegó el momento de hacer el servicio militar, fue empezar a compartir cosas y, además, uno era tratado igual que todos. Ya era abogado y por algunos muy bien tratado porque de alguna manera me valoraban por haber hecho un estudio, pero había otros que no, gente que tal vez sentía envidia. Me pasaba a mí y a los profesionales médicos que estaban conmigo, a los ingenieros, arquitectos, éramos todos iguales. Y fue importante porque, además, conocí a personas excelentes, compañeros de conscripción hasta suboficiales, gente macanuda.
-¿Quedaron amigos de entonces?
-Sí, Canessa en Olavarría que también es abogado, otros que viven en Tandil, como los doctores Horacio Lluna, Rubén Paoletta, otro que es veterinario, Lisarrague, varios conocidos. No nos vemos mucho, pero cuando nos encontramos está bueno.
DE HACER APUNTES A DICTAR FALLOS
-¿Comenzó en Tandil con la práctica privada?
-Cuando hacía mis estudios tenía un pequeño ingreso a través de apuntes que hacía en la Facultad.
Venía del Nacional Buenos Aires y sin examen de ingreso entré a la Universidad por haber hecho un secundario universitario y estando ya en la UBA me dediqué a hacer apuntes con el mismo amigo que me llevó al periodismo y los vendíamos. Ese fue mi ingreso inicial
Ya cuando vine a Tandil me fue imposible seguir con eso de modo que me dediqué de lleno a mi profesión, inicialmente con un estudio jurídico en la Galería Panamericana, en la calle San Martín, junto a mi señora. Lo tuve desde que llegamos a Tandil, septiembre del 75 hasta el 26 noviembre del 76 ?el día posterior al nacimiento de mi hija-, ya que ingreso al Poder Judicial y dejé, por incompatibilidad, mi carrera profesional.
-¿Por qué entró al Poder Judicial?
-Una de las situaciones que más me incomodaba cuando estaba en la profesión era que sentía que debía cobrar por mis conocimientos y esto no me hacía sentir muy bien, aunque es lo lógico, pero a mí me costaba mucho. Entonces, cuando tuve la posibilidad de ingresar al Poder Judicial me evitaba el manejo del dinero y además era una buena posibilidad de un ingreso seguro, sobre todo al estar en una ciudad donde conocía gente pero no mucha y el trabajo tampoco sobraba. Por otro lado, me interesaba hacer la carrera judicial, tuve la suerte de ingresar como secretario ?estuve diez años en esa función-, en 1986 me nombraron como magistrado. Siempre en el mismo Juzgado Civil y Comercial hasta que me retiré.
-¿Cómo enfrentaba al administrar justicia ?como hombre- situaciones que lo ponían entre la espada y la pared? Se lo pregunto porque siendo periodista ¿pudo dejar de lado la postura crítica de un hombre de los medios?
-No, no pude dejarla de lado, pero sucede que uno se encuentra con el expediente judicial que unas veces trasunta la verdad y otras no surge clara o meridiana. También, que en una ciudad donde muchos nos conocemos, uno a veces sabe cuál es la verdad más allá de lo que los expedientes digan. Y esto hacía que la decisión fuera a veces aún más difícil, más allá de los esfuerzos que pueda hacer el abogado o el mismo cliente no se cuenta con todos los elementos necesarios para que la verdad surja exactamente como fue. Cómo perdió el dinero por una operación mal hecha, o por qué la otra persona no le cumplió porque no pudo, a veces la gente no cumple porque no puede y duele tener que tomar decisiones cuando se presentan esos casos, de gente que sabe algo más y no lo puede volcar porque sabe que ese fallo está destinado a revocarse luego en la Cámara. Eso me incomodó mucho siempre, pero lo que más me contrarió fue todo lo vinculado con las cuestiones de familia. Eso me pesaba y hablamos de un 25% de trabajo en los Civiles y Comerciales. Eso complica mucho la decisión porque es duro privar a un padre o a una madre de sus hijos, además los chicos se convierten ?en situaciones muy especiales- en el objeto con que se lastima al ex cónyuge, a la ex pareja y eso se trasunta en los chicos que pagan ese precio, cuando uno tiene oportunidad de hablar con ellos duele porque nota que el hijo lo único que quiere es volver a unir a sus padres. Y esto no es posible.
Lamentablemente, la sociedad muestra hoy que la institución matrimonial está en plena crisis y esto se hace muy difícil cuando un padre o una madre está viviendo lejos, tener que asignárselos a uno o a otro, tener que determinar días y horas para que se encuentren y estar resolviendo si llegó media hora tarde o temprano, si cumplió o no con los alimentos. Si podía o no, porque hay mucha gente que pudiendo no lo hace pero hay otra que quiere cumplir y no puede y la otra parte, absolutamente enfrentada, no lo entiende o no lo quiere entender.
Creo que esto ahora, dentro del ámbito Civil y Comercial, va a tener una solución más contextual con el Tribunal de Familia. Ya está designada la doctora Monserrat para hacerse cargo, trabajará con un plantel específico y podrá hacerlo mucho mejor que nosotros.
-Era fundamental este Tribunal, desde hace mucho tiempo.
-Claro que sí, nosotros contábamos sólo con una asistente social, la licenciada Margarita Di Salvo, que hacía la tarea de investigación en la calle para saber cómo era exactamente ese núcleo familiar, quién estaba mejor con sus hijos o merecía estar con ellos más tiempo que el otro. Pero no teníamos un cuerpo de médicos o psicólogos, esto se hacía y se continúa todavía haciendo hoy por una designación a través de una lista de oficio. Si teníamos una situación urgente que resolver sorteábamos y designábamos un psicólogo y ese profesional, por motivos particulares o lo que fuera, no nos aceptaba el cargo y eso nos demoraba el trámite 5, 10, 20 días y así sucesivamente y mientras tanto los chicos tal vez no tenían contacto. Ante una denuncia de uno de los cónyuges respecto a que el otro progenitor del menor tenía un comportamiento inadecuado para que la criatura esté con él teníamos que salir a investigar y muchas veces esto se hacía muy difícil porque no teníamos gente o al psicólogo que podía ir desentrañando la situación, porque nosotros, los abogados, no estamos para eso.
-Esa situación no habla de justicia, por el contrario es absolutamente injusta.
-Claro que sí.
?QUEREMOS SER INFALIBLES?
-A través de más de tres décadas debe haber visto muchos divorcios, primeros aquellos del artículo 67 bis y luego el divorcio vincular, por mutuo acuerdo, contradictorios. Como dice Arjona, ?el amor se cohíbe en los juzgados?.
-Se termina muy mal a veces, aunque siempre se procura volver a avenir matrimonios, hay dos audiencias obligatorias que fija el Código Civil ante el juez y uno invita a la reconciliación o trata de desentrañar cuál es exactamente la problemática que originó el distanciamiento. A veces me ha tocado cosas ridículas con el manejo del dinero, la queja es ?no puedo seguir viviendo con esta persona porque no me da un peso, estando en el matrimonio, por lo tanto no tengo posibilidad de moverme?. Cuando se presentaban esos casos, uno trataba de ayudarlos, asesorarlos,? pero, en general, cuando se llega a los juzgados con un problema de divorcio no es probable que se vuelva atrás. De todas formas, diría que por años teníamos ?arrepentimientos? y volvían las parejas a unirse, pero eran casos muy contados? algunas volvían nuevamente al Juzgado y otras, que a lo mejor habían tenido trámites sangrientos en el sentido de gran enjundia, crueles, con acusaciones muy graves, luego los he visto por la calle del brazo, cosa que alegra, me parece bárbaro
Pero en estos casos también son los chicos los que pagan los platos rotos porque durante un período de tiempo el costo es muy alto. Por eso la invitación que les hacíamos era que frente a los chicos, a pesar de todos los problemas que tuvieran, se siguieran mostrando como un bloque, continuaran demostrándole afecto a los chicos.
-Quienes lo conocieron en su faz de juez tendrán una opinión favorable o no. Lo querrán o no. ¿Cómo manejó esta cuestión que no debe ser para nada agradable?
-A veces es muy desagradable cruzarse con alguien? uno nota que no lo mira bien. La gente muchas veces tiende a ensuciar la cosa pensando que los abogados se vendieron o que la otra parte compró al juez? esto para mí, por lo menos aquí en Tandil, es un mito. Hay abogados que podrán trabajar mejor o peor pero ponen lo mejor de sí para salir adelante y sacar a sus clientes. Como le contaba hoy, a veces no pueden porque los elementos no lo permiten.
-¿Se ha arrepentido de algún fallo?
-Sí, he sacado algunos? o no le he encontrado la vuelta a un fallo para dar la solución justa que hubiera querido porque me parecía que no me daba y con el tiempo o recapacitándolo o viendo cuál había sido el proceso de revisión hecho por la Cámara en Azul, llegaba a la conclusión de decir ?no vi esta posibilidad?.
