Rómulo Berruti, un especialista en cine
El hombre nos espera en la confitería del Hotel Plaza, bien dispuesto a pesar del cansancio del viaje. Pide un té con leche, ?la leche en un jarrito aparte y fría? ?dice- y un tostado. Nosotros vamos por la charla de este hombre que no es la primera vez que está en la ciudad participando de un Festival de cine.
-Es imposible no caer en un lugar común, hablar de ?Función Privada?
-Fue un programa único en la historia de la televisión argentina, pero hubo muchos otros que la gente no recuerda: Jacobson tuvo un programa durante muchísimos años, Emilio Ariño, también y Rubén Aldao en canal 11 tuvo otro durante casi 20 años, a la hora de la siesta. Pero Función fue algo distinto, creativo.
-¿Cuál era la base del éxito?
-El gran hallazgo es que los dos somos dos grandes profesionales formados en el periodismo gráfico y que además tuvimos la oportunidad de que lo que estábamos haciendo en canal 7 era un programa con películas muy flojas y nos favoreció la democracia; cuando llega Miguel Angel Merellano al canal, nos dijo si queríamos pelear el prime time con otros canales. Obviamente, dijimos que sí, pero si nos compraban material de primera línea. Al principio largamos con poca cosa, proyectamos ?Hijo de hombre?, de Lucas Demare que tuvo un rating muy bueno e hicimos dos o tres más de Torre Nilson y después el canal empezó a comprar. Fue el paso del cine argentino de la pantalla grande a la chica y esto se dio en Función. Eran otras épocas, los canales eran todos del Estado y tenían el mismo presupuesto, pero cuando pasaron a ser privados, manejando otras cifras, canal 7 no pudo competir.
-¿Cuántos años duró el programa?
-16 años, de trabajo mancomunado con Morelli haciendo cosas conjuntas, casi 19, Microcine 7, el sábado Segunda Noche que eran bosquejos de lo que después sería Función Privada. Estuvo casi doce en el 7 sin salir del aire nunca porque en los veranos también se trabajaba y cuatro en la señal de cable Space y allí terminamos.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl cine no puede ser hermético
-Entonces siguió con su profesión de crítico teatral.
-Llegué a Clarín en el 64, estuve 26 años como crítico de teatro y como jefe de la página, ahora ya no hay jefes sino editores de espectáculos.
-¿Había más o menos cantidad de estrenos de cine que ahora?
-Creo que más y empecé a ir al cine como crítico y se abrió la otra vertiente.
-¿Cree que el cine argentino necesita del apoyo del Estado para poder llegar a las salas?
-Es de la única manera que se puede hacer, sin auspicio del Estado no se podía filmar, el cine es muy caro. El cine pequeño digital que se hace con una camarita y que después pasa a un estadio mayor de técnica es más factible y lo hacen los chicos de las muchísimas escuelas de cine que hay en todo el país.
Pero el cine para estrenar, para mostrar en una pantalla es caro, de modo que sin el Incaa no se podría hacer.
-¿Cómo ve a los nuevos realizadores?
-Hay de todo, tenemos un cine un poco hermético, cerrado más para que lo disfruten los artistas y amigos que el público por eso cuando estrenan y no va la gente se sorprenden, pero son películas que la gente no entiende. El cine tiene que contar una historia.
-En este momento tenemos un cine que camina hacia lo comercial pero nivelando hacia arriba, ¿le parece?
-Es que se filma cada vez mejor. Y es cierto lo que dice porque el cine comercial, hecho para todo público tenía tendencia a quedarse en historias muy convencionales y los nuevos le están metiendo una mirada intelectual mayor y al buscar un lenguaje un poquito más exigente hace que, después, si tienen suerte se conviertan en trabajadores de cine si abordan los largometrajes con la intención de que se conviertan en algo más importante no deberán olvidarse nunca del público.
-Algunos directores argentinos aman los finales abiertos, ¿cuál es su mirada?
-Porque desprecian dos cosas, la historia cerrada de que haya un principio, un desarrollo y un final, porque les parece que es un cine vulgar y lo que es más grave aún se desprecia la emoción. En los últimos realizadores hay una tendencia a que no haya emociones.
-¿Tiene realizadores preferidos?
-Me gusta Lucrecia Martel de ?La ciénaga?, no la de ?La niña Santa? y me gusta mucho Albertina Carri, pero creo que todos están buscando su camino.
-A Campanella siempre se lo tildó de comercial y ganó un Oscar con ?El secreto de sus ojos?
-Es un inteligentísimo director de cine que se propuso hacer un cine que le gustara a la gente, dándole películas atrayentes y que lo tienen todo.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios