La Escuela 702, un lugar para sellar la deuda educativa que tiene la sociedad con los adultos
Esta es la Semana de la Educación del Adulto y la Escuela 702, ubicada en Ugalde y Pío XII, en el barrio de Villa Aguirre, es una de las instituciones de Tandil que trabaja para saldar una de las deudas que tiene la sociedad actual.
La directora del establecimiento, Laura Fernández; la inspectora Nora Gómez; la orientadora social, Marisa Franchini; y las docentes Ana María Noli y Adriana Toledo dialogaron con El Eco de Tandil sobre la tarea que desarrollan y las características que presenta esta rama de la enseñanza.
?La diferencia radica en la etapa de la vida que el alumno está transitando ?contó Noli?. No es lo mismo educar a niños que a jóvenes o a adultos. El adulto manifiesta sus necesidades, algo que quizás los chicos no hacen?. Para la docente, esta particularidad hace que ?el proyecto sea muy participativo?.
Los estudiantes que concurren a la Escuela 702 llevan consigo su historia. Y en ese mundo que es cada de uno de ellos está el porqué de una educación interrumpida.
?Las problemáticas las tienen todos ?señaló Fernández?. Eso es lo que le da riqueza al aula: la realidad que trae cada uno y la experiencia de compartir para poder salir adelante?.
Al respecto, Noli acotó que ?aun siendo jóvenes, son personas que maduran muy pronto?, por lo que dentro del salón ?no es la edad lo que marca, sino la historia de vida?.
?Enseguida hay integración e intercambio de experiencias entre chicos de distintas edades?, expuso.
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Realidades
La inspectora Nora Gómez fue docente de la escuela antes de desempeñar su nueva función, en la que intenta ?estar muy cerca de las instituciones, porque es la única manera que se puede hacer una supervisión para asesorar y conocer cada contexto?.
?No es lo mismo lo que pasa acá en Villa Aguirre que lo que pasa en el centro o en el barrio Las Tunitas. Son realidades totalmente distintas?, dijo.
Gómez reparó en la importancia de los cambios sociales y coincidió con Noli en que ?hoy los adolescentes maduran más rápido y funcionan como adultos?.
?Ya no es la escuela de 35 años atrás, donde había muchas personas grandes y algunos adolescentes. Y compartir las vivencias entre generaciones es muy bueno, porque el adolescente necesita un referente y el adulto le sirve como tal?, explicó.
La maestra Adriana Toledo hizo hincapié en las tareas laborales de los estudiantes: ?Sus tiempos son diferentes. A medida que van llegando, comienza la actividad. Eso es parte del gran respeto que se le tiene al alumno acá. Muchos se dedican a la construcción y en esta época vienen muy cansados. Ante eso, hay que motivarlos para que avancen?.
Para la directora, ?la escuela es el motor de cambio para esta realidad? y recordó que en el comienzo del año ?había alumnos que estaban trabajando, pero con el correr de los meses tuvieron que buscarse otras tareas para solventarse?.
?La sociedad tiene una deuda con aquellos que están terminando la escuela fuera de la edad correspondiente. Por eso hay que buscar los espacios para que el aprendizaje se dé de la mejor manera posible?, sostuvo.
Los vínculos
La función de la orientadora Marisa Franchini es ?trabajar con los docentes, y establecer el vínculo entre el alumno, la escuela y la familia?.
?Son chicos que por distintas circunstancias no han continuado su educación formal y presentan dificultades importantes para sostener su asistencia a la escuela. Entonces, una de nuestras funciones es intentar que continúen dentro del sistema educativo?, explicó.
Franchini se lamentó porque ?muchos de los chicos trabajan en condiciones de precarización laboral?. Pero, con el objetivo de modificar su situación, en la escuela ?encuentran alternativas que no se las ofrece la primaria o la secundaria básica?, etapas que no pudieron culminar.
Otro los aspectos a los que se refirieron fue a la relación entre docente y estudiante que, a pesar de tratarse de una institución para mayores, no dista de la existente en la escuela tradicional. ?El alumno es muy respetuoso: el maestro es el maestro. Acá, nosotros nos sentimos revalorizados?, sintetizó Toledo.
Y agregó: ?He tenido alumnos de 70 u 80 años. Sin embargo, uno es la persona que los va a guiar, sin tener el saber completo. Desde ese punto nos paramos ellos y nosotros. El ejemplo de respetarlos todos los días ellos lo devuelven de la misma manera?.
La escuela, que este año cumplió medio siglo de vida, entabló vínculos con ONGs e instituciones que ayudan a profundizar distintos aspectos del aprendizaje. Como ejemplo, está la articulación con la Facultad de Ciencias Exactas, para armar un laboratorio de informática.
?Se atiende a lo integral y a la valoración de la persona?, resumió la inspectora Gómez. Así es que la institución trabaja para saldar la deuda. *
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