Las últimas lluvias en Tandil amenazaron el centro de Rauch y Ayacucho e inundaron algunos campos
Las últimas precipitaciones fuertes en el partido de Tandil, que registraron alrededor de 300 milímetros en tres días, pusieron en riesgo a la vecinas localidad de Ayacucho y Rauch que estuvieron a punto de inundarse y causaron anegamientos en campos de la zona. Desde la Región V de Hidráulica de la Provincia de Buenos Aires, la jefa María Susana Laborde realizó un diagnóstico de la situación y advirtió que la prioridad es defender el área urbanizada ante la amenaza del agua que baja de Tandilia.
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La ingeniera explicó que Tandil no tuvo mayores problemas tras la caída de entre 270 y 280 milímetros. Sin embargo, el escurrimiento del agua afectó a Ayacucho y Rauch, donde aún hay campos inundados.
La responsable de Hidráulica para esta zona, confirmó que hay una partida presupuestaria destinada a hacer una limpieza del entubamiento del arroyo que ingresa a Ayacucho y un desvío de parte del agua del arroyo Tandileofú al Chelforó. El objetivo es sacar parte del caudal de la ciudad para evitar complicaciones. Los topógrafos visitaron el partido la semana pasada y están realizando ajustes en el proyecto.
Por otro lado, admitió que no cuentan con un proyecto para mejorar la situación hídrica de Rauch, por lo cual deben trabajar de cero en el diseño ya que el último bosquejo tiene ya unos 40 años. En este sentido, anticipó que la prioridad son las ciudades, las casas y las vidas de los habitantes.
“Están en riesgo de inundarse en cualquier momento”
“Estamos trabajando con Rauch y Ayacucho que son los que recibieron el agua de la vertiente norte de Tandilia. Abajo tuvieron entre 270 y 280 milímetros y en algunos lugares más y hacia arriba fue similar la caída de lluvia”, repasó la ingeniera Susana Laborde en diálogo con El Eco de Tandil, sobre el temporal que se desató entre el 8 y el 10 de abril.
La responsable de la Región V de Hidráulica indicó que si bien en Tandil se hizo notar el caudal de precipitaciones, “en la zona rural el agua corre bastante rápido”. Además, marcó que en el segundo semestre del año pasado los registros de lluvias habían sido bajos, entonces si bien hubo caída de agua en febrero y marzo, las napas no estaban altas.
Sin embargo, subrayó que los más afectados fueron los municipios que están más abajo y describió que en Ayacucho se produjo la rotura de tres puentes y dos de ellos quedaron fuera de servicio. En tanto, informó que Rauch tuvo que recurrir a tapar alcantarillas en la ruta para evitar que el agua entre a la ciudad.
“La situación grave es Ayacucho y Rauch a nivel urbano. Yo insisto con el cambio de uso de suelo, es decir, en tanto y en cuanto un sector que era básicamente ganadero pasa a ser agrícola, obviamente las velocidades de escurrimiento cambian totalmente, entonces vamos a tener esa situación de ahora en más”, analizó la ingeniera.
Sostuvo que para preservar a las ciudades, “lo primero que hay que hacer es generar regulaciones para que no tengan afectación directa en la planta urbana y para la zona rural habrá que prever canalizaciones, limpieza de los arroyos o ensanche, en tanto y en cuanto las ciudades estén protegidas. Es prioritario salvaguardar las ciudades porque las dos están en riesgo de inundarse en cualquier momento”.
Las prioridades
Susana Laborde informó que “en este momento en Hidráulica se está trabajando fuertemente para resolver este tema en la zona urbana. Las dos ciudades estuvieron muy comprometidas. Ayacucho tiene una red de canales ya gigante, más no se puede canalizar, entonces se está previendo hacer un desvío del Tandileofú al Chelforó. Y en Rauch hay que pensar en algún tipo de cierre aguas arriba para regular la bajada del arroyo”.
Explicó que “lo que se necesita en las ciudades es tiempo para poder generar salvaguarda de las viviendas y los seres humanos”.
Al mismo tiempo, detalló que en Ayacucho entre la Ruta 29 y las vías del Ferrocarril, en el norte del partido, existe un cruce donde se planeó realizar un cierre o regulación de las aguas y desde ahí derivarlas hacia el arroyo Chelforó.
“En el caso de Rauch hay que hacer un estudio más detallado porque no está tan claro el lugar de posible cierre”, precisó.
En ese aspecto, repasó que “son situaciones que se dan a partir de 2012 en esta zona. Si bien hubo problemas en 2000, recuerdo que Rauch tuvo una situación similar en 2002, era algo que ocurría cada diez años. Ahora lo tenemos en forma más frecuente. Creemos que la primera cuestión es solucionar el tema de los tiempos en que el agua llega a la ciudad”.
Los campos, en segundo lugar
En relación al anegamiento de los campos, la ingeniera adelantó que “seguramente en forma conjunta se va a tratar el tema porque lo hidráulico siempre se trata en forma regional, no hay posibilidad de tratarlo en forma puntual. Pero sabiendo que hay que densificar la red de drenaje para la zona rural, previamente tenemos que solucionar el problema de defensa del casco urbano. Sin duda, el orden de prioridad es primero la zona urbana”.