-El juez antes que nada es hombre.
-Y trata de ser infalible pero que se equivoca, se equivoca y duele mucho. En lo patrimonial hasta por ahí nomás porque uno sabe que tiene alguna respuesta, alguna solución, pero en lo vinculado con los menores, la familia, cuando uno se equivocó es tremendo. Siempre uno se justifica diciendo ?no hay elementos? pero a veces es que uno no los ve.
PERIODISTA DE REGRESO
-Todavía no tiene la edad para jubilarse, pero lo hizo.
-Cumplí 59. Además trabajé en el Nacional Buenos Aires durante cuatro años y después en Tandil en el Instituto Martín Rodríguez como profesor. También en las Escuelas Técnicas 1 y 2. Esos antecedentes en la docencia y como profesor me ayudaron a acortar el período de espera para retirarme.
-¿Por qué se fue antes?
-Estaba cansado y estaba dejando de disfrutar mi trabajo, quería tener tiempo para mí, para la familia, arreglar algo de plomería o electricidad en la casa, hacer jardinería, llevar adelante una huerta, sembrar y cosechar disfrutando no a los apurones. Leer libros que tengo guardados de años, para escribir que es un poco mi verdadera vocación. Desde chico me gustó escribir y pienso volcarme a esto.
-¿Sobre qué escribirá?
-Tal vez cosas que tienen que ver con las experiencias de la humanidad como que en mi época no teníamos heladera y que la comida se refrigeraba con la barra de hielo? recordar que en mi infancia en Buenos Aires pasaba el lechero y dejaba la botella casa por casa. Recordar ?los chicos de hoy no lo pueden entender- cómo se vivía sin televisor, ni hablar de la computadora o los celulares? y hacer obviamente un racconto de mi propia historia, puede ser algo autobiográfico pero no tanto desde un ámbito personalista sino de las costumbres de la época.
Personalmente, siempre me molestó no saber cómo vivían mis abuelos. Antes la gente era muy parca, hablaba poco, sobre todo de experiencias duras, feas. Mis dos abuelos vinieron de Italia y uno muere a consecuencia de la Primera Guerra Mundial, le toma malaria y muere años después, alcanza a nacer mi padre. Mi otro abuelo combatió en el frente de Austria y había tenido experiencias muy duras y papá también tuvo que hacer en plena Segunda Guerra Mundial el servicio militar y quedó enganchado hasta el 45. Y durante todo ese período mi abuela materna que ya estaba en la Argentina no tuvo noticias de él y un tiempo después recibió finalmente una carta, cuando se pudieron restablecer las rutas marítimas y se enteró que mi padre vivía y que además se había casado en 1943 con mi madre. A manera de anécdota me contaron que tuvieron que suspender la ceremonia en la iglesia del pueblo porque los aviones americanos bombardeaban a los alemanes? de modo que me gustaría contar esas cosas pero lamento mucho no saber más atrás, por eso uno quisiera manejar el túnel del tiempo, pero sabemos que es imposible.
-Pero usted tiene muchos proyectos y eso es futuro
-A cualquier edad hay que tenerlos, son necesarios, imprescindibles. Ya le hablé de mis otras necesidades para las que ahora tendré tiempo.
TIEMPO LIBRE Y FAMILIA
-¿Cómo cerraría la nota?
-Quiero remarcar a quienes descreen del funcionamiento del Poder Judicial que, al menos aquí en Tandil, todos sus integrantes, con las falencias y limitaciones propias de cada uno, dedican muchas más horas de las que les son remuneradas por el Estado para dar respuesta a los reclamos que los justiciables, a través de sus abogados, vuelcan en los expedientes. No ignoro que, a veces, se acusa a la mecánica judicial de lentitud y, particularmente, en la actualidad a la Justicia Penal de escaso rigor en la aplicación de las penas pero puedo aseverar que en el marco de lo que el procedimiento y las leyes permiten (los expedientes aún se cosen con hilo y aguja) los jueces y los integrantes del Ministerio Público cumplen con los plazos que las leyes imponen y dictan las resoluciones dentro del marco legal vigente, si la sociedad reclama otra cosa eso debe ser receptado en el marco político legislativo. Creo trascendente que se recobre la fe y el respeto en las instituciones de la República.
-Ahora sí la última, ¿alguna asignatura pendiente?
-Siempre quise aprender a tocar un instrumento musical?
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios