Mario Lillo brindó capacitación en lectura
Lillo está especializado en literatura infanto juvenil y es profesor para la enseñanza primaria. Trabaja como especialista tallerista para el Plan Nacional de Lectura del Ministerio de Educación de la Nación y es coordinador del área de inicial en el programa Escuelas Lecturas del Ministerio de Educación del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Ha presentado numerosas ponencias; dictado y tomado cursos, talleres y conferencias vinculados con la lectura y expresión literaria.
Sus más recientes publicaciones literarias son Por una noche ? Aruma y reflexiones y propuestas de escritura y oralidad para el Jardín de Infantes.
También ha publicado variados artículos en diarios y revistas sobre las bibliotecas y la lectura. Ha recibido numerosas distinciones como el Premio Pregonero a Especialista otorgado por la fundación El Libro.
-¿Cómo se desarrolló la experiencia en las escuelas rurales?
-Hubo un primer encuentro con chicos de 6 a 12 años, donde trabajaron una animación a la lectura. Después estuve con niños de 4 y 5 años. Trabajamos en conceptos de lectura, contándoles que todos podemos leer. Los más chiquitos decían ?yo no sé leer?… pero hay que saber que existe un concepto de lectura convencional y otro no convencional, que son todas las experiencias del lector que se van sumando. Por ejemplo, un lector puede hacer anticipación a través de las ilustraciones.
-La experiencia, ¿fue grata?
-Fue algo muy mágico, porque primero hice lectura en voz alta para abrir el encuentro, después trabajamos con una mesa de libros de gran variedad, desde donde pudieron elegir para leer. Luego de un tiempo, cada uno presentó su libro como podía. Había lectores más o menos formados; pero lo interesante del encuentro fue la actitud y las escenas de lectura, que emocionaron.
Primero, una nena de primer grado quiso leer el libro que tenía en sus manos, y pasar a compartirlo al frente. Estaba al lado mío, y yo la veía chiquitita, leyendo el libro con grandes dificultades; pero igualmente iba mostrándoles su historia a compañeros de otras edades y escuelas. Esa escena es lo que yo intento transmitir desde hace algunos años.
Más allá de formar, insisto en crear una comunidad de lectores. Un lector se forma desde las instituciones, la familia, los amigos, etc., pero la comunidad, el compartir, el permitirse comunicarle al otro, se fue gestando en ese encuentro de dos horas. Después se dio el caso de un chico que quería leer; lo desafié y lo hizo silabeando, con dificultades, pero en comunión y respeto de los compañeros. Todo eso tiene que ver con las escenas de lectura que los chicos han visto.
Los nenes pudieron disfrutar un momento de lectura silenciosa y después compartir. En lo personal es lo que quiero ir dejando de mis recorridos lectores. Afortunadamente se notaba que los chicos estaban en contacto con libros y eso es interesante.
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Posibilidades reales
-¿Se habló del acceso a los libros?
-En el encuentro con los promotores de lectura hice hincapié en que el libro tiene que estar al alcance de los chicos, tiene que circular y no sólo el texto, sino la palabra. Permitir que puedan expresarse, hablar, escribir… ésta es la gran maravilla de ir formando un lector y de darle una oportunidad en su textoteca o en su biografía lectora. Todos tenemos una biografía lectora y en el recorrido hubo mediadores positivos y negativos.
-¿En qué sentido?
-El primer contacto de la literatura es el de dos labios uniéndose para hacer el sonido de la ?nana?, ese sonido se hace letra como en ?este lindo nene, que quiere dormir? y va incorporando al bebé a la cultura de la literatura. Por eso soy partidario de las canciones de cuna, porque tienen un sonido verdaderamente ancestral, un ritmo muy interno y sensorial. Con el acunar, se permite el dormir.
Cuando el chico va creciendo y cobra conciencia, uno puede acercarse al texto desde otro lugar de comprensión; esas canciones despiertan ideológicamente, como el caso de ?Duerme, duerme negrito que tu mamá está en el campo trabajando, trabajando duramente y no le pagan?. Esa canción la cantaban las mamás del noroeste y sus bebés entendían que eran para dormir y luego, crecían y comprendían la letra.
Otros recorridos
-Estuviste en otros barrios…
-Fuimos a un encuentro en la sociedad de fomento del barrio San Juan con chicos del proyecto Pampares y con ellos hicimos una experiencia similar, de trabajar la lectura en voz alta, en comunidad, esto de poder no tenerle miedo a acercarse a los libros y de saber que hay un libro para cada lector.
-¿Cómo comprobás eso?
-Por ejemplo, puse un libro muy interesante desde la ilustración y la historia que se llama La mosca. Allí había un grupo de chicos que me decían que no querían leer y yo utilizaba distintas estrategias, les pedía que presentaran el libro. Ahí te dabas cuenta cómo en la comunidad, el que está acostumbrado a presentar el libro, te muestra el título, y el que no, enseña otros elementos. Ellos se fueron compartiendo formas de leer.
Los más grandes no querían leer y decían: ?Yo leo para mí?; pero una nena tenía el libro de La mosca y yo le pregunté ?Te gusta el libro? y me dijo: ?Sí, sí… pero es un libro asquero ehhh??. Cada tanto volvía y cuando ella quería presentar el libro, yo le decía: ?No, no, no, ¡que es asqueroso!?… y ella decía: ?¿Porqué??… Así creé un deseo, hasta que todos terminaron yendo al libro.
Esas son distintas estrategias para lo comunitario, para el trabajo con estos actores. Fue una maravilla, porque te das cuenta que hay trabajo y se debe seguir, hay que dar las posibilidades de acercarse a la mayor cantidad de tipos de textos, porque así se forma un lector. Nosotros aplicamos estrategias para mediatizar y para que ellos, en un futuro, se conviertan en lectores autónomos
-¿Cómo fue el contacto con los adultos?
-Se armó un grupo con referentes de distintos lugares que promocionan la lectura.
En la charla trabajé como especialista, remarcando y reafirmando algunos conceptos como que podemos leer desde la temprana edad, trabajar con las nanas, recuperar las viejas historias. Hablé de los mitos y las leyendas, de lo que significaban para los pueblos originarios.
-¿Cuál es la premisa de este trabajo que hacés a diario?
-Buscar que el libro esté lo más cerca posible del chico, desde el acceso, la cercanía, la distribución. Hablamos sobre la ?textoteca?, la biografía lectora que tiene cada uno, que hay que revisar.
-¿Conforme con la experiencia en Tandil?
-Me voy muy contento; me parece que se demostró el nexo que hay con el Bibliomóvil y los mediadores de la Sala Abierta de Lectura, se nota que hay un recorrido.
Estoy totalmente convencido que cualquier encuentro que uno hace como mediador es muy productivo. Cada historia que uno cuenta, cada lugar en que el chico puede participar, se convierte en una marca que dejan los textos y los mediadores. Sin dudas y con ese acompañamiento, el lector va a ir creciendo.
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