Tandil turística: ¿Qué más hay para hacer?

A los diferentes organismos que se dedican al turismo en la ciudad les suele llegar -más aún durante los fines de semana largo- la misma pregunta: ¿Qué más se puede hacer el Tandil? La pregunta llega del turista que ya vino varias veces, del que ya recorrió todos los clásicos atractivos (la Movediza, el Calvario, el Parque Independencia, el Castillo Morisco y el Centinela), pero también del que busca conocer la identidad regional de la zona, del que quiere transitar los distintos parajes, pueblos y caminos y disfrutar de los sabores propios, el encanto de los viejos almacenes y las historias de los que le dan vida a cada uno de los pueblos del partido. ¿La respuesta? Turismo rural: una forma distinta de viajar. Un tipo de turismo que busca dar con esos pueblos con identidad regional, valor histórico y patrimonial.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailOpciones para todos los gustos
A 20 kilómetros de la ciudad, en medio de una horqueta conformada por los arroyos Chapaleufú chico y grande, se encuentra Gardey. Frente a la antigua estación de tren, desde donde llegan turistas todos los sábados gracias al resurgimiento del servicio, el Almacén Vulcano. Una enorme registradora antigua en medio del salón da la bienvenida. Las eternas estanterías que llegan hasta el techo y en donde conviven productos artesanales con botellas que bien podría haberse bebido, al pie del mostrador, un baqueano hace más de cien años, dan marco al boliche. Los pisos de madera que crujen con el andar y esa mística de lo que algún día fue el “Almacén y tiendas Las Horquetas de Juan Gardey y Cía.” Se siente en el aire. Espacio de reuniones sociales, discusiones políticas y encuentros casuales, hoy recibe a los turistas que visitan el lugar con picadas, empanadas, platos caseros, cerveza pero sobre todo con historias, esos relatos que durante 120 años dieron vida a ese lugar.
A la oferta gastronómica de Gardey con los años se le sumó, en la calle 13, esquina 12, el comedor La Vieja Esquina: un lugar en donde se puede disfrutar de la comida tradicional y la atención de sus propios dueños. Otro de los emprendimientos que ganó terreno durante los últimos años es el Establecimiento El Ota Club Campestre, en la calle 17 y 2. Se trata de un complejo en donde hay cabañas para alojarse y se pueden realizar desde actividades como andar a caballo hasta paseos para disfrutar de la naturaleza y la paz. Además del antiguo almacén de ramos generales, el restaurante, el alojamiento y el complejo ferroviario, el mapa de Gardey que ofrece la Secretaría de Turismo invita a conocer, entre otros lugares, el centro cívico del pueblo, la iglesia San Antonio de Padua, la Casa de Piedra, el Centro Cultural Escuela Vieja, la Biblioteca, el Club Ferroviarios y el Club Racing de Gardey.
Tan solo alcanzan 15 minutos de tren desde Gardey para toparse con otro de los destinos rurales de Tandil. El clásico cartel de letras blancas y fondo azul que está pegado sobre los ladrillos de la estación y señala un nuevo poblado dice Vela pero, en realidad, el lugar lleva el nombre de María Ignacia. Poblado de viejas esquinas con edificios de ladrillo visto, un pequeño centro urbano, casas bajas y calles serenas, la gran atracción de Vela es su balneario municipal, bautizado Alberto Carreira. Para los amantes de la literatura, pasar por el Bar Tito y sentarse en una de las mesas que, quizá, Osvaldo Soriano solía ocupar para leer es un plan en sí mismo. En Vela además se puede visitar el Museo Histórico y de Ciencias Naturales Doctor Aurelio De Luzarreta.
El tren turístico
“Lo que nosotros trabajamos con lo que es la parte de Turismo Rural fue el resurgir del tema del tren, que surgió por parte de la Provincia con el Programa Pueblos Turísticos”, le cuenta la licenciada en Turismo Luciana Dieguez a El Eco en uno de los escritorios de la Dirección de Turismo que está sobre la avenida Espora. “Con la vuelta del tren vino la Provincia, hizo un relevamiento y puso una cartelería. Se hizo además la coordinación del tren Gardey-Vela para el resurgimiento de los pueblos rurales”, completa.
Hace algunos años, además, un grupo de investigación de la Facultad de Humanas de la Unicén realizó un desarrollo del turismo rural tanto de Gardey como de Vela y buscó que la comunidad anfitriona se sienta parte del proyecto. Este trabajo fue el que fundó las bases para que estas dos localidades ampliaran su mirada hacia el turismo.
Hoy en día el Tren Turístico, puente que tiene la Dirección de Turismo con estas ofertas rurales, sale de Tandil todos los sábados a las 9.45 y vuelve a las 17.15. Además, desde la Dirección de Turismo se organizan trenes temáticos, como el Tren Cervecero o el Gastronómico, que estos meses fueron interrumpidos por el calor estival. “Los trenes temáticos surgieron para poder, desde la Municipalidad, darle un empuje a estos nuevos espacios turísticos”, explica Luciana, y contó que desde Turismo este tipo de actividades –el tren turístico y la visita a las localidades rurales de la zona- son propuestos como una “escapada” ante quienes “reinciden en la ciudad, buscan lugares que vieron en alguna revista o llegan con ganas de conocer la identidad del lugar”.
Como actor fundamental para la difusión y el desarrollo de las actividades rurales en la zona Luciana menciona a un grupo del INTA. Se trata del programa Cambio Rural II.
Un actor fundamental
María Elena Valdez es licenciada en Turismo. A fuerza de trabajo y dedicación, encontró en el INTA un espacio para desarrollar propuestas y emprendimientos ligados al turismo rural en la zona. Promotora asesora desde enero de 2015 del programa Cambio Rural II, trabaja con distintos grupos asociativos que juntos ofrecen un abanico interesante de propuestas para el turista. “El programa apunta a formar grupos asociativos de emprendimientos con el apoyo de un profesional técnico, que en este caso soy yo”, explica. Los grupos del INTA ligados al turismo son 15 y trabajan, en red, dentro de lo que es la región centro y sur de la provincia de Buenos Aires.
El grupo de Tandil cuenta con ocho propuestas: el Almacén Vulcano, el Ota y la Vieja Esquina, en Gardey; el Almacén Adela y los productos artesanales de Esta Ful, en Fulton; la casa ecológica y alojamiento con visitas educativas Kurache, en La Porteña; el Almacén Cuatro Esquinas en Azucena y la Escuela ES N˚5, con sus museos locales, en Vela. Se trata de un grupo abierto al cual se pueden incorporar otros proyectos, siempre que den con el perfil del programa del INTA.
“Nosotros acompañamos a los emprendimientos a que desarrollen su producto y su oferta en base a lo que es el mercado turístico. Les explicamos qué cosas tienen que saber desarrollar para orientarse al turismo. Eso a nivel individual. También hacemos trabajo a nivel grupal, que tiene que ver con el posicionamiento del turismo rural, el desarrollo de nuevas actividades y la capacitación”, cuenta María Elena. Dentro del grupo hay almacenes de campo que buscan diferenciar su oferta, muchos de ellos productores también. En eso el INTA hace mucho hincapié: en la producción y el valor agregado.
¿Ejemplos?
El Almacén Cuatro Esquinas, un boliche de campo que además tiene tambo ovino, que elaboran productos como queso de oveja y dulce de leche y que está trabajando para inaugurar, pronto, visitas guiadas. O el Almacén Adela, de Fulton, un boliche con dueños de familia de apicultores que, además, desarrolló su propio emprendimiento relacionado a la apicultura. O Kurache, “un emprendimiento de permacultura que también tiene alojamiento y es una experiencia distinta. Es el único en Tandil con esas características”. Además de las casas de barro y la armonía con la naturaleza, en el lugar se organizan visitas educativas.
¿Por qué elegir este tipo de turismo? María Elena no duda: “Desde el principio lo planteamos como circuitos complementarios. Tenemos la suerte de estar en pueblos y parajes que están en un radio de 50 kilómetros o menos de una ciudad turística. Nosotros apuntamos no sólo a la demanda de Tandil, que es mucha, sino también a la demanda de aquellos, familias, deportistas o grupos, que buscan opciones nuevas.
Nuestro objetivo es ofrecer otras opciones alternativas que complementan la oferta de Tandil como destino turístico. Propuestas que suman y diversifican. La idea es complementar”, explica. El interés por el turismo rural creció durante los últimos años, y en ese fenómeno, María Elena ve la oportunidad. “Es un buen momento porque hay cada vez más interés por el turismo rural y por recorrer pueblos. No importa si el almacén no está preparado para el turismo, la gente quiere ir a ver un pueblo tal como es. Tiene mucho de nostalgia. Entonces, también es importante cuidar al desarrollo y no volverse un escaparate para el turista. Cuidar mucho lo auténtico y la relación personal. Al turista le gusta conocer a los propios dueños, y conocer su historia”. u
Una mirada desde la academia
Para explicar el nacimiento del Turismo Rural, la doctora en Geografía e investigadora doctorada en la transformación de los espacios rurales Ada Graciela Nogar primero se remite, como siempre pasa en este tipo de transformaciones de los territorios, al contexto que lo condiciona. El paso de un mundo dominado por una actitud fordista de producción a un mundo dominado por la actitud posfordista de la productividad, explica, es fundamental. En ese cambio, la palabra masificación se reemplaza por diferenciación y se termina esa etapa en donde parecía que los recursos naturales eran infinitos. “Nos concientizamos que esos recursos son finitos y ahí es donde surge a fines de los ochenta y mediados de los noventa, esa palabra que significa sustentabilidad”, explica Nogar.
“Empezamos a concientizarnos que los recursos se agotan, se deterioran y se desequilibran, y el turismo como fenómeno social no queda fuera de estos cambios. Es ahí donde nosotros vemos que las sociedades van mutando y van viendo que, en realidad, esos destinos turísticos masificados comienzan a ser analíticamente criticados. Eso no quiere decir no apropiados, sino quiere decir que hay cierta población que busca destinos turísticos que no están masificados. Y ahí aparece lo alternativo”, añadió.
El contexto y la palabra sustentabilidad fueron fundamentales para la aparición de este tipo de interés por lo rural. Sin embargo, a esta variable exógena a lo que son los espacios rurales se le suma una variable endógena: “esos espacios rurales dejan de ser esos espacios dejados de lado, en la trastienda, considerados atrasados donde vive población inculta”, dice Nogar. “Ese cambio de mirada hace que los actores rurales se vean consumidos y se conviertan en espacios productivos”.
Surgido entonces primero en la Unión Europea en un contexto de crisis para los actores rurales, el turismo rural nace a partir de una política de área común edificada a través de distintos planes que buscaron desde subsidiar las acciones necesarias para mantener vivas a las poblaciones de estos espacios hasta hacer visibles sus identidades, sus recursos paisajísticos y su patrimonio histórico. “En esa repotencialización de un producto que tenía mucha cultura y mucha historia, se posiciona lo que es el turismo rural”.
-¿Cuáles son las características que definen al turismo rural?
-Cuando nosotros desde la geografía definimos el turismo rural hablamos de un turismo rural que está vinculado a un territorio, no a una unidad de producción. Eso es agroturismo. Cuando nosotros hablamos de turismo rural estamos hablando de aquella apropiación del territorio en forma integrada en la cual se valorizan y revalorizan, depende de qué estemos hablando, actores y acciones que son identitarias de los territorios. Que posicionan lo cultural, los sabores locales, la cultura del lugar y que actúan a modo de efecto dominó. Y ahí está la diferencia con respecto a lo que es el turismo de estancia: el turismo de estancia es un enclave, y el turismo rural es una forma de hacer turismo en el cual a modo de sistema cada uno de los actores que está involucrado en esa oferta se ve adscrito a una oferta directa o indirectamente, pero en todos casos son participes de un proyecto común. Turismo de estancia es enclave, turismo rural, no.
Agroturismo es una cuestión más vinculada a lo productivo. Esa es la diferenciación que podríamos hacer a groso modo entre las tres formas de hacer turismo.
-Y en la zona, ¿cómo surge y cuáles son los lugares característicos del lugar?
-El surgimiento del turismo rural en Tandil se adscribe a esta estrategia adaptativa de los actores en algunos casos en situación de crisis, en otros casos porque ven la posibilidad de complementar rentas en la unidad de producción y en otros casos porque se sienten con ganas de hacerlo en un territorio que es un destino turístico pos año 2000 interesante. Tandil turístico previo al 2000 y pos 2000 son dos destinos absolutamente diferentes. Entonces ¿en el Tandil turístico de destino religioso pre 2000 había ofertas de turismo rural? Sí, claro que las había, lo que pasa es que no estaban identificadas como turismo rural. Ahora, en el Tandil pos 2000 hay otro contexto que beneficia todo el desarrollo y la apropiación del turismo interno en Argentina.
-¿Cómo se inserta el destino turismo rural?
-Nosotros desde la teoría lo identificamos. Se hicieron capacitaciones, hemos tenido muchos proyectos de turismo rural, hemos tratado de acompañar a los actores de los pueblos rurales. El primer proceso de capacitación se dio en 2001 subvencionado por el municipio de Tandil en Vela y en Gardey. Hoy Gardey es producto de ese proyecto. El Ota es producto de ese proyecto. El dueño del Ota hizo el curso con nosotros. Digamos, empezamos a mostrar conjuntamente que en los espacios rurales había ruinas que eran cultura, había saber local que era muy importante que no se perdiera, había vínculos interpersonales que ayudaban a hacerle entender a la población urbana que eso existe, no que está solo escrito en los libros. Es decir, había una serie de potencialidades. Se estimuló mucho desde el Municipio y el INTA fue un actor importante para el turismo rural a través de los programas de cambio rural.
-¿Cuáles son sus expectativas a futuro con respecto al turismo rural?
Luego de pensar unos minutos, Nogar explica: -“Creo que en la medida en que Tandil sea un centro de atracción como lo es ahora y nosotros podamos aplicar el plan de ordenamiento territorial como corresponde, pautando el uso y respetando lo que dicen esos planes de ordenamiento territorial, es posible que la visualización se empiece a dar. ¿Por qué? primero porque hay que parar la urbanización en las sierras. Y segundo porque a nivel global el crecimiento de los destinos rurales es cada vez más marcado. Es una cuestión casi de sentido común: aumenta la población y el territorio sigue siendo el mismo. Aumenta la población urbana fundamentalmente y decrece la rural. Y ese conocimiento asociado a lo cultural, a lo histórico y a lo identitario territorial, es el que más tenemos que proteger. Pero lo tenemos que proteger porque creo que es la potencialidad del futuro en turismo: el mar va a estar siempre, las sierras un poco mas desgastadas también van a estar, pero esa impronta rural hay que protegerla porque eso sí se pierde”.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios