La vida según los centennials
Son chicas y chicos de 8 a 25 años que comparten una visión global, binaria y adaptativa del mundo. Como buenos nativos digitales, su vida se plasma naturalmente a través de los dispositivos tecnológicos donde las redes sociales cumplen un papel protagónico para las relaciones interpersonales.

Impaciencia, mentalidad colectiva, propósitos a corto plazo. Son algunas de las características comunes que describen a los jóvenes nacidos bajo la generación Z. Un segmento, que integran varones y mujeres de hasta 25 años y que en Argentina, representan el 27 por ciento de la población.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailQuienes hoy son centennials, nacieron conectados. No conocieron el internet dial up, no tuvieron que elegir entre hablar por teléfono o conectar la computadora para navegar. Llevan el smartphone como “parte de su esquema corporal” y no como un accesorio.
A nivel global, vieron la aparición de redes sociales o en muchos casos, nacieron ya con ellas. Manejan para distintos objetivos y universos Facebook, Instagram y Snapchat a tal punto, que no tienen con la exposición en redes el mismo problema que tuvieron sus antecesores, los millennials: muestran y comparten todo aquello que quieren y son poco conscientes de su privacidad.
Son sujetos “multitasking” debido a que pueden estar más de cuatro horas en al menos dos plataformas simultáneamente, por lo que tienen una atención más fragmentada fomentada a su vez, por la inmediatez para obtener las respuestas.
En el país, en menos de diez años vieron el debate y la promulgación de más leyes que promovieron la inclusión que en todo el siglo anterior. La ley de protección y prevención por la violencia de género, la de matrimonio igualitario, la de identidad de género, la de cupo laboral trans (en provincia de Buenos Aires), la de paridad de género, o el debate del año pasado por la legalización del aborto.
No ven televisión ni se informan por canales tradicionales. Son la primera generación nacida en un mundo que funciona a wi fi. Tienen un punto de vista social, plural, por lo que se los define como “la generación del otro”. Sustentan valores globales, que pueden compartir con pares de la otra punta del planeta, porque la idea de comunidad se construye, para ellas y ellos, a otra escala.
La generación que los precedió, los millennials (nacidos entre 1984 y 1992) comparten algunas afinidades aunque muchos de ellos ya han entrado en una etapa adulta y, en algunos casos transitan los primeros pasos en la paternidad.
Esta segmentación se ha establecido por estudios realizados por universidades y empresas que miden el acceso tecnológico en relación al mundo laboral. Para los psicólogos, no es tan fácil estandarizar las conductas aunque advierten que existen comportamientos comunes que los enmarcan dentro de un ámbito característico.
Millennials y Centennials
Para conocer algo más acerca de estos subgrupos, El Eco Multimedios, dialogó con la Licenciada en psicología María Paz Garaguso.
-¿Cuál es la diferencia sustancial entre estas generaciones?
-Si bien comparten algunas cuestiones en relación a los procesos tecnológicos, la brecha está dada por los avance que se produjeron en tan corto plazo en esta materia. La diferencia se manifiesta en la manera en cada grupo se relaciona con esta tecnología que está a disposición de manera omnipresente. Hay hábitos que los diferencian y que tienen que ver con la privacidad. Mientras los millennials lograron incursionar en el mundo de las redes sociales y al rápido acceso a la información, pudieron en cierta forma mantener cierta privacidad de sus actos en internet. Los centennials en cambio, ya nacieron con un smartphone al alcance de la mano y esto les permite a través de múltiples aplicaciones mostrar cada hecho de su vida con toda naturalidad y sin prejuicios.
-Poder exteriorizar cada emoción, cada simple evento cotidiano con esta naturalidad ¿es más sano?
-No sé si es más sano, yo diría que es distinto. Es la forma de relacionarse que llevan impuesta y es la que conocen, por lo tanto fluye. El contacto con las redes, la inmediatez y la cantidad de información de la que disponen les permite ser más simples, canalizar lo que sienten como lo sienten y ser más tolerantes respecto a una variedad de temas que otras generaciones por ahí, no incorporaban tan fácilmente. La sexualidad, la igualdad de género, los derechos de las minorías son cuestiones en las que se muestran muchos más flexibles y desarrollan una visión más amplia en las que la aceptación se da casi espontáneamente.
-¿Y qué pasa con el mundo de las relaciones interpersonales?
-Bueno, más allá de esta clasificación no hay que perder de vista que hablamos de adolescentes y como tales, algunos logran encauzar sus emociones a través de las herramientas de diálogo que manejan desde sus celulares. Allí les es muy fácil expresar frustración, enojo, tristeza de la misma manera que se muestran contentos o motivados. Por lo general, las problemáticas que atraviesan en esta etapa de la vida se comenta entre su grupo de pares porque los conflictos son similares. Si tuviera que marcar un aspecto negativo podría decir que ante esta comunión con las redes, muchas veces no se miden las consecuencias de lo que se quiere decir o mostrar porque no hay noción del alto grado de exposición al que están sometidos.
-¿Cómo manejan la sexualidad?
-Es un tema más. Antes era algo tabú donde el escaso acceso a la información jugaba en contra y hoy incorporan este aspecto con toda normalidad. Hay más libertad de acción y de conocimiento pero con una mentalidad muy permeable. Se escucha a los centennials decir “me gusta esa persona” sin importar el género porque la mirada de la mayoría es abierta y esto no implica que haya desinterés. Además, todas las inquietudes que tengan las pueden encontrar en internet con solo introducir una palabra en el buscador. Básicamente aceptan y son más conscientes de la diversidad sexual sin suscribir el placer a una cuestión binaria varón o mujer.
-¿Cómo incorporan los valores y las motivaciones?
-Esta generación nació con la particularidad de ser multitasking (habilidad para hacer una o más actividades al mismo tiempo). Hay miradas distintas y algunas dificultades que se manifiestan desde la edad escolar porque la concentración está reducida a dos minutos y porque se ven motivados por múltiples cosas. Por supuesto desde lo pedagógico hay algunos problemas que se relacionan con el nivel de atención y aprendizaje de ciertas temáticas que necesitan una concentración de la que carecen y esto genera un desafío importante. En cuanto a los valores son más simples, juzgan menos pero también son menos propensos a sostener determinado estándar durante mucho tiempo y no se detienen en el esfuerzo. Se muestran como personas resolutivas, que fijan sus propósitos a corto plazo y trabajan para ello con su particular forma de ver el mundo. En lo laboral fijan sus metas según el desarrollo o el apetito personal y si la propuesta de trabajo no termina de cerrar con sus objetivos, no se encasillan en ese espacio y van en búsqueda de otro.
-La relación parental ¿se adapta a estos nuevos parámetros?
-Es que bajo cualquier circunstancia la mejor manera de adaptarse, es el acompañamiento. Los chicos hoy están hiperconectados porque es lo que conocen y de esa manera se mueven y se relacionan con sus pares. No proveerles esta herramienta, es dejarlos fuera. Personalmente suelo aconsejar a los padres que eso no sirve porque significa aislarlos y separarlo de su entorno. Hay que acompañar a los chicos porque hoy ellos nos pueden enseñar muchas más cosas a nosotros.
Generación Touch
A la luz del incipiente avance tecnológico, una nueva generación se muestra ávida por manejar el sinnúmero de herramientas que hoy tienen al alcance. Son los niños de entre 6 y 9 años a quienes se los identifica como generación alpha o touch.
Ya sea desde un smartphone, una tableta o una computadora, un 45 por ciento de los chicos de esa edad prefiere navegar por Internet frente a la TV. Apps, juegos y plataformas de video online se han convertido también en una solución para los padres, ante un universo de opciones que llegan para satisfacer las demandas de una población curiosa y exigente.
Los más pequeños, han llegado a un mundo interconectado y su relación con las nuevas tecnologías resulta casi instintiva. Más aún, cuando se trata de las pantallas táctiles, un espacio donde se desenvuelven naturalmente de forma asombrosa.
En este contexto, no sorprende que un 50 por ciento de los niños argentinos se conecte un promedio de 10 horas a la semana. Tampoco que un 36 por ciento, se inicie como usuario de Internet entre los 3 y 6 años. Incluso algunos, han incursionado tempranamente antes de aprender a caminar o hablar.
Por otra parte, las motivaciones para acceder a la red, no distan demasiado de los intereses de los adultos. En el país, los más chicos destacan utilizar la web principalmente para fines de entretenimiento, educativos o pedagógicos y en menor escala, para ver vídeos breves.
Lo cierto es que los dispositivos touch se han convertido en el nuevo juguete favorito de los más pequeños. Una generación que reconoce el mundo con todos sus sentidos, donde el tacto y la visualidad resultan mecanismos ideales para la exploración y el aprendizaje. La magia de la interacción los cautiva y entretiene, al tiempo que favorece la experimentación y los insta a ir un paso más allá.
Sin duda, los hábitos de consumo de los más chicos están cambiando. Hoy en día, al igual que los adultos, demandan de las nuevas tecnologías respuestas a sus más diversas necesidades. Mientras los niños buscan explorar y conocer el mundo a través de todos los recursos a su alcance, los padres encuentran en los dispositivos móviles un verdadero aliado a la hora de entretener y educar a sus hijos.
Actualmente en Argentina la edad promedio con la que cuentan con un smartphone propio, se ubica en los 10 años.