Por la restitución de un menor a su madre
Un grupo de vecinos convocó a El Eco de Tandil, a efectos de relatar una situación en la que está involucrada una mamá a la que le sacaron su hijo menor en una circunstancia -un poco confusa- de un probable maltrato.
Los vecinos, testigos presenciales de la relación madre e hijo a través de los años, se presentaron en la causa que se tramita ante el Juzgado de Familia, pero aún no han sido citados. Hace ya un año que el niño fue retirado de su casa y la madre se pregunta ¿qué delito cometí?
El 28 de julio de 2009, una mujer encuentra a un compungido pequeño en una plaza. Lo lleva hasta su casa, donde la madre, al parecer le habría dado un tirón de pelo porque nerviosa por haberlo buscado por todos lados temió que le hubiera pasado algo.
La mujer que lo encuentra llama a la Comisaría de la Mujer y en esa dependencia, junto a la madre y el niño, se ofrece a tenerlo por una noche -dado que estaba nervioso-; a lo que la madre asiente, dándose allí la primera medida de abrigo.
El Servicio Local de Promoción y Protección de Derechos decidió extender el alojamiento, prorrogándolo una y otra vez, tomando conocimiento el Juzgado de Familia que continúa con la misma medida.
Para tomar la decisión de retirarlo del hogar se supone que se habrán tenido en cuenta las condiciones socioambientales y no se puede negar que la vivienda no es el escenario apropiado para su crianza, ya que no reúne las mejores condiciones de habitabilidad. La madre perdió a su esposo en octubre del año pasado y cuida de su hermana enferma. En la parte delantera vive un pariente denunciado por malos tratos y presunto abusador sexual del menor, por lo que tiene una orden de restricción de 300 metros. A la parte delantera de la casa, la separa de la posterior un tabique. Sin embargo, 300 metros son tres cuadras.
Así y todo la que se fue de la vivienda fue Laura ?a quien así llamaremos para preservar su identidad- y ahora está alojada en una pensión pagada por Desarrollo Social, junto a su hermana.
Laura sabe que si bien no cuenta con una casa en condiciones para tener a su hijo podrá vender la que heredó con su hermana y su tío, cuando el abogado de la sucesión lo determine, y con ese dinero tratar de comprar algo para estar con su hijo. Se lo comenta a esta periodista y calla, porque no está acostumbrada a hablar con extraños o en una reunión, no tiene un vocabulario fluido, ni es conocedora de sus derechos, hace lo que puede y en más de una oportunidad le han dicho y le han hecho sentir que no vale nada. Laura tiene una autoestima baja, es poco instruida y pobre.
Además, es verdad que no es muy efusiva. Sin embargo, los vecinos, los que la defienden, los que desean ser sus testigos, hablan de una madre que cuidó en todo momento del niño, que vivió siempre ?ella y su hermana- amenazadas por el tío, y al que hace cuatro años viene denunciado por violento, alcohólico y presunto abusador.
De modo que Laura no es una mujer que no sepa cómo actuar en determinadas situaciones sino que en el aquí y ahora, angustiada y deprimida por la situación, necesita del apoyo de sus vecinos. Trabaja en casas de varias familias y cuenta con la posibilidad de mantener al niño ?como lo venía haciendo-, pero necesita desesperadamente una vivienda.
Al nene no sólo lo ha retirado la Justicia de su casa sino de la escuela a la que concurría y de otras actividades que eran el referente con su círculo familiar. Laura no deja de preguntarse: ?¿Qué delito cometí para que me saquen a mi hijo??.
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La necesidad de un
Estado presente
Este grupo de vecinos, más de sesenta, los que la conocen de toda la vida y se ofrecieron como testigos, aunque nunca fueron citados, han visto el amor de la madre por su hijo, los cuidados y también la falta de protección de parte del Estado.
Actualmente, Laura tiene un régimen de visitas muy acotado y siempre con presencia de alguna persona del Hogar -donde se darían las entrevistas porque seguiría viviendo con la persona a la que se otorgó el abrigo-. En este marco de situación, Laura se sigue preguntando: ?¿Qué delito cometí para que no me dejen estar con mi hijo más tiempo??.
No hay pruebas de que haya sido un niño maltratado ?así lo expresan los vecinos- y tal vez la manera de dar afecto de esta mamá no pase por demostraciones efusivas y diálogos extensos, sino por el acompañamiento en sus actividades de educación y recreación, por vestirlo y alimentarlo. ¿No son estos gestos de amor?
Laura actualmente está asistiendo al psicólogo para poder sobrellevar la angustia que siente, pero ?la procesión es verdad, a veces va por dentro- que no exterioriza en el afuera.
Por nuestra tarea periodística en este tipo de casos hemos visto situaciones graves, familias viviendo hacinadas, madres abandónicas con hijos pequeños a los que ni siquiera envían a la escuela; las que venden las donaciones aún a costa de que sus hijos se queden sin lo necesario, madres que no parecen comprender la situación, que no son capaces de sostener una conversación fluida y que a veces pareciera que no están bien ubicadas en tiempo y espacio. Sin embargo, allí están los chicos, en casas con pisos de tierra, sin agua, sin nada, con su mamá. Y estas situaciones las hemos plasmado más de una vez en este Diario, entonces no podemos dejarnos de preguntar ¿por qué a Laura le quitaron su hijo?
Esta mamá ?que no es un modelo de madre porque los modelos están en las publicidades no en la realidad- necesita herramientas para poder volver a encontrarse con su hijo. ¿Cuáles serían además de la asistencia psicológica para ella y su hijo que ya les están brindando?
Seguramente, la posibilidad de tener un régimen de visitas más abierto, porque a pesar de lo acotado que es en la actualidad ?cuentan los vecinos- que hay grandes progresos en la revinculación, con cartitas y charlas de mamá e hijo.
Y continuando con las herramientas necesarias, Laura precisa una casa digna donde vivir con el pequeño y su hermana.
En este último caso, señala la Ley de la Promoción y Protección Integral de los Derechos de los Niños en su artículo 9 inciso 1 sobre la ausencia o carencia de recursos materiales: ??han de entenderse aquellas circunstancias en las cuales el niño por sí o en su contexto familiar sufre la vulneración de derechos sociales, económicos y culturales, que impiden en la práctica asegurar su crianza, educación, atención sanitaria y un ambiente sano. En cualquiera de estas situaciones, la respuesta estatal deberá dirigirse al sostenimiento del grupo familiar y con el objeto de propender a satisfacerlos en forma interdependiente e indivisible, serán abordados en forma conjunta entre las áreas de competencia de los distintos Ministerios??. El artículo séptimo también se refiere a la ?protección y auxilio a la familia y comunidad de origen en el ejercicio de los deberes y derechos con relación a los niños?.
Así las cosas, los vecinos vuelven a pedirnos que este caso tome estado público, porque en parte de la carta del 21 de enero al Juzgado de Familia dicen: ?? somos testigos de los cuidados y atenciones recibidas por el niño de parte de su madre: el cuidado personal, la preocupación permanente acompañándolo a la escuela y no hemos visto marcas de malos tratos en el niño. Solicitamos que la Justicia convoque a las instituciones del entorno social inmediato (las enuncian) para aportar valiosos testimonios. Hay antecedentes de denuncias reiteradas de? contra su tío desde hace aproximadamente cuatro años. Hasta aquí como vecinos (son más de 60 firmas) no quisimos interponernos en el camino de la Justicia, pero viendo que pasa el tiempo y no hay resolución, nos planteamos ¿qué pasa? ¿Por qué no se protegió el vínculo madre-hijo que es sumamente importante? por todo lo expuesto es que los vecinos no podemos tener una actitud de indiferencia ante esta gran injusticia, y esperamos de su parte una pronta solución. Quedamos a disposición de la Justicia?.
Periodísticamente hemos protegido las identidades de la madre y el menor, porque así lo dictamina la Ley.
Quienes entienden en estas cuestiones señalan que aunque un niño viva en situación de calle o riesgo, siempre se arbitran medidas ?hasta que se agotan- para preservar el vínculo madre-hijo.
Si esto es así, qué respuesta se le da a esta mamá cuando se pregunta ?¿qué pecado cometí para que me quitaran a mi hijo?.*
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