La viuda de Jorge Blanco Villegas compartió su historia de amor, decisiones y desafíos
El viernes fue un día de perros para ir al campo, con chaparrones intensos y constantes. De todos modos, el Huaca Curú, la cabaña de la familia Blanco Villegas, los hombres del campo celebraban la lluvia.
Las instalaciones cuentan con un amplio espacio para servir el tradicional asado que precedió al 43er. remate de la cabaña, el primero sin Jorge Blanco Villegas, que falleció a mediados de abril de este año.
Por este motivo, la consignataria Colombo y Magliano organizó un homenaje al propietario de Huaca Curú, con el descubrimiento de una placa. Además, no faltaron anécdotas sobre el carácter y la particular personalidad del empresario, y el intendente Miguel Lunghi contó algunas historias sobre la donación del Hospital de Niños “Debilio Blanco Villegas”.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Me siento de pie”
Culminado el acto, los invitados pasaron a las tribunas para ver desfilar a los ejemplares Hereford que fueron rematados bajo la lluvia, pero antes de comenzar la venta los presentes le brindaron un fuerte y sentido aplauso a Jorge Blanco Villegas.
Por su parte, Graciela Quintana de Blanco Villegas expresó: “Queridos amigos, no voy a apelar a la emotividad porque no voy a poder hablar, voy a apelar a la emoción de que me están gratificando los amigos que me acompañan, la familia que me apoya; la gente del campo que ha trabajado día y noche, con frío y calor, para presentar lo que tenemos hoy; la gente que me ayuda a pensar, porque me da la paz y tranquilidad que necesito para los nuevos desafíos”.
Al frente del 43er. remate de la cabaña, confesó que “es un año muy particular, un año de ausencia, un año de desafío y de nuevas decisiones, decisiones que tengo que compartir con mi joven hija Luciana, de 20 años”.
Además, agradeció a los empleados, “porque sin el apoyo de todos hoy yo no podría estar acá, de pie, hablando con ustedes, y me siento de pie” y adelantó que “con mi hija Luciana hemos decidido tomar la posta de Jorge, trabajar con dignidad, con amor y con responsabilidad, y por supuesto con la ayuda de todos ustedes”.
“Tuve un
gran hombre”
Ya comenzada la venta, Graciela Quintana dialogó con El Eco de Tandil para recordar a quien donó el Hospital de Niños, que lleva el nombre de su padre Debilio Blanco Villegas. El costo de esta obra cara a los sentimientos de la ciudad fue de 12 millones pesos.
“Tuve un gran hombre como marido y doy las gracias por haberlo disfrutado. Dios me dio la oportunidad de estar 25 años al lado de él y hoy la ausencia, que es grande, la suplo con su recuerdo, que es enorme”, dijo al comenzar la entrevista.
Pero además, definió a Jorge Blanco Villegas como “un hombre con la claridad de pensamientos para hacer negocios, con la claridad de pensamientos para identificar las personas y las personalidades, y saber exactamente qué es lo que quería hacer en memoria de su padre. Tengo un recuerdo y unas vivencias increíbles, muy valiosas, que nunca me van a dejar de acompañar”.
-Era grande su preocupación para que el Hospital de Niños quedara bien, por entregar lo que había proyectado para la ciudad…
-El había proyectado que Tandil tuviera un hospital donde todos los niños tuvieran la misma atención; que fuera la gente con su servicio de obra social y pudiera pagar a aquellos chicos que sin tenerla debían atenderse en el mismo lugar y con la misma calidad médica. Eso era su sueño.
Hace mucho que no voy a Tandil. En realidad, no sé cómo funciona el Hospital. Supongo y espero que funcione muy bien, porque ése era el deseo de Jorge, que todos los chicos tuvieran la misma calidad de salud.
Además, se preocupó mucho en que fuera muy lindo estéticamente. Yo lo acompañé y hasta a veces discutía con él por los colores. Montones de cosas, cientos de pequeñas cosas, como si los pisos estaban bien puestos, si las plantas iban a ser fáciles de mantener, si el lugar tenía buena iluminación natural. El lo amó y quiso hacer en memoria de su padre lo mejor que pudo y lo mejor que supo hacer.
-¿Cómo se sentía él con respecto a la comunidad? ¿Cuál era su vínculo con Tandil?
-Su vínculo con Tandil siempre fue muy profundo. El amaba su tierra, más allá de que hubiera vivido muy poco tiempo aquí. Estuvo más de treinta años viviendo fuera de la Argentina, que es donde hizo su fortuna. Tenía barcos donde trasladaba animales en pie desde Australia hasta los países árabes y detrás de la Cortina de Hierro (que dividió a Europa durante la Guerra Fría), donde los vendía vivos.
Primero lo intentó desde su país, desde la Argentina y desde el sur. Tuvo muchos inconvenientes por los traslados, por los puertos, los barcos, por los temas legales, que sabemos que a veces son complicados. Y lamentablemente no lo pudo realizar desde acá. Compró tierras en Australia con un socio y desde allí hizo embarques de animales en pie, en barcos que en ese momento llevaban 60 u 80 mil lanares en pie, barcos de seis pisos por debajo del nivel del agua y seis pisos para arriba: una ciudad ambulante.
-Arriesgado y visionario…
-Un visionario, un arriesgado. Los barcos se arreglaban en Singapur. El hacía los contratos, por eso vivía viajando.
-Y eligió mantener sus tierras en Tandil…
-El decidió dejar de viajar cuando Luciana nació. Un día dijo: ‘No me quiero ir más. Quiero estar con mi hija. Me cuesta ir a la oficina; me cuesta mucho más subirme a un avión. Me quiero volver’. Y ahí, lo dejó y se ocupó de hacer inversiones agropecuarias en este país. Primero fue vicepresidente de Sevel, que unía Fiat y Peugeot, en el que estuvo muchos años.
Cuando Luciana tuvo un año y medio, hizo un cambio de vida, fue como rejuvenecerse, tener una familia, que nunca antes la había tenido a su edad, y a mi edad, también, para mí era una cosa nueva. Hicimos un cambio de vida, y elegimos la familia y la tierra y el país. Y Acá estamos.
-Una linda historia…
-Apasionante. Una historia linda, de amor, de decisiones, de desafíos y de compañía. Los dos nos acompañamos mucho.*
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios