Qué podemos hacer para prevenir el Síndrome Urémico Hemolítico
La escherichia coli es una bacteria que se encuentra en el tracto gastrointestinal principalmente del bovino, así como también se presenta en el del ovino, del cerdo, de pequeños rumiantes y algunos animales de zoológico. Esta es parte de la flora intestinal normal de los animales, aunque algunas se convierten en patógenas. Las bacterias son eliminadas a través de la materia fecal y contaminan el ambiente y el cuero. Cuando los animales son faenados y no se siguen ciertas normas de higiene en el proceso, una mala maniobra puede causar que el cuero o las vísceras toquen la media res y la contaminen. Luego, esa media res es cortada y dispuesta en la góndola o el mostrador de la carnicería para llegar a nuestras heladeras.
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En términos mundiales, Argentina es el país en el que más casos de SUH hay, siendo los niños de entre 6 meses y 5 ó 6 años de edad la población de riesgo. También se han dado casos en adolescentes y en adultos inmunocomprometidos, pero no son habituales.
La gravedad del Sindrome Urémico Hemolítico reside en que “es una enfermedad que se produce con muy poquitas bacterias”, señala Padola. Sólo se requieren entre 10 y 100. Así como también es necesario resaltar que la contaminación no se produce solamente a través del consumo de carne.
Síntomas
Una vez que la bacteria ingresa a la persona a través de la ingesta, se adhiere al epitelio intestinal, produce una toxina que atraviesa el intestino y llega a la sangre. Luego se distribuye por el organismo y se aloja en órganos que tengan un receptor para la toxina, como el riñón, el hígado, el bazo, el páncreas y el sistema nervioso central. Cuando la toxina se adhiere al receptor, produce la muerte de la célula y se producen los síntomas visibles.
En primer lugar se va a evidenciar diarrea, que puede transformarse en sanguinolenta, ya que la bacteria se sitúa en el intestino. Más tarde decanta en problemas renales, y hasta insuficiencia renal con secuelas a largo plazo, o directamente problemas neurológicos, que pueden ocasionar secuelas o, incluso, la muerte, que alcanza hasta el 5% de los casos.
La doctora señaló que hay más de 400 casos nuevos al año en Argentina, y a nivel local apreció: “Venimos complicados en Tandil. (…) Se están viendo casos de bacterias, que se llaman cepas, que son bastante más agresivas y patógenas”. Ello se suma a la ausencia de tratamiento para curar la enfermedad, se convierte en aún más peligrosa, ya que sólo se tratan los síntomas que va presentando, los cuales no son previsibles.
Prevención
Noralia enumeró una serie de recaudos que se deben tomar para evitar la contaminación de los alimentos:
- Guardar la carne en un bol para luego colocarlo en la heladera.
- Poner la carne en espacios donde, si sale jugo, no se derrame a estantes inferiores.
- Evitar colocar las verduras que se consumirán crudas al lado de la carne, en el mismo estante.
- No usar la misma tabla y cuchillo para cortar la carne cruda y las verduras que no se cocinarán, ya que puede ocurrir lo que se llama “contaminación cruzada”.
- Cocinar los alimentos a más de 70 grados de temperatura.
- Lavarse las manos: antes y después de tocar animales, manipular alimentos e ir al baño.
- Bañarse en piscinas controladas, donde se conoce que el agua no fue expuesta a desechos de animales.
- Consumir agua potable.
- Consumir lácteos pasteurizados y mantener su cadena de frío.
- Lavar las verduras con agua y unas gotitas de lavandina.
- Evitar que los nenes se lleven las manos a la boca luego de jugar con un animal de granja, ya que su cuero también está contaminado.
- Prescindir de materia fecal de animales para abonar las quintas hogareñas. “Es un disparate”, calificó la doctora y añadió: “Tenés la materia fecal contaminada y vas a tener las verduras contaminadas”.
- En los jardines de infantes, las maestras deben usar guantes cuando cambian los pañales de los nenes, ya que algún niño puede estar eliminando esta bacteria y no producirle ninguna afección, pero sí contaminar a otros.
Algunos consejos pueden parecer estar de más, aunque a veces por la rutina, los olvidamos o los pasamos por alto. Incluso, si luego de preparar unas albóndigas, que sabemos que tendrán la cocción correspondiente, tocamos con las manos sucias otro alimento, se corre el mismo riesgo. Además, un adulto también puede ser portador de la bacteria y eliminarla en la materia fecal, por lo que si uno no se higieniza las manos correctamente, puede intoxicar a otros. “Son controles básicos”, señaló. “Las bacterias están en todos lados”.
Finalmente llamó a todos a mantener estos controles no sólo en cada casa, sino también en los diferentes lugares donde se manipulan alimentos. Si bien los expendedores reciben carne contaminada, hay que evitar aumentar la contaminación, porque también asciende el riesgo de adquisición.
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