Necrológicas
BRUNA ISABEL LAZZARI de BALLENT
Viniste al mundo el 4 de agosto de 1929, hija de una pareja de italianos que se radicaron en Tandil, escapando de la guerra del ´14, donde su papá, Pedro participó activamente en el campo de batalla y su mamá, Catalina, trabajó en una fábrica de armas para el mismo fin.
Su vida fue dura y de trabajo desde muy joven, ayudando a sus padres en el almacén ubicado en Machado esquina Alberdi y en las tareas de la casa, prepararles el uniforme de Marina a sus dos hermanos mayores, para que estuvieran impecables era su anhelo.
A edad muy temprana conoció al amor de su vida, Raúl Ballent, amigo de sus hermanos, que conociste concurriendo a las carreras ciclísticas, donde ellos participaban y donde en algún baile la eligieron reina de ese deporte.
Un largo noviazgo, hasta que pudieron hacer el ?nidito? en la calle Alberdi, donde comenzaron a forjar una historia de a dos en el año 1949.
Al añito llegó el primer fruto del amor, su hijo Raúl; en el ´56 apareció Liliana y por último en el ´57 el mimado de la familia: Rubén. Era duro mantener la familia con un solo sueldo, el de papá que se rompía el lomo en la River Plate Dairy Co., manejando los camiones que recolectaban la leche de los campos para llevar a las fábricas, de donde nunca faltaron los buenos quesos, manteca y ¡que rico dulce de leche!, así que ella comenzó a rebuscárselas con un taller de costura, donde cada clienta era una amiga que hasta hoy se recuerda el traje de novia, del vestido para el baile o el cumpleaños.
Sus manos artesanas cosían, pintaban, hacían la comida, limpiaban, y a veces les daba un coscorrón a los chicos, que los ponía en vereda hasta que llegara el viejo. Comenzaron la escuela sabiendo leer y escribir, porque ella tomaba su tiempo para enseñarles lo primeros palotes y las letras que luego se convirtieron en palabras, para escribir mamá.
Siempre decidida, apoyó a su esposo para que se independizara y comenzara una nueva etapa de sacrificio y forjaran lo que con el tiempo se convirtió en Expreso Ballent, mientras ella vendía garrafas y todo tipo de gas envasado, sin descuidar la costura y atención y educación de su familia.
?Si te habremos visto cargando una camioneta o manejando un camión cuando no había nadie para hacerlo. Pero nunca nos descuidaban, la vida en la naturaleza era fundamental, pescar y bañarnos en los arroyos, cuando se podía hacíamos playa y el lunes retomar el trabajo y en el caso nuestro, el estudio.
Con los años, con el viejo comenzaron a viajar y así conocieron la Argentina y parte del mundo, tus largas estadías en Mar del Plata, donde pescaban y tomaban sol. Hasta que tuviste el gran dolor de tu vida, la partida de la persona que te había acompañado en toda esta historia, te hacías fuerte pero pienso que nunca lo superaste, tu corazoncito empezó a fallar, pero pudiste llegar a los 80 añitos y disfrutar de la fiesta con todos tus seres queridos y alguno que hacía rato no veías.
Pero la cosa se empieza a complicar, tu salud se debilita, hacías fuerzas para no dejarnos, pero llega el momento y tenés que partir, ¡que dura la despedida Vieji!, pero sabemos que estás bien y te encontraste con papá, para seguir recorriendo eternos caminos.
Fuiste un símbolo para nosotros y siempre te recordaremos, te extrañaremos: Raúl, Liliana y Rubén y todos los que participaron de esta hermosa historia de vida?.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailITALIA LA PIETRA
El pasado domingo 11 del corriente falleció en nuestra ciudad, Italia La Pietra, luego de un inesperado episodio que hizo mella en su salud.
Había nacido en un pequeño pueblo de la Calabria en el año 1930 y junto con la familia de Lino Cescatti llegó a nuestro país en el año 1947, cuando el vapor ?Mendoza? atracó en los muelles de la ciudad de Buenos Aires.
Al principio, mientras el jefe de familia buscaba asentarse en estas desconocidas tierras se dedicó a cuidar a sus sobrinas y luego cuando llegaron a Tandil y Don Lino abrió su primer restaurante en el Club Independiente fue la encargada de la cocina, tarea que desempeñó en los sucesivos emprendimientos gastronómicos de su cuñado hasta el retiro definitivo de la actividad.
Era una mujer de trato muy agradable, siempre dispuesta a prestar ayuda a quien lo necesitara y trabajadora hasta el sacrificio.
Sus restos previo velatorio fueron inhumados en el cementerio parque Pradera de Paz.
MIGUEL ANGEL GUTIERREZ
El pasado miércoles 7 del corriente se produjo el fallecimiento de Miguel Angel Gutiérrez, un conocido y respetado hombre que contaba con 76 años de edad.
Miguel Angel nació el 2 de junio de 1934 en esta ciudad, aquí se crió y desempeñó su actividad laboral, trabajando 42 años en la Dirección de Rentas, de la que llegó a ser jefe.
Amó a María Pelazini, su gran compañera, y aunque no tuvieron hijos, formó una gran familia, cuyos integrantes hoy lamentan profundamente su pérdida, lo recuerda y ama con todo el corazón.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
AMILCAR GARBELLINI
Tras soportar los procesos de una prolongada dolencia, el pasado sábado 19 de junio falleció Amílcar Garbellini, un querido hombre que contaba con 85 años de edad.
Su esposa María, sus hijos María Adriana, Nani y Laura, sus nietos y demás familiares lo tienen siempre presente y lo recuerdan así:
?Amílcar, Papi, Nonito… ¡cómo cuesta pensar que no estás entre nosotros!
Viniste tan joven de Italia, lleno de ilusiones y ganas de trabajar, queriendo encontrar un lugar con una geografía similar a tu tierra, llegaste a las sierras de Tandil, que son tan altas como tus Alpes, que te dieron cobijo.
Tres años después llegó tu compañera de toda la vida: María. Trabajaron codo a codo sin descanso. Formaste una familia con tus hijos: Adriana, Nani, Laura, y un montón de hijos del corazón, entre ellos, Blanca, Celia, Carozo y Rubén.
Se agolpan en la memoria tantos domingos compartidos con amigos en la quinta, la cancha de bochas, la pileta, los caballos. María siempre decía que tu ángel de la guarda te protegía en todo momento, ya que no conocías el peligro.
¡Como jugabas con tus nietos! Ignacio, Ana Laura y Nico, Santiago, Iván y Agustín, Roxana, Diego y Paola. Gracias por haberles dado la posibilidad de disfrutar de su abuelo (el Nono, como te decían ellos).
Y cuando esta enfermedad se fue apoderando de tu razón, no pudo robarte la sonrisa que nos devolvías cuando te hacíamos un mimo, tu reacción cuando Ana Laura te hablaba o se reía, cuando Ignacio te decía Tananai, cuando Nico te contaba cómo estaba tu quinta, o cuando Santi, Agus e Iván te abrazaban y te llamaban Nonito.
Cómo se te iluminaba la cara cuando oías la voz de Nani o Eduardo, o cuando llegaba Laura a llenarte de besos.
Qué seguro y protegido te sentías siempre con los cuidados infinitos de Adriana, que subía las escaleras corriendo cada vez que necesitabas algo.
O con la compañía de Lucía que te cantaba en italiano, y tus ojos brillaban con picardía. También estuvieron presentes Diego, Paola y Roxana, que te trajo la alegría de la primera bisnieta. Y por supuesto seguiste manteniendo hasta el último día una sonrisita especial, para tu verdadero ángel de la guarda que fue María, tu esposa, que te cuidó hasta el último momento, regalándonos la más grande lección de amor, perseverancia y entrega.
Todo el que tuvo la dicha de conocerte tiene el mejor recuerdo. ¡Te queremos, y qué suerte que tuvimos la posibilidad de decírtelo tantas veces!
ROMANO FERNANDO SILVERATI
?Naciste el 29 de julio de 1936 en Bérgamo, un pueblito de Italia, en una hermosa familia con tus cuatro hermanos.
Siendo muy chico padeciste la Segunda Guerra Mundial y al finalizar la misma, y después de perder a tu papá, decidieron venir a la Argentina, donde desembarcaron el 9 de julio de 1947.
En tu juventud y alentado por tu curiosidad de conocer Tandil, llegaste a recorrer sus sierras y poco a poco trajiste a toda tu familia a vivir a este hermoso lugar. Trabajando en Metalúrgica Tandil y 32 años en Buxton.
El destino quiso que conocieras a la futura madre de sus hijos, contrayendo matrimonio el 13 de diciembre de 1965, formando así una lindísima familia, en donde solo hubo amor, cuidados y contención para tus tres hijas y todos tus nietos.
Dedicaste tu vida a la familia y todos te vamos a recordar como la muy buena persona que eras y el mejor papá y abuelo que pudimos tener.
Todos te vamos a extrañar muchísimo y te queremos con todo nuestro corazón?.
ELVA LIDIA SETZES
A los 81 años de edad, el pasado sábado 26 de junio se apagó la vida de Elva Lidia Setzes, causando dolor y tristeza entre sus seres queridos.
Lidia nació en esta ciudad, era hija de Arturo Setzes y y Lidia Elva Besagni; su vocación era la docencia y apenas recibida en la Escuela Normal, comenzó a ejercer e hizo suplencias en la escuelita de Ramón Primero y en la Escuela Nº 11, para después desempeñarse como maestra de tercer grado en la Escuela Nº 1, hasta que alcanzó su merecida jubilación en 1976 tras 18 años de servicio en las aulas.
Fue inventora de métodos no tradicionales, enseñaba la historia lugareña, contaba cuentos y tocaba la guitarra para que sus niños aprendieran. También tuvo alumnos particulares y ayudó a los chicos del barrio en sus tareas, siempre con una sonrisa a flor de labios.
Desde niña fue habitual asistente a la pileta del club Independiente, ya hasta hace muy poco nadó casi diariamente en todos los veranos; asimismo aprendió computación, idioma italiano e inglés, además de gimnasia y yoga. Amó a su perro.
Participó de los Torneos Abuelos Bonaerenses, bailando tango y folclore, ganando en Tandil y en el regional en Gonzáles Chaves en pareja con Carlos Passucci. Asimismo, por espacio de veinte años integró el Coro Estable de Tandil, actividades todas donde supo ganarse el afecto y el cariño de muchísimas amistades.
Sus restos fueron cremados en Miramar y sus cenizas esparcidas sobre las sierras y el mar.
HAYDEE SUSANA LASA de ARAMBERRY
A la edad de 90 años, el pasado sábado 10 del corriente se apagó la vida de Haydeé Susana Lasa de Aramberry, causando dolor y angustia entre su círculo familiar y de amigos.
Haydeé había nacido en esta ciudad, pero desde muy pequeña se radicó junto a su familia en un campo situado en cercanías de Barker.
En su juventud contrajo matrimonio con Onofre M. Aramberry (f); durante su existencia se desempeñó como ama de casa, vivió sus últimos años en Villa Italia, donde supo cosechar la simpatía y amistad de sus vecinos, quienes la apreciaron mucho.
Estará por siempre en el recuerdo de todos sus familiares, quienes agradecen a PAMI, a CAMI, a la guardia del Hospital ?Ramón Santamarina?, sección Infectología, al doctor Gentile y su personal y en especial al doctor Luis Emilio José.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el cementerio parque Pradera de Paz.
JULIA ESTER PULIDO de ONDICOL
El pasado viernes 9 del corriente, con mucho dolor llegó la triste noticia del fallecimiento de Julia Ester Pulido de Ondicol, que contaba con 66 años, causando pesar y angustia entre sus familiares y amistades.
