Néstor Kirchner visitó dos veces la ciudad como presidente y afrontó varios reclamos
Néstor Carlos Kirchner visitó en forma oficial dos veces la ciudad de Tandil. Su primer desembarco se produjo el lunes 22 de agosto de 2005 y el segundo fue el 17 de mayo de 2007, en este caso, para inaugurar la réplica de la Piedra Movediza, obra concretada a partir de un subsidio nacional.
En las dos ocasiones, Kirchner arribó a estas sierras en calidad de presidente, y acompañado por su esposa Cristina Fernández y el entonces gobernador Felipe Solá, hoy uno de sus más férreos opositores.
En ambas oportunidades, fue recibido por Miguel Lunghi como intendente, lo que marcó el inicio de una relación bien predispuesta al diálogo, más allá de los colores políticos, pero que se quebraría definitivamente en 2009, a partir del conflicto entre el Gobierno nacional y el campo.
Las dos visitas estuvieron signadas por un mega operativo de seguridad, un dato obvio al momento de recibir a un primer mandatario nacional. De todas formas, en el acto de La Movediza el folclore kirchnerista lució más acentuado y aceitado, con el matrimonio presidencial barrenando la ola de una popularidad que parecía indestructible.
Aquel primer acto de 2005 se realizó en el gimnasio del club Independiente, donde Kirchner atendió algunos reclamos de docentes y alumnos universitarios por mayor presupuesto antes de subir al estrado. Desde el escenario saludaba a los militantes, pero al mismo tiempo tuvo que elevar su voz entre las protestas que sonaban desde el exterior: empleados judiciales y gremios marplatenses vinculados a la explotación pesquera.
En las tribunas del Duggan Martignoni lo esperaban las banderas de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras, la misma ONG que se ganó la atención del palco oficial 21 meses después en La Movediza.
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Salir del infierno
En la primera visita presidencial, Kirchner recordó su paso por Tandil durante la campaña electoral. A 24 meses del inicio de su gobierno, reiteraba que había logrado sacar al país del ?infierno?, identificado con la claudicación de la Alianza, el corralito, la desocupación y la profunda crisis que se desató en 2001, entre otros factores.
Desde ese discurso de crecimiento sostenido e índices alentadores, anunció las millonarias obras de cloacas y la planta depuradora para la zona de Villa Aguirre; las 436 viviendas del Plan Federal I; el asfalto para Fleming y Reforma Universitaria, más dos rotondas en la Ruta 226; un fondo de 5 millones de pesos para pavimento y hasta una cancha de hockey sintética que quedó en el más profundo de los olvidos. También, los nueve pozos de agua con una inversión de 8 millones de pesos, a priori, el único de los proyectos que logró ser concretado antes de que terminaran sus cuatro años al frente de la Nación.
?Es una persona que quiere trabajar de presidente?, señaló Miguel Lunghi el día después de la visita y valorizó el haber conseguido obras de infraestructura que ?darán solución por los próximos 20 años?.
En el recuerdo de aquella mañana fría quedarán los gritos que arribaban desde la avenida Avellaneda en reclamo de mejoras salariales. Desde adentro, las loas de los jóvenes militantes, como el Movimiento Evita, que comenzaban a abrazar con uñas y dientes la causa del kirchnerismo, a partir de su defensa a los derechos humanos.
Coqueteo
serrano
En su vuelta en 2007, Néstor Kirchner dejó una frase que marcó la escalada de la fluida relación con la gestión comunal: ?Lunghi me entusiasma y me convence?. Era la época de los despachos abiertos y las carpetas entregadas en mano al secretario de la Presidencia, Oscar Parrilli.
Unos diez mil tandilenses esperaron al entonces presidente en el cerro para ser testigos del descubrimiento de la réplica de la Piedra Movediza. Entre el público volvieron a sonar los reclamos. El de mayor impacto fue el célebre body painting de Victoria Estrada, la militantes de la Asamblea Ciudadana por la Preservación de las Sierras que se desnudó para pedir el cese definitivo de la explotación minera.
Lejos del palco, los adjudicatarios del barrio Falucho XXII y, una vez más, los docentes universitarios que pedían mayor presupuesto educativo.
Ese fue el momento de mayor cercanía entre el Tandil lunghista y el Gobierno nacional encarnado en el kirchnerismo. Ahí mismo, el Intendente reconoció que le habían ofrecido pegar el salto a las filas K y adelantó que se mantendría firme en sus convicciones.
Tal vez ese fue el principio del fin de un coqueteo político. De todas formas, lo único cierto es que se convirtió en el último encuentro entre el dirigente y este pueblo.
La noticia de la repentina muerte de Néstor Kirchner dejó en la ciudad una sensación extraña, de comentarios vagos y del lógico temor disfrazado que produce toda incertidumbre. Y es que, guste o no, ayer se fue un hombre clave de la política de la última década y dejó un inmenso espacio vacío.*
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