Memorias de una Generación, el libro de testimonios de soldados argentinos en tiempos de Malvinas
Fueron jovenes que estudiaban en la Escuela de Suboficiales en aquel abril de 1982 y después de tres décadas, decidieron compilar sus recuerdos. ¨Hombres que siendo niños enfrentaron uno de los momentos más difíciles del país¨. Fue Javier Quintana, un mendocino que hace 29 años vive en Tandil, quien tomó la inciativa.
Memorias de una generación es un libro que habla de las vivencias de la promoción 82 “Malvinas Argentinas”, con relatos de vida de los Artilleros egresados de la Escuela de Suboficiales “Sargento Cabral”.
Recibí las noticias en tu email
Hace 38 años, cuando un grupo de adolescentes de todo el país cursaba en ese establecimiento el segundo año, sucedió uno de los acontecimientos más trascendentales en la vida de los argentinos.
El 7 de abril de 1982 egresaba en forma anticipada un grupo de artilleros para reforzar las filas de los diferentes Regimientos del Ejército Argentino, hecho que según mencionó el autor del ejemplar era motivado por el conflicto bélico en las Islas Malvinas.
Javier Quintana es uno de los egresados de ese grupo que ingresó a la institución con 16 años. Si bien es de Mendoza, se radicó en Tandil hace 29 años, donde terminó su carrera militar. ¨Di clases de historia en diferentes colegios de la ciudad, me desempeñé cinco años como vicedirector de la Escuela de Comercio y otro tiempo, como director de la misma¨, contó.
¨La cobardía o el miedo no tenían cabida¨
Según relató, la idea del libro surgió luego de una reunión que realizaron hace más de un año en Buenos Aires con el grupo de promoción. Luego de aquel encuentro, Quintana (Sargento Ayudante hoy Retirado), tomó la posta, sumaron testimonios, pulieron las historias y el ejemplar se hizo realidad.
De acuerdo al adelanto que brindó, allí reunieron diferentes historias de vida de jóvenes que tenían entre 17 y 18 años y “que debieron acudir al servicio de la Patria cuando más los necesitó”.
¨Amor por su Bandera, espíritu de sacrificio, abnegación y valor, virtudes características del soldado argentino, aparecen plasmados en los diversos relatos de los cursos de la promoción ’82¨, describió. Allí no solamente reunieron historias de vida, sino también decisiones tomadas a muy corta edad, madres, padres y familias que acompañaron a esos chicos en el ingreso a una vida llena de vivencias nuevas, donde ¨la cobardía o el miedo no tenían cabida¨.
¨Surgió para contar lo bueno que dejó 38 años de la vida militar y el traumático egreso¨, explicó. También reveló que en las páginas hay memorias de compañeros en Malvinas y, además, se reconstruyó la vida de otro par que murió allí, contada con diferentes testimonios y documentos que aportaron sus familias. A ese capítulo especial, Quintana eligió titular: ¨El héroe de la Promoción¨.
La camaradería intacta
El ejemplar consta de 45 relatos de vida vertidos en 437 páginas, con más de 250 fotos a color.
¨A través de sus páginas nos encontramos con hombres que siendo niños enfrentaron uno de los momentos más difíciles de la Argentina. Preparar el equipo, subir a un avión, llegar a destinos insospechados con la incertidumbre a cuestas fue la dominante en esos días. Esos muchachos enfrentaron su destino, alguno dio la vida y otros son hoy Veteranos de Malvinas. Todos crecieron, siguieron la carrear militar o se fueron de baja; formaron sus familias. Algunos, unos cuantos, siguen queriéndose juntar. Para recordar a Busto, uno de nuestros héroes muerto en combate, para contar anécdotas, para seguir viviendo¨, menciona la descripción.
Como si aquellos desafíos que debieron afrontar en 1982 hubieran oficiado de amalgama para esta generación, el grupo se reúne cada vez que puede y siempre, en cada encuentro, surgen las anécdotas de la escuela, el egreso y de los duros primeros años de la vida militar.
¨Hay mucha unión entre todos los que egresamos, éramos 169 y ya hay 20 fallecidos, estamos prácticamente por todo el país, radicados desde Santa Cruz hasta Jujuy¨, compartió el autor.
Asimismo, aseguró que quedó la camaradería, la unión y una amistad muy arraigada a través del tiempo. Admitió que cada encuentro es muy esperado por todos y con mucha participación de cada familia.
A su parecer, la enseñanza que deja la obra es que el deseo de superación que el ser humano busca se logra con esfuerzo, pero al final llega.
Carta de un soldado
Roberto Adrián Bustos escribió su última una carta a la familia, desde las Islas Malvinas, el 30 de abril de 1982 y el libro la replica fielmente.
Querida Familia:
Espero que al recibo de la presente se encuentren todos bien, yo por aquí como verán me encuentro en Las Malvinas. Les cuento que me encuentro muy bien a Dios gracias. Ayer salimos de Comodoro Rivadavia con rumbo hacia las islas, una hora de viaje y llegamos a destino, luego nos trasladamos al llamado Puerto Stanley, donde todavía nos encontramos.
Si quieren escribirme, lo pueden hacer a la dirección del remitente, creo que no hace falta les diga que me escriban por lo tanto espero cartas de ustedes con muchas ansias. Les cuento que hace un poco de frío, pero estamos lo suficientemente abrigados como para no sentir el frío. Todo esto es distinto, es un mundo aparte, no se ve gente más que nosotros mismos, me pareciera estar en otro país, ya que en todos lados se ven carteles escritos en inglés y automóviles que no son del país, casas de otra colonia, pero muy bonitas que no creo que se vean en Argentina.
El clima es un verdadero desastre, acá no deben conocer el sol, a cada rato llovizna o se cubre con una neblina que no se ve la punta de la nariz. ¿Qué le pareció a Gladis la idea? Si no le gusta es cosa de ella, yo sólo di una opinión, ya que voy a ser padrino y aquí estoy defendiendo su nombre, me gustaría que lo llevara, pero como dije eso está en gusto propio.
Daniel, ¿cómo andás, viste? Se me cumplió lo que quería, no te preocupes que todo va a ir bien, arréglame la moto para cuando vaya que la quiero hacer bramar. Martha espero me cuides bien a mi sobrino, mira que cuando vaya le voy a preguntar. Abuelos, cuídense mucho porque el invierno es bravo y no los quiero ver enfermos.
Mamá, que lindo suena y de tan lejos y con frío sólo nombrarte, siento el calor del mejor día del verano; no te pongas triste que pronto, cuando termine todo esto voy a regresar y vamos a poder estar juntos y decirte que te quiero mucho, que te extraño. Mamá, te pido que me perdones los malos ratos que te hecho pasar, estos son los momentos en que uno piensa y se da cuenta el valor de una madre que ni por todo el oro del mundo la cambiaría. No te olvides de ir al cementerio.
Quisiera contarles muchas cosas, pero no puedo, cuando vaya voy a tener tiempo para todo, no te preocupes, quédate tranquila, espérame con una sonrisa y los brazos abiertos, pronto voy a volver a escribirte así tenés nuevas noticias. Bueno familia, con un gran beso y abrazo me despido hasta la próxima carta. Saludos a los que preguntan por mí. Chau, Roberto Adrián Bustos¨.
El Cabo de Artillería Roberto Adrián Bustos murió en combate durante la noche del 10 de mayo de 1982, en circunstancias en que el Buque Isla de los Estados que navegaba rumbo a Puerto Howard con un cargamento de municiones y combustible. El buque mercante desarmado fue interceptado por la fragata británica Alacrity y hundido con disparos de artillería.