Julia era una mujer respetada y muy querida, nació el 6 de julio de 1944 en esta ciudad; era hija de Julio Pulido y María J. Andrés, integrando una familia junto a sus hermanas Marta y Laura, que como ángeles estuvieron presente en todo momento.
Vivió aquí junto a sus seres más amados, su esposo Eberardo Ondicol, con quien formó una hermosa familia, dedicando todo su amor y tiempo a sus cuatro hijos: Daniel, Walter, Julio y Mauricio, que con el paso de los años se sumaron sus hijas políticas Manuela, Mariela, Laura y Gise, que le permitieron disfrutar de sus nietos: Julito, Manuel, Joana, Javier, Agustina, Luciano y Gloria.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
Dedicatoria
?Juli? siempre te tendremos en nuestro corazón, por todo lo que nos cuidaste y nos diste en cada momento de nuestras vidas, guiándonos siempre por el buen camino, entregando tu alma con amor, humildad, bondad y dulzura, con el único fin de ver felices a quienes te rodeaban, gracias por ser nuestra madre, compañera y amiga incondicional en la dicha y la adversidad. Que Dios te bendiga y te tenga en la gloria por siempre.
– – – –
Madre, que nunca me olvide que soy tu hijo y siempre me porté como corresponde a un hijo tuyo. Madre, bendita del Señor, haz mi corazón semejante al tuyo. Madre piadosa, cuida mi alma, apártala de todo peligro. Madre de corazón grande, enséñame a saber comprender, enséñame a saber sufrir y enséñame a saber perdonar.
¡Te amamos y siempre estarás entre nosotros! Descansa en paz.
CLAUDIA PRADO
Pesar y tristeza ha provocado la noticia de la desaparición física de Claudia Prado, por lo que sus seres queridos la recuerdan así:
Claudia ?Chola? Prado alcanzó los 90 años para despedirse de este mundo. Su vida, signada por la humildad y el trabajo tuvo altos y bajos, llegando finalmente a uno de las acepciones del término jubilado, tiempo de jubileo, de alegría, puesto que los achaques de la edad no menguaron en su vitalidad para disfrutar de la vida, de los suyos.
Nacida en Cerro Leones, Claudia fue una de ochos hermanos que a sus modos y sus formas se fueron haciendo en la vida, bajo los valores del trabajo, del esfuerzo. De aquel Cerro Leones de actividad canteril y trabajo agropecuario, junto a José Vázquez formó una familia, con la venida de Marta y Raúl, a quienes le dedicaría toda su innata vocación maternal.
Entre el trabajo de la tierra y la crianza de sus hijos, fue forjando el progreso de su familia, que les permitió mudarse a la ciudad y desde allí esperar por lo que sería su desvelo, la venida de sus cinco nietos, Gustavo, Guillermo, Martín, Juan José y Mariela.
De un humor envidiable, supo disfrutar también de amigas con las que compartió bailes incansables en el Centro de Jubilados. Los domingo de tertulia eran una cita impostergable.
Aquella alegría tuvo sus sinsabores, signados por la fatalidad. Sin embargo, las heridas del alma, encontraron el antídoto del amor por los suyos y, fundamentalmente, cuando logró la ?consagración? de su vida, ser bisabuela y poder disfrutarlos a pleno.
Florencia, Mateo, Catalina, Juana, Gerónimo, Lola, Facundo y Amparo, fueron su razón de vivir en el último tramo de su ajetreado paso terrenal. Una vida larga como intensa, vivida con alegría a pesar de los pesares, dignidad que lo llaman.
HUGO AGUSTIN ROSALES
El pasado sábado 10 del corriente se produjo el fallecimiento de Hugo Agustín Rosales, un querido y respetado hombre que contaba con 65 años de edad.
Hugo nació en esta ciudad, pero desde muy chico vivió en Estación Azucena. Su infancia siempre estuvo relacionada con el campo, era soltero y durante los últimos 30 años desempeñó su actividad laboral con la firma Taglioreti, siempre en tareas rurales.
Sus afectos siempre fueron la familia, especialmente sus sobrinos Mónica, Juan, Elba, Sandra, Alberto y también su sobrino nieto Jonathan, quienes hoy lamentan su partida y elevan una plegaria por el eterno descanso de su alma.
SALVADORA MARIA ANTONIA ARTASU de CASTRO
A los 88 años de edad, el pasado miércoles 7 del corriente se apagó la vida de Salvadora María Antonia Artasu de Castro, causando dolor y pesar entre sus seres queridos.
?Dora? nació el 6 de enero de 1922 en Barcelona ? España. A los doce años partió para esta tierra con su hermano Lucio, que habían quedado huérfanos en la Revolución española.
Aquí la bautizaron Dora, apodo con el cual era conocida por todos. A los 22 años se casó con Luis Castro con el cual tuvo tres hijos, quienes le dieron ocho nietos y cinco bisnietos. Fue una gran mujer, madre y abuela de los tuyos y de los ajenos. Los 76 años que vivió en nuestro país nunca le hicieron olvidar sus raíces, pero quiso y valoro a esta tierra como si fuera suya.
Sus restos, previo velatorio, recibieron inhumación en el Cementerio Municipal.
MARTA BEATRIZ SUAREZ
A la edad de 78 años, el pasado martes 29 de junio falleció Marta Beatriz Suárez, causando dolor y pesar entre sus familiares y amistades.
Marta había nacido el 29 de junio de 1932 en Cruz del Eje, localidad ubicada a 60 kilómetros de Córdoba. Desde niña comenzó una vida de trabajo, ya que su familia era muy humilde y eran 10 hermanos, 8 mujeres y 2 varones. A medida que iban haciéndose grandes sus padres los enviaban a casas de familia de ricos, allí hacían todo tipo de tareas y la paga era la comida, ellos siempre contaban miles de anécdotas, la mayoría muy tristes.
Por ejemplo: con una de las familias que estuvo no la bañaban, andaba así nomás, dormía afuera con frío o con calor, es esa época no existía el agua corriente y tenía que ir a buscarla a un aljibe que estaba lejos con dos baldecitos los cuales llegaban con menos de la mitad y el regreso era terrible porque sabía que la esperaba un castigo. Parece un cuento de terror, pero es la historia de contaba y era real.
Ya en su adolescencia volvía a su casa, para eso ya algunas de sus hermanas mayores estaban fuera de su casa y casadas, siempre trabajando. Cuando tenía 28 años conoció a su esposo, se casó y al año nació su única hija, Nora.
Por esas cosas de la vida compraron una casa en Chillar, vivieron un tiempito y terminaron en María Ignacia. En ese entonces sí que trabajaba igual o más que un hombre porque hacían y vendían ladrillos en el pueblo.
Al tiempo queda sola con su hija, pasaron más de 30 años y el abuelo nunca volvió a Vela, no se lo conoce, pero no hay ningún sentimiento hacia él, ni bueno ni malo.
En 1984 comienza a trabajar en ?La Casa del Niño?, es una guardería donde los chicos desayunan, almuerzan, toman la merienda y hacen los deberes, Marta ahí cocinaba para todos. Desempeñó esta actividad por 20 años, todos los chicos la adoraban, siempre de buen humor y si era por los chicos, más todavía.
Se jubiló y trabajó por dos años más hasta que decidió dedicar su tiempo a no hacer nada, pero su hiperactividad la llevó a estar todo el tiempo con alguna ocupación.
?Un día nos enteramos que andaba ese maldito cáncer dando vueltas, una vez la pasó, pero a los meses volvió con más fuerzas y en un mes se fue.
Fue una persona que regalaba amor, súper bondadosa y frontal.
Te vamos a extrañar mucho y no nos va a alcanzar la vida para decirte gracias. Un beso. Rocío, Florencia e Iris?.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios