Presentaron el queso Don Francisco, un proyecto productivo local que recupera una historia familiar
Esta semana, en el Museo del Fuerte, se hizo el lanzamiento oficial. La marca es un homenaje al bisabuelo de Alejandro Bonadeo, que en 1919 montó un fábrica de lácteos en La Pastora. El producto se venderá en puntos estratégicos y mediante plataformas digitales. “Lo más rico del queso, más allá del sabor, es la historia”, definió el impulsor del emprendimiento.
El lunes pasado, en el Museo Histórico Fuerte Independencia, se concretó el lanzamiento oficial del queso Don Francisco, un emprendimiento productivo que recupera una fuerte tradición familiar con una apuesta por la especialidad de un producto destinado a un mercado específico.
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Con el impulso de Alejandro Bonadeo, el proyecto se convirtió en un homenaje a su bisabuelo, Francisco Bonadeo, quien fundó una fábrica de quesos en La Pastora.
La fecha elegida para el lanzamiento del producto no fue casual. Es que el 25 de noviembre pasado se cumplió un siglo de la primera entrega que realizó la firma de un queso tipo sbrinz.
“Lo más rico del queso, más allá del sabor, es la historia”, definió Bonadeo. Y sobre esa base construyó un emprendimiento familiar que fue presentado el lunes pasado durante un cálido encuentro que se celebró en una de las salas de la institución de 4 de Abril 845 ante familiares y amigos.
Surgimiento del proyecto
El relato se remonta a 25 años atrás, cuando el ingeniero agrónomo Alejandro Bonadeo encontró, entre los papeles de su abuelo, un contrato de la fábrica de quesos La Holandesa, propiedad de su bisabuelo.
En el documento, cuyo original fue donado al Museo Histórico Fuerte Independencia, se pactaba la venta de 70 mil kilos de queso de tipo sbrinz, el modo en que se haría la entrega del producto y sus características. “El queso será de primera calidad, sin fallas, con un estacionamiento no menor de 45 a 60 días a contar desde la fecha de su elaboración”.
En el acuerdo, que fue firmado el 10 de septiembre de 1919, se pautaba además la fecha en que debía concretarse la primera entrega, el 25 de noviembre de ese mismo año.
Con esa contundente referencia a la empresa que había montado su bisabuelo, Bonadeo comenzó a indagar y a buscar información que le permitiera reconstruir esa historia familiar vinculada a la industria quesera desde generaciones pasadas.
Para el impulsor del proyecto, retomar la producción de un tipo de queso tan particular, anclada en una tradición familiar para perpetuarla en el tiempo, se convirtió en uno de los principales aspectos que rodean la propuesta.
“Recuperar este trabajo de un gran emprendedor como fue Francisco Bonadeo a través de este proyecto, con una connotación familiar y de tributo a los emprendedores de Tandil, fue lo más importante”, resaltó.
Poniendo un especial énfasis en los antecedentes que acompañan este emprendimiento, las hormas de Don Francisco estarán acompañadas por un pequeño texto circular de 48 años que reconstruye la genealogía familiar, con una estética propia a partir del trabajo del escritor Elías El Hage y el diseñador Pomy Levy.
Características del producto
Además de la carga simbólica, el proyecto incorpora una fuerte apuesta a recuperar las raíces del emprendedorismo y del proceso productivo. Por eso, se selló un acuerdo con la Cooperativa Nuevo Amanecer que está a cargo de la elaboración de un queso de las mismas características.
La cooperativa “tiene un sistema que permite mandar a hacer un determinado producto. Y lo elegí porque entiendo que el esquema cooperativo es una esencia, ya que no se podía hacer de otra manera hace cien años si no había un cooperativismo”, planteó a El Eco de Tandil.
El ingeniero agrónomo describió que se trata de un queso de masa dura, estacionado y de origen suizo que cumple con ciertos procesos para alcanzar su consistencia y sabor. “Es el típico reggianito. Lo que sucede es que cuando el queso que se producía en Suiza pasaba por los Alpes hacia Italia, los italianos lo denominaron queso sbrinz por la zona de la que provenía, Brienz”, repasó.
“El gen tandilense tiene todas estas raíces del trabajo, el emprendedorismo”, y ello también quedó en evidencia un siglo atrás al poner en contexto la fabricación de quesos de la firma de su bisabuelo.
Apuesta a un mercado específico
Por tratarse de un queso estacionado, el mercado al cual está dirigido es más específico. Con una primera tanda de una tonelada, comenzará la distribución en puntos estratégicos de Capital Federal para apuntar a esos potenciales clientes.
A pesar de toda la carga histórica, los quesos Don Francisco se venderán a través de plataformas digitales con miras a alcanzar a otros nichos.
“Entendemos que habrá un crecimiento del producto. Todo el contexto es muy simbólico y lo que prioricé fue la historia”, insistió Bonadeo, que, ante este singular desafío, asumió un nuevo compromiso y buscó perfeccionarse a través de una maestría en administración de negocios. “Y este proceso me está llevando a querer la mejora como profesional”, confesó.