Para por el diván, Walter Castro: “Ando con ganas de volver”

Conductor radial y personaje de los ´90, con su estilo forjó una renovación de la radio local que enterró viejos esquemas. Desde Bolivia, hoy apuesta a una recuperación del país para regresar a Tandil y a aquella gran pasión.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email-¿Por qué te fuiste?
-Por dos motivos. Principalmente por la situación económica, el corralito de Fernando de la Rúa y un problemita de salud sobre el que no voy a entrar mucho en detalle, pero que estoy sobrellevando muy bien.
-Y tuviste que dejar de hacer lo que te gustaba, la locución.
-¡No! ¡La locución, no!
-Perdón, ¿la conducción?
-¡No soy locutor! Nunca lo fui. A pesar de que la gente me consideraba locutor, a mí no me da la cara para decir que lo fui, sería un caradura. Lo que yo hacía era conducir un programa. ¿Sabés qué es lo que ocurre?: ¡la voz es lo que menos importa!, ¡no interesa!, cualquiera puede hacer radio, lo importante es traspasar el medio.
-Sin falsas modestias entonces: tuviste un lugar importante en la radio de los ’90 en Tandil.
-Las cosas como son, sí, reconozco que he aportado, pero no fui el único, e insisto: ¡cualquiera puede hacer un programa de radio! El tema es quién logra jugar con la imaginación del oyente, llegarle al corazón, modificar su estado de ánimo. Mi aporte se dio -y acá lo meto a David Marcassó- en que hacíamos cosas que para Tandil el oyente no esperaba. Lo sorprendíamos. Bailábamos con las oyentes, le susurrábamos al oído…
-Hablás con nostalgia de esos tiempos, pero por las dudas no volviste.
-Bueno, me va mejor acá en Santa Cruz de la Sierra. Esa es la verdad. Me va mejor que allá. Pero no hago medios acá.
-¿El precio de este lindo presente fue abandonar tu vocación?
-No, no, jamás, la vocación no se pierde, es algo que se lleva adentro. Mirá, en el momento en que Mauricio Macri, nuestro gran Presidente, saque adelante nuestro país, en cuanto el país mejore y más allá de que acá me compré una casa, voy a volver. Solo estoy aquí por trabajo.
-Tal vez tengas que esperar mucho.
-¡Le tengo muchísima fe al Presidente! Estoy seguro que lo va a sacar adelante. Acá tengo que cumplir un contrato, pero quiero volver. Cuando el país mejore, te juro que vuelvo y vuelvo a la radio.
-Y te encontrarás con otro Tandil.
-Ya lo sé, lo sé, porque con perfil bajo, muy bajito, voy todos los años.
-¿Y vos? ¿Cambiaste?
-Sí, he cambiado, estoy más reflexivo, leo más que antes.
-¿Qué aprendiste en Bolivia?
-Nada. No aprendí nada acá. No te voy a mentir, vine a trabajar, a desarrollar mi trabajo en una empresa médica, soy uno de los gerentes de una empresa médica, me dedico a eso.
-Siempre tuviste una personalidad bastante carismática, digamos, y eso no se pierde.
-¿Carismático? ¿Me estás jodiendo? Yo ante todo me considero ¡un feo de mier…!, pero tengo la suerte más grande: en todos los lugares donde he estado he tenido buenas amistades. No debe haber nada más lindo que ser querido; no admirado, eh, no, sentirse querido.
-¿Por qué ahora te llamás Ariel Parada?
-¡Soy Ariel Parada para que no me rompan las pel… por Facebook hablándome de la radio! Mi nombre completo es Walter Ariel Parada. Castro es el apellido de mi mamá. Usar el Parada en radio es medio feito, no muy comercial que digamos, por los chistes que saltan. Por eso usé el apellido de mi mamá.
-¿A quién entrevistamos entonces?
-Lamentablemente vas a tener que decir que entrevistaste a Walter Castro o al Negro Castro porque si ponés Ariel Parada van a preguntar ¿y quién es éste?
-Supongamos que el país mejora y tenés lugar en un medio en Tandil, ¿qué estilo aplicarías hoy?
-Macri va a sacar el país adelante, va a lograr que esta manga de hijos de p… devuelvan la plata, esa manga de mafiosos de Cristina y toda esa sarta de sinvergüenzas. Lo está logrando de a poquito y cuando lo logre con el apoyo de todos, ¿sabés cómo voy a volver?
-No.
-Con el desafío de siempre: diciéndole al dueño de la radio que sea ‘dame el peor horario que tengas’. Porque el desafío es lo que te da la energía para tratar de lograr tu meta. Cuando elegís lo peor, te esforzás más. ¿Sabés qué horario me dieron en Radio Tandil en aquel entonces? De 0.30 a 3 de la mañana, como diciendo ‘a ver qué hacés’. ¡Y eso es lo divertido! Sacar el jugo y aprovechar lo peor, porque nadie se anima. La radio es el mejor medio de todos. En radio es maravilloso lo que podés hacer para modificar el estado de ánimo de la gente, a la hora que sea. Muchos se sorprenderían si supieran la cantidad de gente que está esperando que le toques el corazón aunque sean las tres de la mañana.
Hombre de radio (y de boliches)
Posiblemente aquellos que en Santa Cruz de la Sierra (Bolivia) día a día se vinculan con Ariel Parada (Walter Castro para nosotros) ni se imaginan que este tandilense siempre tan sobrio (y llamativamente siempre tan joven) tiene un exitoso pasado como hombre de radio en su ciudad natal y que a la vez atravesó vicisitudes como bolichero y hasta un traspié en la TV serrana. Todas esas cosas él las recuerda al detalle y no duda en abordarlas con definiciones tajantes.
“¿Si volvería a ser bolichero? (fue encargado de Studio 51, bailable top de los ’90 en Tandil) ¡Sí!, por supuesto. Pero aclaremos: de la primera etapa, porque la segunda etapa fue nefasta por la incapacidad de la gente con que se rodeó mi querido amigo Ricardo Barbini”, dijo.
La TV local es una página amarga en la vida del hoy exconductor radial. “Lamentablemente no puedo explayarme mucho de mi paso por la TV, porque duramos muy poco. Hicimos el programa ‘De cara al sol’, con Beatriz Leonardi, y a los cuatro meses lo tuvimos que levantar por un problema financiero. No pudimos conseguir ni una publicidad”, admitió.
Llamativamente, ese mismo nombre llevaba el programa en radio y sin embargo constituye el gran hito de su carrera, más allá de otros que aún permanecen en el recuerdo de los oyentes como “Con mi firma” o “Anochecer de un día agitado”.
“Con David Marcassó (con él llevaba adelante ‘De cara al sol’, a la hora de la siesta) logramos lo impensable para la ciudad en aquella época, fines de los ’80: que hasta las chicas llamen por teléfono y lean poesías. ¡Era tan cursi esa época! Y sin embargo, logramos que buscaran en libros, revistas y leyeran poesía por teléfono, cosas que jamás alguien pensó que podía suceder en Tandil desde un medio”, evocó.
A la hora de las gratitudes, Castro no anda con vueltas para situar en lo más alto a José María “Coco” Guimet. “El me abrió las puertas de la radio, pese a que yo lo volví loco. Le debo todo”, expresó.
-¿Por qué lo volvías loco?
-Porque yo era chiquito y lo molestaba mucho. Iba a la radio y le decía: ‘Señor, ¡yo quiero trabajar en esta radio!’, y se me cag… de risa. Me decía: ‘Vos sos chiquito, pensá bien, sos muy chiquito, volvé el año que viene’. Y volvía al año: ‘¡Señor!, por favor, yo quiero trabajar acá, por favor’. Yo admiro a Nicolás Netri, que luego trabajó en el canal de Rogelio. Me acuerdo de escuchar a Nicolás y decir: ‘Guauuu, un tipo que logra cambiar el estado de ánimo del que lo escucha’. Y me planteaba: ‘Qué huevada la radio que tenemos, qué aburrida, por favor, ¿por qué hay que hablar serio siempre?, ¿por qué no se puede reír?’.
-Al final pudieron reírse.
-Con Jorge Bruno. Jorge me dio la oportunidad en ‘Con mi firma’. Es preciso recordar el enorme esfuerzo que hizo Jorge para combatir a toda esa manga de hijos de mil pu… que nos hacían la guerra porque no estaban de acuerdo con el formato de radio que proponíamos, los amargados de siempre, los que querían una radio capturada y no soportaban ver a la gente cag… de risa. Jorge se peleó con medio Tandil por eso y siempre le metió el pecho a todo. Nosotros éramos soldaditos atrás de él y al final pasamos a los mediocres que había en la radio porque Jorge metía, metía y metía, y así dejó una huella increíble. La pucha que hubo que pelear y fue difícil. Pero se logró. u
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