La mayoría de los estudiantes de Veterinarias proviene de localidades bonaerenses y del sur
La Facultad de Ciencias Veterinarias de la Unicén recibió este año a 232 nuevos estudiantes para cursar las distintas carreras. En total, la unidad académica tiene unos 1.800 alumnos. De cada cohorte de ingresantes se recibe el 40 por ciento y el índice duplica al promedio de las universidades públicas del país donde se gradúan dos de cada diez personas que se inscriben.
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En diálogo con El Eco de Tandil, el decano Marcelo Aba explicó que el número de ingresantes de 2016 fue “ligeramente mayor que en otros años. Me parece que está dentro de la fluctuación. Nosotros tenemos ingresos muy marcados en los momentos de crisis fuerte. Entendemos que tiene que ver con la no movilización del alumno que se hubiera ido a otro lado y se termina quedando”.
En tanto, explicó que han llegado a anotar entre 400 y 500 estudiantes, aunque esa cantidad “para nosotros es complejo. No hay aulas, hay que desdoblar cursos, tenemos ciertas limitaciones. Este número de más de 200 que inician sus estudios es el manejable”.
En cuanto a la procedencia, indicó que “tenemos una cobertura total de la provincia de Buenos Aires. Tenemos gente de Buenos Aires y de La Plata que termina viniendo acá, aunque no es la mayoría. Después, de Bahía Blanca, Mar del Plata, la zona de la Ruta 226, Bolívar. En la provincia de Buenos Aires no somos muchas facultades, están la UBA en Capital Federal, La Plata y Tandil”.
Al analizar la matrícula
El decano remarcó que “más allá de que está General Pico en La Pampa y Choele Choel se abrió en Río Negro, seguimos aun hoy recibiendo muchos alumnos del sur. No muchos en número pero sí en proporción”.
En tanto, evaluó que los estudiantes de Tandil no son mayoría y tampoco hay una vinculación directa con los egresados de la Escuela Agrotécnica. “Se ve que hay una decisión que se toma en un momento que por ahí no tiene tanto que ver con el futuro”, analizó.
Los ingresantes
de este año
De acuerdo a los datos aportados por la Facultad de Veterinarias, del total de 232 alumnos que comenzaron la carrera este año, 39 son de Tandil. En tanto las localidades de donde provienen más estudiantes son Bahía Blanca (21), Mar del Plata (20), Olavarría (19) y Necochea (11).
Otro segmento importante lo aportan las ciudades cercanas a Tandil pero que son más pequeñas, como Rauch (6 ingresantes), Azul (5), Bolívar (5), General Madariaga (5), Lobería (4) y Villarino (4).
Luego, hay un buen número de alumnos que llegaron a la ciudad desde el sur del país, como Bariloche (1), Neuquén (5), Comodoro Rivadavia (1), Esquel (2), General Roca (2), Río Gallegos (1), Rawson (2), Ushuaia (1), entre otros lugares.
Dos cuestiones interesantes surgen del listado. La primera es que pese a contar con la carrera en sus ciudades de origen, se anotaron una persona de Capital Federal y otra de La Plata. Por otra parte, arribaron muchos alumnos de pueblos pequeños ubicados en los partidos mencionados, es decir, de lugares en los que la actividad rural es fuerte.
Articulación con
el secundario
Marcelo Aba destacó que “tenemos un programa articulatorio que empieza después de las vacaciones de invierno para los alumnos del año que viene, donde desde agosto hasta fines de año los capacitamos y los ponemos al día para que en 2017 ingresen en mejores condiciones”.
Por otra parte, el decano de Ciencias Veterinarias destacó que es la facultad de la Unicén que tiene mayor retención de estudiantes. “Nosotros graduamos a alrededor del 40 por ciento del ingreso, con un sistema que es absolutamente abierto. Acá el que tiene un título secundario pasa, lo muestra y es alumno. Lógicamente no es comparable con Harvard, donde se entra después de tres exámenes rigurosísimos. Ellos tienen un desgranamiento del 1 por ciento y debe ser por accidentes. No es el modelo que nosotros compartimos, no es el modelo de universidad que queremos. Donde no hay ningún tipo de selección, lógicamente el desgranamiento es mayor”, indicó, y explicó que para el país el promedio de la tasa de graduación es del 20 por ciento.
A la hora de analizar los factores que les permiten estos logros, mencionó que la unidad académica cuenta con un gabinete pedagógico e incluso lo pusieron en marcha antes que facultades que dictan carreras humanísticas. En este espacio, las personas que trabajan se relacionan con los estudiantes y realizan un seguimiento.
Las estrategias
Con respecto a las deserciones, Aba contó que “el primer golpe numéricamente que afecta a veces hasta casi la mitad del grupo es el cambio. Cuando llegan acá, el sistema de estudio es diferente a la escuela donde estaban. Papá y mamá no están para marcar los límites. Es un sistema de vida absolutamente libre. Están en un departamento. Eso nos ha generado todo un sistema de adaptación para tratar de retener a esos chicos”.
Agregó que la primera materia de la carrera es donde está el mayor fracaso, entonces se vuelve a cursar en el segundo cuatrimestre a partir del esfuerzo de los docentes que reiteran el programa. “Eso los mantiene dentro del sistema”, señaló el decano.
A esa estrategia para prevenir los abandonos, se suman el programa de articulación del secundario con la facultad y las residencias al final de las carreras.
“También sorprende lo rápido que se reciben en Veterinarias. Acá no se encuentra gente que hace 20 años que está en la facultad. Al contrario, llegan al final y quieren terminar. Cuando uno analiza el porqué, parte de eso tiene que ver con que el alumno, en nuestro plan de estudios tiene una residencia en un área específica dentro de la carrera. Ahí el chico empieza a trabajar porque sale con un veterinario que hace lo que a él le gusta. Está 3 o 4 meses todos los días, desde las 6 a las 18 haciendo lo que le gusta, y después se quiere ir. No quiere seguir siendo estudiante. Esa última etapa también es muy rápida”, resaltó Aba.
En el comienzo, algunos chicos arrancan dos y hasta tres veces para luego tomar impulso en las cursadas. En ciertas ocasiones es por falta de maduración. Ya durante el segundo y tercer año de la carrera se pierde a los jóvenes que ingresaron sin vocación. Entonces, queda un 50 por ciento de los inscriptos y se recibe el 40 por ciento.
Aba señaló que “les damos todas las oportunidades al principio, como los talleres para aprender a estudiar”. Pero también valoró el trabajo del departamento de alumnos que conoce a todos los chicos y resaltó que “tenemos una persona que se encarga de todas las situaciones conflictivas, que lamentablemente son cada vez más. Es quien va al Hospital cuando tenemos algún problema, llama, avisa a los padres”.
Dar las
oportunidades
De todas maneras, Marcelo Aba aclaró que a pesar de las estrategias que implementaron para retener a los estudiantes, desde lo académico “se sigue teniendo exigencia. En ningún momento hubo cuestiones que nos hicieran bajar las exigencias”.
Como ejemplo, citó que en cierta etapa “nuestros alumnos no podían acceder a las becas porque era más difícil tener un cierto ritmo en Veterinarias que en otra carrera, en términos de pasar de año, rendir materias. Y adecuamos la exigencia para la beca, pero no académicamente”.
Vocación para una
carrera exigente
Por su parte, la vicedecana María Ofelia Tapia analizó que “hay que tener vocación para meterse en una carrera de veterinaria. Por ahí otras carreras no requieren tanta vocación y el estudiante puede ser exitoso. Veterinarias es muy demandante. No le podés perder el paso y es compleja. Al estudiante le puede costar más o menos, pero tiene que tener vocación. Si no le gusta y no lo siente, no la va a poder llevar adelante. Los chicos que entran lo hacen con vocación”.
Desde su experiencia en la gestión, consideró que la marcada vocación con la que llegan los ingresantes es una de las razones por las cuales no hay tanta cantidad de alumnos de Tandil. Es decir, los egresados del secundario no toman la profesión de veterinario como una alternativa a otro proyecto frustrado.
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