La mayor superficie de cultivo del partido se destina a la soja
Las 134.110 hectáreas utilizadas para sembrar la oleaginosa durante la campaña 2017/2018 representaron el 40,4 por ciento del total, muy por encima de otros cultivos. Una tendencia a la alza con consecuencias a largo plazo en el suelo.

Según datos del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, disponibles en la Plataforma de Indicadores Locales, la mayor proporción de la superficie municipal destinada a la producción agrícola se destina al cultivo de soja.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLas 134.110 hectáreas utilizadas para sembrar esa oleaginosa durante la campaña 2017/2018 representaron el 40,4 por ciento del total, muy por encima de la superficie destinada al maíz, que es del 18,7 por ciento, es decir, 62.159 hectáreas, y el girasol, 14,8 por ciento que representan 48.970 hectáreas.
A nivel país, a través de un informe del Departamento de Estimaciones Agrícolas de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, la siembra de la oleaginosa alcanzaría las 17.400.000 hectáreas en la campaña 2019/2020; 200 mil hectáreas más que en el ciclo anterior.
No es menor considerar que Argentina posee una superficie continental de alrededor de 2,8 millones de kilómetros cuadrados, y cuenta con aproximadamente 34 millones de hectáreas con cultivos agrícolas. Es decir, más de la mitad de la superficie apta para cultivos está ocupada por la soja, y le siguen el trigo, maíz, girasol, sorgo y arroz.
Los rindes
El trigo, que durante la última campaña ocupó el quinto lugar en cuanto a terreno cultivado, ha visto reducida su participación sobre el total en los últimos años. Durante la campaña 2008/2009, el 37,5 por ciento de la superficie se destinaba a la producción de este cereal, más del doble de lo que se dedicaba al cultivo de soja o girasol.
Paralelamente, los cultivos que han visto incrementada su gravitación sobre el total de superficie son el maíz y la cebada cervecera. Si bien no son necesariamente comparables de modo directo los kilogramos de todos los tipos de cultivos, reviste interés agregar como parámetro una medida de rendimiento.
Durante la campaña 2017/2018 fue posible cosechar 6.000 kilogramos de maíz de una hectárea. Si bien resulta el cultivo de mayor rendimiento relativo, y sostuvo estos valores en las últimas 4 campañas, alcanzó un máximo rendimiento de 8.000 kg/ha. durante la campaña 2009/10. La cantidad de soja extraíble de una hectárea, por otra parte, fue de 1.641 kilogramos durante la campaña 2017/2018.
Según la Bolsa de Cereales de Rosario, en la actualidad el valor abierto de compra por soja con descarga se ubica en los 242 dólares por tonelada y el precio por el maíz con descarga inmediata es de 155 dólares por tonelada.
Los cuestionamientos
A mediados de los años noventa, Argentina adoptó las semillas transgénicas, más resistentes a las malezas. El lado oscuro es que las malezas también se hacen más resistentes y la utilización de agroquímicos para combatirlas aumenta año a año. Si en 1955 se usaban en el país ochocientos mil litros de herbicidas y en 1970 tres millones quinientos mil, en 2014 se usaron 369 millones. Sólo la superficie sembrada con soja recibió más de 200 millones de litros de un agroquímico llamado glifosato, fundamental para combatir las malezas que la afectan.
Los cuestionamientos a este modelo provienen de académicos, conservacionistas, asociaciones de pequeños y medianos agricultores, y tienen líneas definidas. Por un lado, el uso de semillas transgénicas; quienes lo cuestionan piden que se aplique el principio precautorio, medidas protectoras que se implementan ante la sospecha de que ciertos productos o tecnologías podrían ser dañinos. Por otra parte, el sistema de siembra directa; porque los agroquímicos para combatir las malezas son peligrosos para el entorno y la salud.
Y, finalmente, la poca rotación de cultivos degrada los nutrientes de la tierra. En 2008, un grupo de docentes de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora publicó un estudio que alertó acerca de los factores que contribuyen en la degradación de los suelos durante el cultivo, y qué efectos producen sobre el mismo los diferentes sistemas de labranza que se utilizan en la actualidad.
El problema de hacer el mismo cultivo, en referencia a la soja, es que estos toman siempre el mismo tipo de nutrientes del suelo.
Asimismo, los datos recolectados por el Manual de Buenas Prácticas de Manejo y Conservación del Suelo y del Agua en áreas de secano, del INTA, exponen que el 36 por ciento de los suelos del país presentan signos de degradación y esto se debe, en parte, a los efectos de los monocultivos, que contribuyen a acelerar estos procesos.