En cuanto a los campos de Rauch que siguen inundados, explicó que los más afectados fueron Canal 1, Canal 9 y Canal 12, y agregó que se observan anegamientos sobre las rutas 2 y 29, cuando el agua ingresa en la zona más baja en dirección a la cuenca de Samborombón.
Una cuestión positiva para el drenaje es que la zona del Salado no se vio afectada y está en niveles normales. “Lo que está realmente complicado es Canal 9 y Canal 1, que fueron los afectados por estas lluvias en Tandil, Ayacucho y Rauch, fundamentalmente. Para el norte, Azul, Olavarría y Juárez tuvieron casi la mitad de la pluviometría”, señaló.
Agregó que el agua de estos canales pasa a Guido, General Madariaga y Dolores y en toda esa zona la pendiente es pequeña. “La velocidad con que el agua llegó de Tandil a Rauch debe ser una décima parte de lo que después puede tardar en llegar de Rauch hacia su desembocadura, porque las pendientes cambian abruptamente. De todas maneras, la cuenca baja no estaba afectada, la zona de la desembocadura en el Samborombón no tenía agua, así que supongo que no va a tardar en drenar”, explicó.
A esto le sumó que “estamos entrando en un otoño donde ya los días son cortos, han empezado a estar húmedos y más fríos, y la velocidad del escurrimiento del agua no solamente en el sentido longitudinal sino también en lo que es infiltración y evaporación es menor. Así que no va a ser rápido y dependemos de cómo viene el tiempo”. u
Las consecuencias del monocultivo exigen una regulación del Estado
En relación a las consecuencias de estas lluvias y las pérdidas para el sector agropecuario, la ingeniera Susana Laborde insistió en la necesidad de pensar en un cambio de modelo de producción. “El monocultivo nos afecta a todos. El hecho de trabajar los campos que antes no permitían otro tipo de explotación y ahora con la soja lo permiten, ha cambiado dramáticamente la cuestión hidráulica y la calidad del suelo también”, alertó.
Por otro lado, mencionó que el secretario de Producción de Rauch le dio la razón tras las lluvias, cuando sobrevolaron el partido. “Veía claramente que del lado en que estaban los campos naturales y había animales, el agua prácticamente no se veía, y del lado que estaba la soja sembrada, porque todavía no se había cosechado, el agua corría rápidamente y se veía en superficie. Esa es la evidencia de que este modelo tiene incidencia en las cuestiones hidráulicas también. Entonces, en tanto y en cuanto no se cambie, evidentemente hay que adaptarse”, analizó.
La jefa de la Región V de Hidráulica consideró que “tienen que ser políticas de Estado. Entonces si el Estado acepta que esto sea así, va a haber que hacer obras de regulación, para la zona urbana, y de drenaje, para la zona rural, mucho más importantes”.
La ingeniera fundamentó que hay estudios del INTA que advierten sobre esta situación y admitió que espera que las autoridades escuchen a las instituciones que están trabajando en estos temas. “Esta situación en el sudeste la veíamos venir porque nosotros volamos mucho y trabajamos con imágenes satelitales y uno va viendo el cambio”, afirmó.
Y explicó que “en una crecida, si se analizan cuáles son los factores que intervienen en que un caudal tenga un valor más bajo o más alto, primero está la lluvia, segundo la pendiente, pero el tercero fundamental es la absorción del suelo y estábamos viendo que el suelo no estaba absorbiendo, porque se veía claramente que los escurrimientos llegaban mucho más rápido a los lugares a donde antes tardaban otros tiempos. Lo que antes llegaba en un día llega, hoy en 12 horas o menos, entonces eso lo vimos en forma clara a los 4 ó 5 años de empezar a trabajar con este tipo de producción. En ese momento lo decíamos y no había pruebas. En 2012 se vio claramente y dramáticamente este cambio, y a partir de ahí ha habido muchos estudios sobre la cuestión”.
Susana Laborde agregó que desde el INTA de Rafaela cuestionan el corte de árboles y la pastura o forestación natural que absorben agua, pero también los distintos cultivos absorben una cantidad distinta. “Eso es parte de lo que no entra al suelo, cuando lo que está en cobertura cada vez absorbe menos agua, es mucho más lo que va al suelo y a la napa. Entonces después tenemos esos ascensos de napa rapidísimo que no sabemos por qué vienen y que se producen en dos años de un ciclo húmedo y rápidamente tenemos las napas en superficie. Eso ocurre también porque la cobertura que tiene el suelo no está usando ese agua, entonces todo va abajo o todo corre”, concluyó.
En definitiva, la funcionaria sostuvo que se produce un cambio en todo el ciclo natural del agua, suelo y tierra. “O nos adaptamos de alguna manera, que no sé cómo porque realmente va en desmedro de la calidad, no solo de los suelos sino de la calidad de vida, porque después hay menor cantidad de gente con trabajo en el campo, hay un montón de cuestiones”, resaltó en un análisis más amplio, que supera la situación hidráulica.
Para finalizar, descartó cualquier cambio brusco, pero recomendó avanzar “a otro modelo” productivo. En ese sentido, valoró la inquietud de los productores de la zona de Rauch que se comprometieron a no dejar el suelo sin cultivos durante mucho tiempo, ya que además de absorber el agua aportan nutrientes sin recurrir a los químicos.
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