Se presenta ?El Balcón de Cristal?
Sus autores son: Joaquín Areta, Gigi Arnaiz, María Matilde Balduzzi, Analé Barrera, Hugo Basualdo, Carolina Cordi, Dorita Frúmboli, Silvia Gallarreta, Alberto García Espil, Lucas Gioja, Johana Gómez Arn, Cecilia Jubera, Nidia Leparlier, Mili Machado, María De Los Ángeles Manna, Belén Marquestau, Patricia Medina, Alejandra Di Milta, Dominique Moreno, Jorge Pedro, Flavia Pelizardi, Marta Piñeiro, Eduardo Ponssa, Carlos Mariano Poó, Pía Rasmussen, María Del Carmen Romero, Cristina Rondoletti, Berta Stutz, Lucas Vesciunas, Ignacio Villalba, Melina Yangilevich, María Woll.
La edición estuvo a cargo de Patricia Ratto y la imagen de tapa pertenece a Guadalupe Gárriz.
El comité de revisión estuvo integrado por: Matilde Balduzzi, Flavia Pelizardi, Marta Piñeiro, Carlos Mariano Poó y María del Carmen Romero y colaboraron con ellos Mili Machado y María de los Ángeles Manna.
Grupo de trabajo
-Se presenta “El Balcón de Cristal”, ¿cómo surgió la idea de realizar esta antología?
Patricia Ratto: -Yo hace muchos años que coordino talleres y, con los grupos que hace tiempo que vienen, habíamos encontrado distintas maneras de compartir los textos con muestras: hemos hecho lecturas o expusimos en conjunto con artistas plásticos, fotógrafos, entre otras producciones.
Pero tenía pendiente un proyecto que era mostrar lo que hacemos con un libro. Este año sentí que estaba preparada para emprender ese trabajo. Yo soy escritora, pero no tengo experiencia en editar libros.
Sabía que iba a ser todo un trabajo, que iba a haber idas, vueltas, tropiezos. Pero estoy muy conforme con el proceso y con cómo respondió la gente, como apoyó. Fue un trabajo de equipo.
-Estuvieron a cargo del comité de revisión, ¿cómo vivieron ese proceso?
Matilde Balduzzi: -Los tres grupos que participamos, nos organizamos para revisar los textos, hacer una primera corrección y también para facilitar el trabajo de esta producción colectiva, donde todos pusimos, además de nuestra imaginación para escribir, el esfuerzo de hacer que saliera “El Balcón de Cristal”, que es una satisfacción.
Carlos Mariano Poó: -La verdad es que, como experiencia colectiva, fue muy linda. Desde el principio al fin trabajaron todos los compañeros del taller, del mi grupo y de los otros. Tuvimos la vivencia de poder aprender.
P.R.: -Ellos, por primera vez, se pusieron en la posición de revisar la obra de otro. Además, surgían muchas cuestiones interesantes, cómo hasta dónde tocar y corregir, sin quitar la voz del autor. Eso se vio claro en las discusiones que entablaban los que estuvieron a cargo de la corrección. El libro permitió que, cada uno, asumiera de manera diferente qué es escribir y qué es ser escritor. Había un interés importante de que los escritos llegaran de la mejor manera posible. Cada uno se preocupó por lo propio y por lo del compañero.
Lucas Vesciunas: -Yo participé en el momento en que el libro estuvo diagramado. Hice una nueva mirada con otros ojos, en la última corrección del PDF que se mandó a la imprenta.
-¿Cómo se sienten de poder ver lo que han escrito en un libro?
Berta Stutz: -Hace muchos años que participo del taller. Ahora me parece genial, estoy emocionada. Pero, en un principio, no me entusiasmé demasiado porque me parecía que era muy ambicioso y que no estaba a la altura de poder participar de un libro.
Hoy, con todo el trabajo que hemos ido haciendo, más las correcciones, me siento satisfecha. No sé qué dirá el resto de la gente cuando lo lea. Es un libro que tiene todos los matices.
Tomar decisiones
-¿Cómo se eligió el nombre y la tapa del libro?
P.R.: -Yo funcioné como la editora en ese caso. Para la tapa le pedimos un fragmento de una obra a Guadalupe Gárriz que se llama “Deseos” y fue realizada en 2012. Yo pensé que no debía ser figurativo y que la ilustración de la tapa no replicara exactamente el sentido del título, “El Balcón de Cristal”. La idea era trabajar con la idea de la transparencia y los colores.
“El Balcón de Cristal”, surgió como una manera clásica de titular antologías, elegir el nombre de un cuento que sea factible de abarcar y dar sentido a la producción que tiene el libro adentro.
María del Carmen Romero es una de las escritoras y su cuento se llama así. Cuando vi el título y empecé a pensar en la diversidad de producciones y personajes que había, sentí que, cuando uno abre el libro, hay un balcón al que uno se puede asomar para ver esa diversidad. Si el balcón es de cristal, también genera algo que tiene que ver con la fragilidad y la transparencia. Es un lugar en el que uno parece que está suspendido en el aire, mirando qué hacen estos personajes.
-¿Cuál fue el criterio de selección de los textos?
B.S.: -Cada uno tiene su preferido, pero después se conversa con los demás compañeros. Unos dicen “no”, “yo voy a poner tal o cual”. Lo más importante es hacer una selección diversa, para que no sea todo lo mismo.
P.R.: -El recorte tuvo que ver con la extensión, había un máximo. Lo que se buscó es la calidad de los textos y la variación.
A veces la mirada que uno tiene sobre sus propias obras es distinta a la que tiene el otro. Este año leímos Cortázar y vimos que hasta él mismo apreciaba textos que, para la crítica, no son los mejores. Una cosa es la mirada que uno tiene sobre lo que escribe y otra, es la que tiene el resto. Se sometió a discusión de cada grupo, se evaluó y negoció para que cada uno pudiera mostrar lo mejor de su producción dentro de la extensión que nos proponíamos.
-¿En qué consistirá la presentación?
L.V.: -Hoy a las 19 estaremos en el patio de Casa Tomada que es amplio, vamos a armar un auditorio para que todos puedan participar de esta presentación.
P.R.: -Nos acompañará Norberto Salgueiro, que es un lector muy exquisito y nos da gusto de que haya aceptado ser parte de esto.
Además, los grupos han hecho varias cosas para mostrar lo que escribieron de una manera entretenida. No será la típica presentación de libro. Nosotros lo tomamos como una forma de festejar el trabajo que hicimos, porque el libro va a encontrarse con los lectores. Para nosotros es una fiesta.
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El prologo de Patricia Ratto
Basta que alguien aparezca en un balcón, para que un espectáculo comience. Si el balcón es de cristal, es probable que el espectáculo esté signado por un vértigo de transparencia que a la vez nos atraiga y nos detenga. Si el que se asoma es atrevido (como suelen ser los lectores), tanto mejor, porque puede encontrarse, en ese vuelo audaz e imprevisto, con los asedios del miedo, las imperfecciones del amor, el esplendor del disparate, los sabores del sexo, los rumores de la tristeza, lo insensato, lo frágil, lo impredecible, lo incómodo, lo incierto, y tanto más.
Quizá porque basta mirar lo que tenemos en torno, y aún más lejos, para mirarnos; como si ese ir hacia afuera, ese lanzarse con los ojos desde la altura y a los otros, fuera un ir hacia adentro, un hundirse en los propios vericuetos. Algo así como un espejismo de la distancia.
Alcanzará, por el momento, con adelantar un poco el cuerpo y disponerse a observar. Como por arte de magia, o de ficción, que a fin de cuentas es casi lo mismo, veremos aparecer de la nada: un pez, un niño, un escritor; un grupo de personas atrapadas en un supermercado; el último enganche del fútbol argentino; un paciente desorientado; dos hermanas que se confiesan en el cementerio; el equipaje que se lleva con el peso de la vida; un par de jóvenes en plena dictadura; historias que el agua moja y revela; una cárcel y un muro más que infranqueable; un sol anómalo que anuncia el fin del mundo; una empresa con curiosos empleados; aquello que se oculta en un garaje, los brotes y los perfumes que exhala la botánica de las palabras.
Pero eso no es todo, si dirige la mirada un poco más lejos se encontrará con: un mentalista que toma una decisión crucial; unos pasajeros apresados en un ascensor descompuesto; cucarachas inusitadas y tenaces; canarios largamente codiciados; niñas tan imperfectas como adorables; un reloj que permite manipular el tiempo; una cafetera capaz de desatar obsesiones; puertos y distancias con bienvenidas y adioses.
Como si todo esto fuera poco, haga un último esfuerzo, aguce más la vista, vaya más allá del horizonte y presencie una historia de amor con Piedra Movediza y todo; alcance a un silbador que invita a ser seguido; recorra los territorios que el amor explora; sumérjase en los enredos urdidos al compás de la web; reciba un regalo especial y a la vez embarazoso; viaje en un tren a una fiesta de pueblo; espíe a siete hermanas atrapadas en las rutinas de una casa sin tiempo; padezca ese don que se convierte en pesadilla; reciba el agradecimiento de quien regresa después de muchos años.
Vamos, póngase cómodo, abra el libro y asómese, que la función está por comenzar.
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