“Si uno no cambia internamente, nada cambia”, asegura Bernardo Giménez, especialista en bioneuroemoción
El médico pediatra y especialista en bioneuromeoción asegura que hace cinco años hubo un cambio en la sociedad tandilense de mayor apertura a disciplinas que buscan respuestas a partir de formas no tradicionales. Señala además que la ciudad está irradiando conocimiento sobre el tema a otras localidades de la zona.
Desde hace cinco años la sociedad tandilense experimenta un cambio en la forma de buscar respuestas a situaciones personales. Ha crecido en este tiempo la cantidad de personas que buscan en disciplinas como bioneuroemoción, la biodescodificación, la meditación, el mindfulness, una percepción diferente sobre lo que está viviendo.
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Bernardo Giménez es médico pediatra con un postgrado en bioneuroemoción y en diálogo con El Eco de Tandil brindó un panorama sobre lo que está sucediendo en la ciudad y lo que implica, en sí, dejarse llevar por una escucha activa para buscar respuestas a interrogantes.
-La disciplina no deja de tener adherentes…
Hemos notado en este tiempo que sigue habiendo mucho interés por el tema. Algunos hablan de un cambio importante en este sentido en los últimos cuatro o cinco años, donde se nota un cambio en la forma de pensarse la gente, en la forma de concebir las cosas que le suceden, entonces busca respuestas y creo que por eso se acercan a algún tipo de encuentro para hallarse a sí mismos, que es lo que tratamos de transmitir en cada encuentro bioneuroemoción. Es una herramienta para que la persona que los guía les pueda hacer las preguntas necesarias que uno se anima a interrogarse. Poder escucharse sus respuestas hace saber que esas respuestas en realidad ya las tenían. Solamente o no se animan por su propias creencias a decir lo que tienen para expresar o encuentran juicios externos que les impiden poder nombrar, pronunciar o dejarse sentir lo que en realidad sienten.
-¿Nuestra sociedad es cerrada a estos cambios?
-Al contrario, en Tandil se empezó a formar hace un tiempo un núcleo de gente el cual va trasmitiendo a la vez a otras personas. Por eso el año pasado se dio ese primer encuentro de Terapias Holísticas en Tandil, y se consideró a la ciudad como un lugar donde se pueda seguir continuando con este rumbo. Tandil está empezando un cambio y a la vez puede ser núcleo para cambios más afuera. Por ahí gente que está viajando a Olavarría, a Ayacucho, a Tres Arroyos, Azul, Rauch, que está transmitiendo esto y se está expandiendo a la zona y eso está muy bueno.
-¿La gente busca respuestas que en sus círculos íntimos o incluso en un psicólogo no encuentra?
-La psicología ejerce un rol muy importante para las personas. Al encontrarse con un psicólogo lo que yo pienso que tienen que brindar es ellos saber qué van a exponer. En ocasiones pueden presentarse a un psicólogo y no exponer todo lo que necesitan, porque un psicólogo sería de perfecta ayuda. Pero ya hay un juicio previo a animarse a hablar de los aspectos necesarios. Por eso la bioneuroemoción, que actúa incluso de manera complementaria al psicólogo, ayuda a ser un poco más incisivo con las personas, para identificar qué punto esa persona no está pudiendo manifestar. A veces nos encontramos que lo están diciendo de un modo inconsciente. Es el lenguaje que no vemos. De los síntomas, del comportamiento o de una mínima expresión. Tratamos de estar atentos a ellos en esa escucha activa.
-¿La familia o los amigos son más pasivos en esta escucha?
-A veces sucede que en la familia tratan de complacernos, tienen sus propias interpretaciones sobre lo que le sucede a la persona, entonces pueden cargarse de interpretaciones, también sus propios juicios. Trata el acompañante en este caso de bajar todas las barreras de juicios y de ser abierto a la escucha. Entonces la persona siente un canal y una vía para poder expresar lo que quiere.
-¿Hay algún grupo de edades que se identifica como los que más consultan?
-Alrededor de los 50, 55 años es el grupo que más gente se acerca a consultar. Muchas veces, si bien hay otras personas en la ciudad que se dedican a lo mismo, el hecho de haber tenido una formación médica, cuando la persona tiene un síntoma físico , que es más o menos a esa edad, identifican eso , y quizás se acercan a mí por ese antecedente de la medicina. Pero no dejo de tener pacientes jóvenes de 18 o 20 años, como personas de 80 años. Hay mucha apertura. Los mayores están mucho más abiertos a las respuestas. Entienden con mucha facilidad las cosas que se le quiere decir.
-¿En qué edad se complica más?
-El rango de mayor dificultad está entre los 22 y 42 años. Es una etapa en la cual tenemos muy estructurado nuestro ego, entonces queremos seguir sosteniendo ese ego que generamos y mostramos al mundo y en esa etapa genera más resistencia. Después a los 40, que tenemos una crisis, una movilidad, estamos abiertos a escuchar algo que nos ofrezca un cambio a lo que estamos viviendo. El ego es muy necesario pero a la vez es alguien que intenta tomar posesión de tu persona. A veces, algunos libros lo explican como el ´amo de llaves´ que quedó un tiempo a cargo de la casa y que cuando vuelve el dueño se cree él el dueño de la casa e incluso no te deja entrar. En una etapa de la vida es necesario construirlo y que este, pero no puede considerarlo el dueño.
-¿Se acerca mucha gente para buscar cambios a partir de un momento concreto?
-Siempre buscamos un punto de corte para decir ´voy a cambiar´ . La gente lo busca, no es necesario. El cambio se puede hacer en cualquier momento. Tenemos que identificar que eso no depende del cambio de algo externo, como decir, que ´ahora que cambié el trabajo voy a cambiar´ o ´ahora que cambié de ciudad voy a cambiar´. No. La oportunidad es siempre. Incluso ante cambios externos, si yo no cambio internamente, nada cambia. Me voy a encontrar en el ambiente nuevo, las mismas estructuras y las mismas personas -con otros rostros-, porque yo estoy funcionando de la misma manera. Esa persona forma parte de un todo y su comportamiento también crea al entorno externo. Si yo no cambio, mi entorno no cambia, incluso quedándome en el mismo lugar. Yo puedo generar cambios internos en un ambiente y ver cómo luego empieza a cambiar el entorno.
-¿Uno es responsable del cambio?
-Digamos que es la posibilidad de considerarnos responsables de lo que nos está sucediendo. Muchas personas dicen que yo los culpo de algo, pero no, no hablé de culpabilidad, porque eso implica un juicio de que si está bien o está mal. Yo no hago esa observación de juicio. Eso tiene que ver con las creencias que tienen las personas.