Los sonidos del cielo
Mañana será un día especial para Tandil. En principio porque se celebra el Día de la Patrona. Y también, porque se pondrá en marcha la primera etapa de carillón de la Parroquia del Santísimo Sacramento. Por primera vez desde que un grupo de tandilenses, allá por la década del 20 del siglo pasado, adquirió para la parroquia el carillón, se podrá escuchar una melodía especial: la música de las campanas.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailUn poco de historia
La Parroquia del Santísimo Sacramento fue inaugurada el 28 de febrero de 1878. Algunos años más tarde, el templo iba a contar con sus primeras campanas. Fueron tres, dos de ellas fundidas en bronce en Buenos Aires; la tercera, se fundió aquí en Tandil (en 1883), gracias a la colaboración de un grupo de tandilenses que donó joyas para lograr esta pieza de 3 mil libras de peso. Se la llamó ?La Tandilera?.
En 1925, se detectó una fisura, por lo cual se convocó nuevamente a los fieles, no para reemplazarla sino para adquirir un carillón de ocho campanas de distinto tono y volumen, que se emplazó junto a las otras dos antiguas, sobre el veredón de la Parroquia.
El carillón fue adquirido a la firma Bochum Vereiner, de Alemania, que por entonces era lo mejor que ofrecía el mercado internacional.
La lista de las ocho campanas, con sus donantes, diámetro, peso y tono, es la siguiente:
1. Sara Miguel, donante: 1,89 m de diámetro; 3380 kilos; Si (bemol)
2. Rosaura José Ciriaco; 1,67; 2430; Do (natural)
3. Juan Magneres y Encarnación Gómez de Magneres; 1,43; 1770; Re (natural)
4. Ana Magdalena Agustín; 1,43; 1600; Mi (bemol)
5. Nuestra Sra. de Lourdes; 1,38; 1460; Mi (natural)
6. Rita Joaquín; 1,38; 1460; Fa (natural)
7. Aurelia Manuel; 1,17; 950; Sol (natural)
8. Sagrado Corazón de Jesús; 1,17; 780; La (bemol)
Hacia esa época, se decide subir el carillón a su actual emplazamiento; en tanto que ?La Tandilera? fue trasladada al Museo Fuerte Independencia, donde hoy se expone.
Un sueño en marcha
A 80 años de aquellos hechos, un grupo de tandilenses decidió completar la obra y dotar a la ciudad de un carillón que pueda ofrecer esa música única, que une el Cielo y la Tierra.
El proyecto ?Un carillón para Tandil? está a cargo del padre Raúl Troncoso y en él trabajan en forma mancomunada la Parroquia, la Municipalidad, (a través de la Secretaria de Planeamiento y Obras Públicas, la Dirección de Servicios, la Coordinación de Patrimonio Cultural de la Dirección de Cultura), la Usina y una Comisión creada para tal fin.
En cuanto al proyecto en sí mismo, la idea corrió por cuenta de Pedro y Emilio Menvielle, el representante de la Parroquia es Pablo Salvatti, la gestión cultural y redacción del proyecto está a cargo de la profesora Magdalena Conti y la gestión económica de Alberto Porreca.
Un apasionado
El proyecto nació hace alrededor de un año y tiene a Alberto Porreca como uno de sus más entusiastas hacedores.
Empresario de profesión, fundidor de oficio y emprendedor de vocación, Porreca no oculta su pasión cuando habla de cómo nació el proyecto o de la historia de la Parroquia, de la belleza de la música y del desafío de fundir una campana.
Su relato, precisamente, comienza haciendo referencia a ese sonido único e inconfundible del tañer de una campana. ?¿Quién no asocia este sonido como parte de la vida cotidiana? Desde chicos, cuando escuchábamos las campanadas de las 12 y sabíamos que había terminado el horario escolar, o el el llamado a misa o el de la entrada de los trabajadores municipales.
Señala que la idea de dotar a Tandil de un carillón se les ocurrió a los hermanos Pedro y Emilio Menvielle, antiguos alumnos del Colegio San José, hoy viviendo uno de ellos en Mendoza y el otro en Buenos Aires.
Ambos han tenido la oportunidad de viajar a distintas partes del mundo y en sus estadías por Europa quedaron maravillados con los carillones de Valencia, de Barcelona, de Holanda y los conciertos que se realizan, a los que asiste muchísima gente.
Hace algún tiempo, el destino los trajo nuevamente por Tandil, ya que heredaron un campo ubicado en la zona. A poco de arribar se entrevistaron con el padre Raúl Troncoso y le propusieron restaurar el carillón y darle a la ciudad algo que muy pocas tienen en Argentina.
Una trilogía única
Porreca explica que en Capital, el edificio de la Legislatura cuenta con un carillón, pero por su emplazamiento se hace muy difícil realizar conciertos. También la catedral de La Plata tiene uno y hay algún otro en la provincia de Córdoba.
Pronto, el empresario comulgó con la idea de los hermanos Menvielle y comenzaron las tareas. La idea es que Tandil pueda sumar una nueva alternativa para el turismo y para su gente.
?En Semana Santa ?ejemplifica- se podría hacer una trilogía fantástica, con el Calvario, las Escenas de la Redención y un concierto con una orquesta sinfónica y el carillón?.
?Le daría una movida cultural prácticamente única en el país?, se entusiasma.
El trabajo
A partir de allí, relata cómo se fueron dando los trabajos durante este año. En principio, tomar la decisión de adquirir las campanas que hacen falta para completar una octava (restarían cuatro) o reacondicionar y equipar el carillón existente.
Se optó por esto último, como una primera etapa con vistas a lo que un día será un carillón completo.
?La obra que se hizo en este año fue el equipamiento electrónico ?cuenta-. Empezamos con la limpieza, sacamos las partes, desarmamos los motores viejos, pusimos los martillos electrónicos y, un paso fundamental, fue la colocación del tablero electrónico que es el que recibe las órdenes del ordenador y la consola, que luego transmite al martillo que hace sonar las campanas?.
A partir de esto ?transformar un campanario en un carillón-, rescata Porreca, pudimos comenzar a hablar de lo estrictamente musical y para ello ?contamos con la idoneidad y capacidad de Pablo Salvatti, el carilloner?.
El empresario recalca que esta es una primera etapa y que el proyecto completo está en marcha, pero ya se atreve a hablar de ?algún día pueda venir una orquesta sinfónica para hacer un concierto en conjunto. Ya estamos buscando ese perfil. Pero lamentablemente aún nos falta completar una octava que está compuesta por doce sonidos. Nos están faltando cuatro campanas. Por supuesto, la idea es agregar una o dos octavas más?.
?Tandil se tiene que hacer la idea de que tiene un instrumento gigante?, grafica, ?por ello estamos creando conciencia, para que la gente pueda donar lo suficiente para adquirir lo que nos falta?.
Responsabilidad de empresario
Acerca de cómo se involucró en este proyecto, Porreca confiesa que ?como empresario, y hablando de esa responsabilidad social empresaria que siempre se cita, nos preguntamos qué pasaba con esos 30 mil kilos de acero elevados a 25 metros de altura, que no cumplían ninguna función. Qué responsabilidad nos cabía a nosotros pensar en una campana como instrumento musical?.
?Como fierreros ?se define- estábamos frente a algo que no conocíamos. Por eso nos metimos en el baile?.
Y uno de los pasos de esa danza que describe Porreca, fue contactarse con una fábrica de campanas ubicada en San Carlos Centro, provincia de Santa Fe.
?Ellos son especialistas ?explica-. Nos dijeron que nos iban a explicar las técnicas para hacer este tipo de campanas. Obviamente, nosotros le vamos a comprar algunas?.
El desafío ya está asumido: ?sabemos que el peso, el diámetro y la figura interior son las variantes que le dan la nota a la campana. Nosotros todavía no manejamos la tabla de proporciones, pero esta gente de Santa Fe nos dijo que nos iba a enseñar?.
?Es un desafío ?confiesa-, porque a pesar de que hemos fundido piezas más complicadas, acá estamos hablando de crear una pieza que suena de una sola manera. Una nota. La clave está en eso?.
Para Porreca, todos estos detalles metalúrgicos o técnicos hablan de la cultura del trabajo. ?Muchas veces se ha dicho que la cultura está lejos del trabajo. Pero no es así. Y esta es una prueba: es el trabajo al servicio de la cultura. Y viceversa?.
Porreca, Conti, Troncoso, Salvatti son sólo algunos de los nombres que hicieron posible que mañana Tandil viva uno de sus días más bellos.
Lo que falta
Para poder contar con un verdadero carillón musical, hacen falta 16 campanas.
La idea de la comisión es que como ocurrió a lo largo de la historia de la Parroquia, sean los tandilenses quienes se sumen a través de donaciones a esta iniciativa.
Algunos ya lo han hecho en esta primera etapa; pero queda mucho más por hacer.
Respetando la historia, las campanas llevarán el nombre de sus donantes, ya sean familias o empresas.
Un proyecto para unir el sentimiento religioso de una ciudad
La profesora Magdalena Conti fue la encargada de redactar el proyecto ?Un carillón para Tandil?.
De ese trabajo, extraemos aquí algunos párrafos:
La Iglesia Matriz, asentada sobre la base de los terrenos donde se instalase el Fuerte Independencia fortalecerá el sentido de pertenencia y la identidad de nuestra ciudad: la inauguración del carillón unirá el sonido de sus campanas al de los corazones de quienes integramos esta histórica ciudad.
Un proyecto que une a la comunidad, a sus empresarios y al Municipio representado a través de sus diferentes áreas para volver a sentir el sonido de nuestras campanas, para congregarnos y congregar, para disfrutar un patrimonio cultural escasamente difundido
Este nuevo carillón, unirá el destino de los tandilenses, sus esperanzas y desasosiegos como se une el arte de fundir el metal con el bello objeto que corporiza.
Objetivos principales
– Recuperación y puesta en valor del campanario de la Iglesia del Santísimo Sacramento, para el conocimiento, conservación y restauración de un bien patrimonial.
– Recuperación de los valores sociales que un campanario aporta a la comunidad a la cual pertenece.
Objetivos secundarios:
– Recuperación del campanario para convertirlo en un carillón: verdadero instrumento musical que inicie hábitos comunicacionales en la ciudad de Tandil.
– Difusión y concientización sobre los valores patrimoniales que el conjunto intervenido atesora.
– Difusión y concientización sobre los valores patrimoniales del templo en su conjunto.
Beneficios y potencialidades:
– Posicionar la Municipio de Tandil como pionero en desarrollo de proyectos de recuperación y puesta en valor de solares patrimoniales.
– Difundir y promover a la ciudad de Tandil como ciudad de conciertos de campanas.
– Promocionar a Tandil como destino cultural con una fuerte presencia de manifestaciones patrimoniales histórico culturales enmarcadas dentro de un patrimonio natural de singular belleza.
– Fomentar el turismo cultural y religioso.
– Difusión y concientización sobre historia de las campanas a nivel local y universal, simbología y formas de fundición como aportes pedagógicos del proyecto.
Consideración para la intervención
Sería necesario reconsiderar las campanas como objeto de patrimonio, que no puede ser sacado de su contexto (colocación, instalación) sin ser gravemente manipulado. Por otro lado sería preciso controlar a los fundidores y a los instaladores de campanas eléctricas.
Es por ello que este proyecto realiza las acciones tendientes a la puesta en valor de la estructura del actual carillón y de los espacios de acceso para realizar la limpieza inicial de la caja arquitectónica, para pasar luego a la estructura metálica y culminar con el cambio de cableado antes de las incorporaciones de nuevos elementos.
Propuesta de modelos de electrificación
Es preciso un informe previo a toda electrificación de modo que ésta:
? reproduzca los toques tradicionales de la manera más aproximada posible (lo que hoy en día es factible gracias a los microordenadores)
? permita el toque manual, sin interferir y sin producir cambios que modifiquen el sistema
? no altere la sonoridad del conjunto, en ninguna de sus partes.
Será necesario elaborar planes de conservación integral, será necesario plantear y promover estudios acústicos, mecánicos, epigráficos, iconográficos.
Propuestas para una restauración
Será preciso distinguir dos aspectos distintos: la restauración de las campanas y la mecanización de los toques.
La restauración de un juego de campanas exige la refundición de las campanas rotas o añadidas de tal manera que tengan las mismas características que las antiguas. En este sentido, antes de aprobar un presupuesto de refundición es preciso recibir la garantía total de que las nuevas campanas serán similares a las antiguas.
Se requiere asimismo la garantía de los fundidores para la reafinación o refundición de la campana nueva (y en buen uso) para ponerla de acuerdo con las otras.
La campana refundida, debería tener las mismas características que la rota, es decir: similar composición de metal (para lo que se requiere los correspondientes análisis metalográficos), similares curvas, iguales inscripciones, admitiéndose únicamente la mención de la refundición y la fecha, iguales grabados (cruces, relieves de santos,…) y por supuesto las mismas características sonoras que la anterior.
La restauración completa de la campana exige su colocación del mismo modo que tenía originalmente: construcción de yugos de madera, de badajos aislados acústicamente y de colocación a la altura y lugares tradicionales de la torre. Sin tales requisitos tampoco es posible hablar de restauración, sino de una expoliación parcial. En el caso de campanas especialmente importantes, debe construirse una réplica, dejando la antigua campana rota en un lugar donde pueda ser contemplada y reconocida como parte integrante del patrimonio.
La mecanización debiera evitarse, aunque quizás sea conveniente realizar algunos toques o incluso todos desde la misma iglesia.
Si es así, dicha mecanización ha de seguir las siguientes condiciones para seguir tratándose de una restauración: los ingenios eléctricos han de ser gobernados por ordenador, con unos programas adecuados que no solamente repitan los toques tradicionales, sino que los hagan de manera creativa. Esto no es excesivamente caro y es totalmente realizable: el microprocesador bien programado es capaz de hacer los repiques más variados sin repetirse jamás. El “campanero”, según su “humor” hará pequeñas variaciones que repitan la creatividad de los campaneros humanos.
Pero, sobre todo, la mecanización ha de estar hecha de tal manera que no impida de ningún modo el toque manual, con las técnicas tradicionales; es decir, para una víspera de fiesta, para cierta ocasión o simplemente por el placer de hacerlo, el grupo de campaneros puede subir, instalar sus cuerdas y ponerse a tocar sin que los mecanismos adosados impidan lo más mínimo dichos toques consuetudinarios. En este sentido, sería mucho más creativo fomentar el grupo de campaneros, como ya existen en varias ciudades valencianas, que suben a tocar para las fiestas, que instalar unos mecanismos para los toques, pero de cualquier manera dichos mecanismos han de permitir tales técnicas y sobre todo han de imitarlas: volteos a velocidad y sentido variado, repiques con ritmos muy rápidos y volumen del golpe variable.
En cualquier caso, la mecanización debe reproducir los toques tradicionales de forma absolutamente idéntica y creativa, para lo que sería necesaria una investigación exhaustiva antes de la programación. Si llegara a hacerse, deben introducirse en los programas todos los toques tradicionales posibles, muchos de ellos perdidos, como los repiques de los sábados como vísperas de fiestas, o los toques de oración al amanecer, al mediodía y al caer el sol. Una restauración de los toques no debe limitarse a reproducir los que simplemente “llaman” sino igualmente los que “acompañan” y los que marcan las partes de tiempo diario, semanal y festivo…
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