La historia vuelve a repetirse
Por Ana Pérez Porcio
De esta Redacción
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“Peligra el inicio de clases” es un titular que se repite año tras año a fines de enero, principios de febrero, ya que el comienzo de clases queda supeditado a los caprichos de los gremios que tutelan a los docentes, quienes se arrogan el derecho de decidir cuándo y por cuánto de aumento darán su visto bueno o no. Además de dejar en claro que también incidirá en su decisión el que no se descuenten los días de huelga.
Me pregunto, si la prescindibilidad de un maestro fuera un trámite sencillo, ¿tendrían la misma actitud? ¡Dios salve al Estatuto Docente! Me lo pregunto imaginando la siguiente situación: llega de las vacaciones el empleado de una empresa privada, abre la puerta de la oficina de su jefe y le dice: “Si no me aumenta el sueldo, no vuelvo a trabajar”.
El jefe puede optar por aumentarle o no. En este último caso, una persona va a la calle e inmediatamente es reemplazada por otra. Hasta ahora no he conocido a nadie que fuera indispensable laboralmente, siempre habrá otro, la cadena no termina nunca, ya que en un país donde existe un importante índice de desocupación y el trabajo ha pasado de ser un derecho a un privilegio, hay cientos, miles, que esperan por tener uno cualquiera con tal de entrar o volver al circuito laboral.
Vuelvo a preguntarme: ¿si fuera un trámite menos complicado el despido de un maestro -o se derogara el Estatuto Docente- se cuidarían un poco más? Quién sabe, tal vez volverían a ser las segundas mamás -como se decía- ya que evidentemente no lo son, porque una madre no descuida sus obligaciones ni le cierra las puertas de su casa -el colegio era el segundo hogar- al chico.
Por otro lado, los docentes se enojan cuando alguien señala “tienen tres meses de vacaciones”. Tal vez el hablar de este modo pareciera como que se van en noviembre y vuelven en marzo, pero seamos fieles a la verdad, esto no es así: un docente llega a tener más de 65 días de vacaciones al año incluyendo el receso invernal. ¿Qué profesión otorga tamañas vacaciones? No lo sé. Pero a esto hay que agregarle las licencias de las que muchos abusan casi obscenamente, según comentara un consejero escolar.
Argentina tiene muchos chicos en situación de riesgo que encuentran en las escuelas la contención social de la que carecen, pero ¿qué hacen si los maestros les cierran las puertas? Está claro que en los últimos años la función de los establecimientos educativos públicos se ha visto desvirtuada, convirtiéndolos en primer lugar en comedores y en segundo, en espacios donde se imparte educación. Pero esto forma parte de la realidad social a la que nadie escapa, es así, no está bien, pero por ahora, es así.
Desde hace mucho tiempo los padres mandan a sus hijos a colegios privados haciendo un gran sacrificio y no por la excelencia en la educación sino que lo hacen para que no pierdan días; es decir, optan por la cantidad no por la calidad como debiera ser.
Finalmente, y apostando siempre a la esperanza, los jóvenes, esos que padecieron las interminables huelgas de sus propios maestros, podrán aprender del des-ejemplo y no repetir en sus carreras errores del pasado, ya que un docente tiene que tener, por sobre todo, una gran vocación de servicio.
En un país donde la clase media ha tenido que aprender a hacer equilibrio para no caer bajo la línea de pobreza y la educación pública ya no resiste ningún tipo de análisis, serán tal vez estos nuevos maestros los que cambien vicios arraigados. Ojalá sea así.
Pido disculpas desde el corazón a aquellos maestros de toda la vida que han puesto por delante de intereses corporativos o gremiales el amor por la educación y los alumnos. Hay muchísimos y esto hay que destacarlo. Es una lástima que la actitud de quienes parecen haberse convertido en dueños de la fecha de inicio de clases, opaque obscenamente el compromiso del resto.
(N.R.: Este enfoque fue publicado en 2010, 2014 y 2017. Y nada cambió)
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