Lo que dejó la interna del PJ
Luego de las elecciones en el llamado PJ, o K, ya uno ni sabe, ha quedado en el trasiego de la contienda un hecho irrefutable. Se han repartido la paupérrima credibilidad que quedó del partido. Aquella que tenía, mientras fue conducido por verdaderos peronista. Son los escombros de lo que en una época no tenía oponentes. Los sucesivos mariscales y generales con aires de “veteranía” y cintura política han destrozado una filosofía que hoy carece de una referencia cierta. Lo único que se sabe con certeza es que los que se han ocupado de conducir al partido, lo han hecho en su condición de atletas, especialmente de garrocha para saltar cercos y acomodarse de la mejor manera posible. La gilada atrás. La última oferta fue lamentable, una “Convención, Asamblea, descubrimiento o no sé que del pensamiento”. Como puede programarse algo así cuando lo que falta es el órgano vital llamado cerebro. Otra, la remodelación edilicia: qué me importa el continente, lo que vale es el contenido. Vacuo por cierto.
Pero si la concurrencia a votar fue similar a la de un club de deportes o de alguna asociación de ping-pong más o menos interesante, las declaraciones de Corina Alexander (la re-out) -escupiendo para arriba- terminan dejando peor que peor a los dirigentes que acceden al comando de la calle Pinto, al igual que a los que ahora están mirando fotos de palas y picos como para ir acostumbrándose a laburar. “Ganó el que tuvo más plata”, sentenció la ex (que se pasó medio mandato elaborando una Ordenanza para correr las mesas de Liverpool, que están todavía como con Poxipol y el otro medio la de los geriátricos, que en cuanto se aplicó, ella misma tuvo que llamar a La Plata para que arreglaran el quilombo que había armando) ni el que tuvo más ideas, más propuestas o mayor atracción moral en los afiliados. Lo peor es que al indicar que los rivales de su marido compraron votos, está reconociendo que por su menor capacidad económica él-ella, solamente pudieron comprar algunos menos. Quedan a la luz los turbios manejos de los politiquejos que ensucian la figura de Perón y todos los símbolos del peronismo, pero que usan, sin que ya nadie les crea para hacer campaña.
A Sentís le pasaron el cepillo, según él en “ajustada elección” ¡ni siquiera sabe de porcentajes!, al menos de esos. Espantó a los afiliados, se lo franeleó el escribano y la ansiedad por meter otra vez a la Corina en el Concejo (Dios no permita), le valió la elección más vergonzosa del Partido o Movimiento (si, para el lado que te convenga) hace dos años. Y ahora, hasta con la miseria de adeptos de ambos bandos, sí son bandos -déjense de joder con lo de compañeros- ratificaron su condición del “más impresentable”.
Se aceptan apuestas, cuanto durarán las lealtades profesadas por San Miguel, Escudero, Levigna y Bracciale a sus actuales referentes. Acertó, lo que un pedo en una mano. Donde vean que pica el sol, correrán a buscar la garrocha.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAdriano Varela
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios