Qué es de la vida de Juan Carlos Menchón
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Vale recordar a quienes fueron protagonistas del deporte tandilense, además de llenarnos de orgullo por su dedicación y esfuerzo, representando en la más alta competencia a nuestra Tandil. Me refiero al profesor Juan Carlos Menchón, “un gallego con los pies sobre la tierra”, que camina la vida con humildad. Diría él: un laburante tratando de superarse día a día porque la caída está siempre a la vuelta de la esquina.
Su esposa Silvia le dio cuatro hijos varones: Rodrigo, Ignacio, Alejo y Juan Pedro, conformándose una familia con valores éticos, enseñados al “Gallego” por sus padres.
Su comienzo en el deporte fue con una pelota de fútbol en el club Independiente, donde recorrió las divisiones inferiores hasta jugar en primera división. Compartió momentos muy gratos con amigos formados en el deporte, como Rodo Giménez, Carlitos Pose, Jorge Casares, Enrique Torres, Osvaldo Salvo, Jorge García, Daniel Islas, Juan Di Paola y Dardo Ibáñez, entre otros. En esos años, se produjo la ida de Vicente Pernía, quien brillara en Boca Juniors, club al que todos los “cebollitas” quieren llegar.
Su trayectoria como profesor de educación física llevó a Menchón en el Hogar Escuela Aleluya, cuya sede hoy es en la Casa del Deporte; Escuela 53; Colonia de Vacaciones Municipal.
En 1982, después de 46 años de sequía, los rojinegros lograron el torneo Oficial de fútbol de la mano de Menchón. En 1987, bajo la presidencia de Duggan Martignoni, es designado director del Departamento de Educación Física de Independiente, de igual forma posteriormente es el director en Unicén.
El “Gallego” es una de esas personas que aman lo que hacen y siempre están buscando nuevos horizontes, nuevos desafíos. Se vinculó al tenis en el mejor momento deportivo de Raúl Pérez Roldán, asumiendo como preparador físico de Guillermo y Mariana, y de Franco Davín.
El vínculo con Raúl y la actuación de Guillermo a nivel internacional le sirvieron a Menchón para adquirir una experiencia profesional de primer nivel.
La gratitud es otro de los fundamentos de su vida, es un agradecido de Raúl Pérez Roldán, Daniel Romeo y Horacio Rodríguez, que fueron las personas que lo tuvieron en cuenta para desarrollar su carrera profesional, tanto en el fútbol como en el tenis. Por el lado de Raúl, con su hijo Guillermo y Mariano Zabaleta; con Romeo en Estudiantes; y con Horacio en Independiente y Grupo Universitario.
El desafío fue su meta permanente y tiene bien en claro que a las posibilidades no hay que dejarlas escapar. El tren, quizá, pase una sola vez en la vida y si no te subiste… perdiste.
Su hijo Ignacio tomó la posta y hace la parte física de otro tandilense que la está rompiendo, “Pico” Mónaco. Seguramente, el apellido Menchón tiene una marca registrada en el deporte serrano.
Sabemos que su corazón es rojinegro, pero su profesionalismo inalterable. La alta competencia lo llevó a esos desafíos que lo tuvieron como protagonista en más de una entidad de nuestro medio, sea en el fútbol como en el tenis.
El deporte de Tandil se nutrió de su sapiencia y mientras él está agazapado en busca de un nuevo desafío la ciudad de la Piedra Movediza le agradece su entrega.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios