Presencias jóvenes en el Mumbat
La quinta edición de Arte Joven se inaugurará el próximo sábado, a las 19.30, en el Museo Municipal de Bellas Artes de Tandil. El hilo conductor de la propuesta desarrollada en esta ocasión se centró ?al igual que en las ediciones anteriores- en dar visibilidad a la producción local de arte, basándose en la organización de piezas realizadas por artistas y curadores jóvenes.
En esta exposición de ?Niño faro? y ?Atravesar? afloran una serie de diferencias que hacen visible las distancias en cuanto a la percepción política, social y cultural de nuevas generaciones de artistas, así como también es posible constatar una serie de transformaciones metodológicas de gran significación en la construcción y desarrollo de las propuestas curatoriales.
La noción de ?generación?, desde su puesta en acción en la literatura de principios del siglo pasado, a pesar de su inexactitud cronológica al momento de generar análisis, se ha utilizado constantemente como comodín que, al fin y al cabo, no deja de servir como excusa para la agrupación de obras y artistas. El término Arte Joven ha revalidado las luchas generacionales por sostener discursos en el ámbito cultural. Si a esto le sumamos la importancia institucional que han adquirido las anteriores generaciones encargadas del sustento del arte local, así como sus referencias, podemos constatar que en la organización de esta muestra hay un paso significativo en destituir la hegemonía del tema generacional, para dar paso a la importancia de los contextos urbanos y abrir la crítica a las infraestructuras culturales que dan soporte a dichos contextos.
Ahora, este paso significativo no quiere decir que las relaciones entre nodos urbanos productores de cultura se encuentren plenamente desarrollados. Justamente su falta de desarrollo es lo que ha abierto espacios para que los artistas jóvenes se salten ciertas formalidades discursivas del arte local y, de esta manera, den cabida a propuestas que cruzan directamente la sociedad y el entorno inmediato como motor de reflexión.
Este fenómeno del arte joven nos permite conocer y construir una nueva mirada de nuestros noveles artistas como es el caso de Mariana Cassarotti y Nicolás Hernandorena, que nos plantean desde diferentes lenguajes: joyas-objetos y dibujos, originales desafíos cuyos enfoques incluyen una cultura de la innovación, orientada a la investigación y a capitalizar otras miradas críticas y nuevos estímulos.
Dice la artista Mariana Cassarotti sobre su propuesta: ?Mi trabajo está signado sobre el concepto de mutación, sobre un material existente que al verlo y considerarlo, comienza a tener otro valor.
Esta transformación se produce cuando mi mirada lo atraviesa y lo interviene, para instalarlo en otro universo en el que se evoquen distintas significaciones.
Me gusta trabajar desde la materia prima y mantener un diálogo con ella, hasta enfrentarme con su límite y el mío propio.
Unas chapas encontradas en la calle, fragmentos viejos y corroídos debían encontrarse en un equilibrio dinámico y armónico con otro elemento sutil y delicado: las plumas, transformándose en una serie de joyas-objetos que hoy expongo.
Este contraste representa una transición en mi exploración de las distintas posibilidades de cada material, un nuevo punto de partida, un nuevo camino por transitar (atravesar): el del trabajo exclusivo con el metal.
En las fotografías los objetos cobran un valor específico dentro de las situaciones representadas permitiéndome expresar percepciones y significados de mi imaginario personal…?.
Comenta la directora del Mumbat, profesora Indiana Gnocchini: ?Si tengo que enfatizar sobre la selección de estos noveles artistas, debo revelar que sus propuestas, desde sus mundos íntimos, insinúan fragmentos metafóricos de las nuevas subjetividades ciudadanas. Así, en los dibujos coloreados de Nicolás se visualiza una narrativa cargada de profundidad simbólica, con una retórica sobrecargada de lirismo. Con una preocupación ficcional, ?Niños faros? tienen una singular voluntad de estilo, donde se suscita el efecto perceptivo y lúdico del boceto. Prescinde así del carácter conclusivo de un dibujo acabado, apelando de esta forma a un lector abierto, que se deja llevar por un dibujo analítico, de zonas claves de la expresión subjetiva, orientando nuestra mirada al interior de sus personajes, donde los trazos y su intensidad, los contrastes de oscuridad-luz y la ternura de sus protagonistas de estilizadas manos, nos sorprenden con un ingreso al campo formal de la obra desde puntos de vista que conllevan a un universo estimulante para la visión del observador?.
Comenta acerca de su obra Nicolás Hernandorena: ?Sobre el borde, la marea abandona su partida. Como toda la vida esperando que amanezca, como ahuecando el aire con las alas. La ilusión de ver ese nacer dentro del arco iris. Los niños faros son aquellos seres que nos matizan de acordes la tarde, para que en la sombra, las estrellas brillen por su ausencia…?.
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