Luces y sombras
La crisis se ha convertido, sin competencia, en la vedette más taquillera del escenario lugareño, que esta semana sumó cuadros y actores a una obra que se recicla casi cíclicamente.
En ese contexto, el conflicto en la empresa Loimar continúa acaparando la atención -y tensión- social, tanto como muchos otros derivados del crack financiero, con menos prensa pero el indisimulable signo de la incertidumbre.
El Gobierno comunal, ante esto, dispuso lanzar una serie de medidas para mitigar los efectos de la malaria generalizada, que sigue multiplicando suspensiones, despidos y cierres, de pequeñas empresas y comercios. Contempla, según se presentó en esferas oficiales, beneficios fiscales a la producción y pretende garantizar las fuentes de trabajo mediante subsidios.
La iniciativa, en cambio, tropezó en el comité ad hoc ante una reacción no calculada de los empresarios que, lejos de analizar el paquete salvavidas, le achacaron al Ejecutivo el aumento de tasas dispuesto días atrás al presentar el flamante presupuesto.
En el ínterin, con los coletazos de la interna justicialista agotando su interés mediático, Miguel Lunghi resolvió llenar de luz la Plaza Independencia. Allí, donde ahora parece ser siempre de día, al pediatra se le vino la noche con las críticas desde diversos sectores.
Esta vez, más que por el lado del gasto, se lo corrió por el del gusto. De manera puntual, le recriminaron la instalación de las columnas, que nada tienen que ver con el estilo arquitectónico del espacio.
El Intendente, que esperaba la reacción, no acusó recibo. Cierto es que en su manual de hacedor, a juzgar por ésta y otras elecciones, lo estético debe ocupar un capítulo notoriamente menor.
De todos modos, pareció exagerado el debate por las luminarias, en tiempos en que las sombras amenazan con cubrirlo todo.
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios