Las historietas como una forma de arte que continúa creciendo
El Eco de Tandil dialogó con Fernando Maiarú y Ariel Genaro, del Taller Municipal de Historietas, sobre la forma de enseñanza y el crecimiento que se dio en los últimos años en la ciudad respecto a esta temática.
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-¿Cómo comenzaron?
-Ariel Genaro: Comenzamos con los talleres hace 10 años. En realidad venían de parte de Raúl Echegaray y Ricardo Garijo, que venían dando talleres en la provincia y luego en la Biblioteca Rivadavia durante tres años, pero finalmente dejaron de dictarlo; por lo tanto todos los que cursábamos seguimos cada uno por su lado. Sin embargo siempre quedó la idea de continuar haciendo cosas relacionadas con las historietas.
A partir de 2004, empecé a dar el taller en el Municipio a raíz de la propuesta de Normal Villabona en las escuelas municipales de artes y oficios, así como en las de artes visuales. Allí funcionamos de manera ininterrumpida y haciendo actividades hasta ahora. En primera instancia hubo otro profesor, Lucas Núñez, que estuvo dando conmigo el taller de guión en conjunto con el de dibujo.
-Fernando Maiarú: Por mi parte, comencé en 2005 como alumno del taller y comencé solamente por dibujo pero la verdad me di cuenta que lo que quería era contar historias, por eso luego estudié cine, y la verdad que me gustó mucho la idea de hacer historietas. Sumado a que la formación en guión que me dio la carrera me sirvió luego para reemplazar a Lucas Núñez, por lo tanto desde 2013 estoy dictando la parte de guión y Ariel con dibujo.
-A.G: Nos venimos complementando porque es necesario tener una historia para luego ir creando personajes para verlos desde diferentes puntos de vista, por lo que tiene un nivel de complejidad que requiere un muy buen nivel de dibujo.
-¿Cómo se trabaja con la técnica de dibujo?
-A.G: Hay diferentes técnicas para resolverlo. Algunas veces se acercan chicos que no saben dibujar absolutamente nada y la idea es ir aplicando esquemas de representación que tal vez les ayudan a tener algunas herramientas como para poder resolver solos algunas cuestiones. Pero siempre la idea del taller es que ellos puedan dibujar en sus casas, aunque es real que funciona como marco en donde encuentran otras personas que les gusta los mismo y que pueden charlar de lo mismo a diferencia de otros lugares donde no son aceptados.
-¿Qué tipo de alumnos van al taller?
-A.G: El taller también tiene esto que capta a ese chico que está dentro de un salón que dibuja y que por ahí está solitario.
-F.M: Empezó siendo de hombres, parece que las espantábamos a las chicas pero se ha vuelto heterogéneo el grupo ya que hoy tenemos mixto y está bueno.
-A.G: La realidad es que hace 10 años era diferente el panorama al que tenemos actualmente. En ese momento era más de chicos que les gustaba leer comics pero ahora las chicas se acercaron un poco más a ese mundo, muchas dibujan y les interesa esa onda. También está que el estilo Manga abrió mucho el panorama.
-¿Qué estilos hay?
-A.G: Nuestra historieta nacional se denomina historieta; en el comic americano tiene un perfil determinado en cuanto al diseño de los personajes; y el japonés tiene una estética y determinado estilo de dibujo. Además hay otros estilos y subgéneros, pero uno de los que más gustó en los últimos tiempos es el manga japonés que está diferenciado del animé.
La mayoría de los chicos entra y consume ahora mucho manga, también porque había perdido terreno el comic americano porque las historias eran muy débiles en cuanto a guión.
Convención de comics
-¿Cómo surgió Kaboom y de qué se trata?
-F.M: En primer lugar surgió por la necesidad ya que estábamos produciendo revistas de historietas y necesitábamos algún lugar donde venderlas. En algún momento vinieron con la propuesta del Municipio.
-A.G: Norma Villabona nos propuso hacer algo más allá de lo que era la escuela, porque el producto que salía era muy bueno pero se quedaba dentro de la misma escuela o la muestra final; así que nos propuso hacer alguna actividad fuera de la institución como para poder mostrar la producción que hacíamos. El camino obligado para las historietas es hacer una convención y comenzamos con el apoyo del Municipio. Así fue que en 2012 organizamos la primera edición en Apymet donde pusimos sólo dos stands y vinieron cerca de 800 chicos totalmente heterogéneos.
-F.M: Ahí ya nos dimos cuenta que el público era muy variado, incluso en edades. Obviamente se apunta a un público más joven porque consumidores de historietas hemos sido todos así que vinieron personas desde adultas hasta chicos pequeños que recién comenzaban a ver historietas.
-A.G: Y mucho cosplay que es lo más llamativo dentro del evento, el cual es muy visual y tiene un montón de aristas, es más, dentro del evento pensamos en hacer concursos de dibujo así como también están los videojuegos. De esa forma el año pasado realizamos la tercera edición con más de dos mil chicos y 32 stands porque estos espacios generan una cultura importante en relación a la temática y captó a los chicos que no tenían dónde expresarse e incluso vienen personas de la zona.
-¿Y ahí se puede encontrar lo que producen?
-A.G: Sí, la idea es que el taller pueda vender sus propias revistas y que se incentive el mercado en cuanto a eso, porque si compran otras revistas, también se lo incentiva y la gente empieza a consumir ese tipo de cosas. La autoedición está en auge porque los sistemas de impresión están mejorando y cada uno puede hacerlo por sí mismo.
Editorial propia
-Fernando, ¿sos uno de los que te autoeditas?
-F.M: Algo así. Cuando comenzamos con el taller, junto a un grupo de tres amigos, decidimos editar todas las historietas, pero dentro de la revista del taller teníamos una cantidad de páginas limitadas por lo que hicimos nuestra propia revista. Empezamos como cuatro adolescentes haciendo revistas a modo de diversión, pero luego de ocho años llevamos a cabo siete revistas y fuimos a la Comic-Con de Argentina como artistas invitado, por lo que tenemos una mayor llegada que de aquel motivo por diversión con el que habíamos iniciado. Es una linda manera de poder hacer llegar las historias que uno tiene en mente a un público, y que no quede en un cajón.
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