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Accedé a las últimas noticias desde tu emailHERMINDA SOSA VDA. DE RIVARA
Hace pocos días se produjo el deceso de Herminda Sosa viuda de Rivara, una querida vecina que contaba con 95 años.
Su familia la recuerda de la siguiente manera:
“’No llores porque terminó, sonríe porque sucedió’.
Quienes acompañamos a Herminda en su paso por la vida, extinguida a los 95 años, ya hemos vivido la nuestra, irremediablemente poblada de ausencias queridas.
Es por eso que creemos que la muerte real es el olvido.
Que cada recuerdo es un pequeño homenaje, y que ellos no necesariamente los grandes, sino también los pequeños detalles irrelevantes hacen a una persona.
A Herminda le encantaban las plantas, los animales y bailar.
Disfrutó el trabajo compartido con su esposo, Tito, en el reparto de diarios y revistas por toda la ciudad, trabajo al que no detenían ni las lluvias, ni los vientos.
Ella aprendió a leer y escribir a los 84 años, gozaba como un niño la alegría de sus pequeños logros, como dibujar y pintar, hacer collages, ir a las librerías o a la Feria del Libro.
Siempre puso de manifiesto su gratitud hacia aquellas personas que le tendieron una mano en momentos difíciles y le hicieron agradable su vida.
Las personas mueren, pero lo que amamos en ellas no muere jamás”.
MARIA IRMA ISTILLARTE
El pasado sábado 3 dejó de existir María Irma Istillarte, quien había nacido el 2 de abril de 1924.
Era hija de Wenceslao Istillarte y Dominga Vílchez, y tuvo cuatro hermanos: Dominga, Pedro, Aníbal y Emilce.
Creció en el paraje La Pastora y cursó sus estudios en la Escuela 30, donde conoció amigos que la acompañaron por siempre.
En el año 1949 contrajo matrimonio con Osmil Gil Atela, con quien formó su familia disfrutando cuatro hijos: Jorge Rubén, José Luis, Luis María y Marcos Osmil.
Se radicó en Tandil, donde vivió hasta nuestros días, compartiendo innumerables acontecimientos con sus amigos del barrio.
“En este día de tu partida, tu familia te desea un eterno descanso. Su recuerdo estará vivo en nuestros corazones, ahora reposa cerca de Dios y sus seres queridos Osmil y Jorge” señalaron sus hijos; sus hijas políticas Raquel Confalonieri y Claudia Saguas; sus nietos Matías, Guadalupe, María Laura, Luis, Yanina, Pamela y Rocío; sus nietos políticos Adriana, Yanina, Adrián, Sebastián y Gonzalo; sus bisnietos Nahuel, Esteban. Juanita, Bernardita, Simón, Oliver, Tomás y Faustina.
La familia también expresó su agradecimiento especial a la enfermera Mirta Galmán, por su destacada atención profesional.
NORBERTO ISMAEL BRUSCHI
El último 27 de septiembre falleció uno de los últimos esquiladores a tijera que quedan.
Se trata de Norberto Ismael Bruschi, quien había nacido el 25 de enero de 1933 en Cacharí (partido de Azul).
La mayor parte de su vida transcurrió en Tandil.
Desde muy chico trabajó en el campo, aprendiendo a hacer todas las labores propias del hombre rural.
Sin embargo, se destacó como esquilador y era de los pocos que lo hacían a la vieja usanza, mediante el uso de tijera.
Hombre de trabajo, hasta hace ocho años -cuando ya tenía 77 años- siguió esquilando.
Su vida fue de grandes sacrificios en pos de su familia, pero nunca se le escucharon quejas.
Hoy con orgullo esa familia puede definirlo como “de los hombres de antes: defensor de la palabra empeñada, justo, honesto y generoso”.
Su partida es lamentada por su esposa Eva Maydana; sus hijas Marcela, Valeria y Julieta Bruschi; sus hijos políticos Martín y Eduardo; sus nietos Isabella, Santiago, Natalia, Laura, Rocío y Stefanía; sus hermanos Pepo, Tere y Elsa; hermanos políticos y sobrinos, entre otros familiares y amigos.
ABUNDINO ENRIQUE REYNOSO (EL NEGRO)
El 29 de septiembre pasado, cuando contaba con 80 años, se produjo el deceso de Abundino Enrique Reynoso, un hombre respetado y querido.
Conocido como “El Negro”, siempre fue un trabajador dedicado a las tareas rurales. Se crió en el campo, de José Anchorena, Siempreverde, y durante su vida se desempeñó en diversos establecimientos de la zona, como la estancia La Azucena, de Pedro Luro, entre otras.
Sus hermanos indicaron que “hoy te recordamos y extrañamos tu presencia. Tus hermanos Angela, Héctor y Alberto; sus hermanos políticos Carlos Morete y Elsa Berenguer; sus sobrinos políticos Manuel Tolosa, María Aguirre, Horacio Caparrós, María Ruppel, sus primos y demás familiares”.
Los restos de Abundino Enrique Reynoso fueron inhumados en el cementerio municipal.
ESTEBAN MOLINA
El pasado 27 de septiembre, en las circunstancias oportunamente informadas, se produjo su fallecimiento. Su familia lo recuerda con sentidas palabras:
“Llegaste al mundo el 28 de junio de 1981 y te criaste en la estancia Las Lomitas, junto a toda tu familia, en donde adquiriste el amor por la naturaleza y ya se comenzaba a ver esta pasión por los fierros.
En plena adolescencia decidiste comenzar a hacer lo que te gustaba, que era andar entre máquinas agrícolas. Comenzaste aprendiendo lo que era este mundo en la estancia San Lorenzo, donde fuiste creciendo, perfeccionándote y formándote para poder cumplir uno de tus primeros objetivos en la vida, el de formar tu propia familia, y lo lograste.
Encontraste tu compañera de vida, con la que compartieron todo, hasta la llegada de nuestro hijo Tomás, tu tesoro más preciado y por el cual te desvivías día a día, para darle todo lo mejor.
Viviste intensamente cada día, con la particularidad de tener todos los días una sonrisa y siempre viéndole el lado positivo a todo.
Eras de esas persona que tienen el carisma de conquistar, por que cada uno que te conocía se llevaba algo de vos, tu gracia, tus locuras. Tenías la capacidad de escuchar a quien fuera y poder devolverle una respuesta alentadora, es por eso que sembraste cantidad de amigos y conocidos, eras incondicional para los que querías.
Lograste darte todos los gustos, te permitiste hacer todo lo que querías y ya te encontrabas en plenitud por que la vida ya te estaba retribuyendo tanto sacrificio, tanta pasión y con apenas 34 años de vida ya te sentías realizado, aunque cada día ibas por más.
Es por eso que dejas tu huella imborrable en cada uno de los que te conocieron y el legado de que la vida hay que vivirla, que con sacrificio, pasión y haciendo las cosas correctamente podés lograr todo lo que te propongas.
Te amamos incondicionalmente tu hijo, esposa y familia”.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios