Procesan por estafas a la esposa, hermanos y otros socios del financista Eugenio Curatola
Fuentes judiciales informaron que la medida fue ordenada por el juez de Instrucción porteño Mariano Scotto, quien el 30 de diciembre último detuvo a Curatola en un country de Hudson.
En la misma resolución, el magistrado procesó a Silvina Amestoy, una reconocida abogada del fuero civil y comercial que es esposa del empresario y a quien acusó de los mismos delitos que a su marido: ?Organizadora de asociación ilícita y coautora de estafas reiteradas en 167 oportunidades?.
Otro procesado es Clemente Curatola, hermano de Eugenio, también considerado organizador y acusado de 90 casos de estafas reiteradas.
Los voceros explicaron que el juez Scotto decidió dejarlos en libertad en base al plenario ?Díaz Bessone?, dictado en octubre por la Cámara de Casación Penal y de cumplimiento obligatorio para los tribunales inferiores.
Ese polémico fallo estableció que todo acusado tiene derecho a esperar su juicio en libertad, por más que esté acusado de un delito grave, y que sólo se podrá ordenar su prisión preventiva si el juez considera que existe peligro de fuga o de entorpecimiento de la investigación.
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Sin antecedentes
A diferencia de Curatola, que tiene una condena de dos años y medio de prisión por estafa y estuvo prófugo en Miami, sus familiares no cuentan con esos antecedentes y por eso el magistrado decidió mantenerlos excarcelados.
Sin embargo, les prohibió la salida del país y trabó un embargo sobre sus bienes de 16,2 millones de pesos en el caso de Amestoy y de 6,2 millones en el de Clemente Curatola.
Otro hermano del financista, Sebastián Curatola, fue procesado por un delito menor, miembro de la asociación ilícita, pero se consideró que tuvo participación en las 167 estafas probadas.
El resto de los miembros procesados de la ?banda? (son cómplices de Curatola), que tuvieron una participación en la maniobra para concretar las estafas son: Juan José Tours, Juan Carlos Amestoy, Abel Irianni, Eduardo Massad y Diego Barrera.
En tanto, se dictó el sobreseimiento de Patrick Samuel y la falta de mérito de Pablo Carballo y Marcela Brook, también investigados en el expediente.
Una estafa sideral
En este caso se investigan estafas cometidas contra al menos 1200 personas que invirtieron unos 33 millones de dólares y nunca los recuperaron, aunque se estima que en todo el país hubo 11.000 damnificados -muchos de los cuales nunca hicieron reclamos- por un total de 300 millones de dólares, cifra que surgió de contratos secuestrados en la casa de Curatola cuando se inició esta causa en la Justicia federal.
En 2001, Curatola -ex vendedor de seguros- formó la empresa que lleva su apellido para asesorar a gente interesada en inversiones con brokers del exterior y tuvo una avalancha de clientes.
La empresa tuvo su sucursal en Tandil y una damnificada planteó a El Eco de Tandil que en su situación habría unos 400 inversores locales.
Algunos aprovecharon esta oferta para retirar dinero del país en plena crisis por el corralito financiero en 2001, y se abrieron cuatro oficinas en la Capital Federal y al menos veinte en el interior.
Al comienzo, los clientes recibían ganancias fabulosas (del ciento por ciento) a través del broker estadounidense FXCM, pero a fines de 2003 éste dejó de operar con Curatola y apareció en escena otro, llamado Forexvan, de las Islas Vírgenes.
Desde entonces, Curatola comenzó a pedir a los clientes que depositaran su dinero en el Commercial Bank de Bermudas y si bien al principio seguían cobrando dividendos, en febrero de 2004 ya no pudieron retirar ni un centavo más.
En la causa se determinó que el empresario era titular de la empresa Vaderbilt (con sede en Panamá) desde donde se habrían realizado las maniobras.
También se reunieron elementos que confirman que Forexvan pertenecía a Curatola y que para que los clientes no sospecharan abrió ?oficinas virtuales? en distintas ciudades del mundo, entre ellas, Londres, Tokio, Sidney, Shangai, Luxemburgo y San Petersburgo.
De tal forma, si algún inversor llamaba a esas supuestas sucursales, un empleado decía pertenecer a Forexvan y nadie dudaba de la existencia del fondo de inversión.*
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios