Tomás Erviti, el tandilense que recorre el mundo compartiendo mates con los lugareños
Tomás Erviti comenzó su viaje en febrero de 2018 y ya recorrió más de 15 países. A cada sitio al que va, le da de probar por primera vez un mate a los lugareños y comparte sus reacciones en Instagram.

El mundo es uno y el momento es ahora. No podemos quedarnos en nuestra zona de confort, limitándonos solo a nuestra cultura y nuestras costumbres. Necesitamos abrir nuestras mentes, conocer otras formas y estilos de vida. Y si podemos, ¿por qué no lo hacemos?
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEsa es la idea de muchos jóvenes alrededor del planeta. Su espíritu curioso los lleva a apreciar nuevas experiencias que quedan guardadas en su memoria para el resto de sus vidas.
Y es el caso de Tomas Erviti, uno de los tandilenses que pudo cumplir su sueño de viajar por todo el mundo, de recorrerlo, de conocerlo, de encontrarse con nuevas vivencias. Se graduó en Mar del Plata de Arquitecto y trabajó allí durante seis años, pero pronto notó que su vida necesitaba un cambio, un giro. Con su mate bajo el brazo, sacó un pasaje de ida a Rusia y comenzó su aventura.
Transitó por más de 15 países y planea seguir haciéndolo con una novedosa iniciativa que le ha permitido dar charlas en colegios: mostrarle a los lugareños nuestra bebida tradicional, el mate. A través de la cuenta de Instagram que creó (@tomando.mate), se pueden observar las diversas, e incluso graciosas, reacciones de los individuos que lo prueban por primera vez.
“Para los que estén dudando en hacer algo parecido, les digo que sigan sus sueños y no tengan miedo. La vida es una, el tiempo no tiene vuelta atrás y estamos acá para disfrutarlo”, aconsejó Tomás.
-¿Cuándo comenzaste con esta idea de viajar?
-Desde chico repetía que quería viajar por el mundo, pero con el pasar del tiempo, comencé la facultad y luego a trabajar, por lo cual relegué esta “loca idea” y me centré en otras cosas. Tenía obligaciones y una vida rutinaria. De todas formas, las ganas de cumplir éste sueño seguían ahí. Empecé a leer blogs de viajeros, a investigar un poco y me propuse la meta de emprender vuelo. Un día encontré un pasaje barato solo de ida, lo compré y ese fue mi punto de partida, sin vuelta atrás.
-¿Hacia dónde partiste?
-El primer destino fue Rusia. Conseguí un vuelo a Moscú y hacia allí fui con la idea de llegar hasta el Ártico ruso para ver las auroras boreales, una de las cosas más increíbles que he visto, tanto en Rusia como en Finlandia. Salí de Argentina el 22 de febrero de 2018 con 30 grados y aterricé en Moscú con -16 en pleno invierno. Un buen desafío empezar así.
-¿Te fuiste solo?
-Sí, empecé solo porque no encontré nadie que me siguiera, pero nunca tuve miedo. Me intrigaba saber con qué me iba a encontrar y cómo iba a hacer para comunicarme, ya que en Rusia hablan muy poco inglés, y si te alejas un poco de las ciudades turísticas es nulo. Con el tiempo me fui dando cuenta que hay mil maneras de hacerte entender. De todas formas, también aprendí algo de ruso, ya que viajé tres meses por el país y lo necesitaba para hacer dedo. La mayoría de los conductores no hablaba ni una palabra en inglés, pero llegué a saber de sus vidas y aprender mucho de su cultura gracias a mi básico nivel de ruso, lenguaje gestual y un poco de ayuda del traductor.
Hacer dedo se convirtió en mi motor. Me asiento unos días en un lugar y ya necesito moverme de nuevo, ir a la ruta a ver qué pasa, con quién voy a tener el placer de entablar una charla, si el idioma me lo permite. Son experiencias únicas que disfruto cada día más.
-¿Y ahora seguís solo?
-Viajé casi un año solo y desde hace dos semanas empecé a hacerlo con Martín, un chico de Rosario que conocí en Filipinas mientras desarmaba mi carpa una mañana, cuando se apareció con el mate bajo el brazo. Fue una conexión instantánea. Un mes más tarde nos reencontramos en Indonesia y decidimos hacer el Norte de Malasia y Tailandia juntos. Es la única persona que encontré en mi camino que comparte mi estilo de viajar, yendo a dedo, acampando o adaptándose a cualquier circunstancia que se va presentando. Luego nos separaremos, él volverá a España, que es donde vive, y yo seguiré buscando destinos.
El recorrido
-¿Qué países recorriste?
-El orden de países fue así: empecé en Rusia, crucé a Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Ucrania, volví a Rusia durante el Mundial, que fue una increíble experiencia, después seguí por Kazajistán, Mongolia, y Rusia una vez más, ya que me había propuesto hacer la ruta del Tren Transiberiano pero a dedo. Fueron más de diez mil kilómetros en alrededor de dos meses, otro desafío genial. De ahí cruce a Corea del Sur, Japón, Filipinas, Indonesia, Singapur, Malasia y Tailandia, donde me encuentro ahora.
He viajado en más de 200 vehículos habiendo recorrido más de 15 mil kilómetros por tierra. Y todas las experiencias que tuve fueron increíbles, desde motos, carros, triciclos, autos lujosos, camiones, los bomberos o incluso hasta la policía. Conocí en la ruta gente que hoy en día puedo decir que formé una amistad y varios de ellos incluso me han alojado en sus casas.
-¿Cuál fue el que más te gustó?
-Creo que cada país tiene algo interesante para ver, sentir y vivir, pero quizás los que más me llamaron la atención fueron: Mongolia, por su naturaleza única y campos infinitos donde solo se ven animales en libertad. Ahí tuve la suerte de poder llevar el mate hasta una de las yurtas (sus casas) y puedo afirmar que fue una experiencia única tanto para mí como para ellos; Japón, donde todo funciona perfecto y la gente es súper respetuosa y hospitalaria. Volvería siempre si tuviera la oportunidad; y Filipinas, por lo maravillosas que son las personas allí, más allá de sus paradisíacas playas. El nivel de inglés es muy alto, lo que me permitió entablar conversaciones con niños de tres o cuatro años, de quienes quedé sorprendido por su madurez.
-¿En busca de qué te fuiste?
-Salí en busca de descubrir distintas culturas alrededor del mundo, de aprender y vivir como ellos, de ampliar mi perspectiva, de experimentar cosas que sentado en mi casa sería imposible. Y la forma en la que me muevo me da más chances de involucrarme con la gente y a la vez me permite reducir mucho mis gastos, ya que sólo se resumen a comida.
-¿Lo encontraste?
-Sí, estoy cumpliendo con mi objetivo pero a la vez encontré más. Descubrí que se puede ser muy feliz y sentirse lleno con simples cosas. Cuando uno ésta inmerso en una rutina hay momentos que quizá no se aprecian tanto, pero una vez que pones un pie afuera se pueden disfrutar mucho. Por ejemplo provocar una sonrisa en otra persona o recibir una, o que una familia me abra las puertas de su casa y tenga la chance de pasar tiempo con ellos. Se puede vivir muy feliz sin cosas materiales, cuanto más pasa el tiempo, más me desprendo de mis pertenencias y me hace muy bien. Por otra parte, noté también mucho la nobleza de la gente. No importa religión, idioma o país, el mundo está lleno de personas que te dan una mano, y a veces más que eso.
-¿Trabajas allá?
-No, por el momento viajo con ahorros que generé trabajando en Argentina y también de toda la vida. Igual remarco que mi presupuesto de viaje es muy bajo, como decía anteriormente, se reduce a comida, unos vuelos que tomé porque no tenía otra forma de moverme, visas que por suerte hasta ahora no he necesitado y algunos pequeños gustos que a veces me doy.
El mate como presentación
-¿De qué se trata la movida que generaste en Instagram con tomando.mate?
-Básicamente es insertar nuestra bebida tan tradicional en cada país y cultura que transito. La idea es explicar a la mayor cantidad de gente posible qué es, cómo lo tomamos, cómo se prepara y el significado que tiene para nosotros. Y para mi es un orgullo poder mostrarlo al mundo y ver la reacción de las personas, tanto cuando les explico lo que es como cuando lo prueban. De hecho, he tenido la chance de dar charlas en colegios y también fui publicado en un diario en Letonia. Le he hecho probar a rusos que pescaban en un lago congelado en el ártico, a mongoles nómadas, a Papá Noel y sus ayudantes en Finlandia, a conductores rusos en Siberia, y a más.
-¿Cómo surgió la idea?
-Fue muy repentina. Unos meses antes de viajar, estaba compartiendo unos mates con mis hermanos y dije: “Estaría muy bueno saber qué piensa la gente en el mundo, ¿no?”. Cruzamos miradas que lo dijeron todo; tenía la chance de mostrar el mate al mundo mientras cumplía mi sueño de viajar, un buen combo. Obviamente chequee en Internet y no encontré ningún proyecto de este estilo, por lo cual acá estoy.
-¿Y es bien aceptado en otras culturas? ¿Les gusta?
-La verdad que toda la gente que ha tenido la oportunidad de probarlo reaccionó muy bien. En ciertos países, como Corea del Sur o Japón, me pasó que la gente estaba muy interesada en el proyecto pero cuando les comentaba de hacer un video no querían, son bastantes tímidos y reservados. De todas formas, fue excelente tanto su predisposición como reacciones. Algo que también les cuesta entender es que compartamos la misma bombilla, pero eso suele tener que ver con la religión a la que pertenecen.
En cuanto a si les gusta o no, tiene que ver a qué están acostumbrados en cada país. Por ejemplo, en Japón como en Rusia toman mucho té, y por eso para ellos es normal el sabor, aunque mucho más amargo. En otros países como Filipinas o Indonesia, las infusiones y comidas suelen ser dulces, por lo que les parece muy fuerte y la reacción es bastante graciosa. Todos quieren agregarle azúcar. La manera en que yo tomo mate y les doy para probar es sin ningún agregado, el sabor original, que es como a mí me gusta.
-¿Lo tomas como un pasatiempos o te gustaría ser influencer y poder ganar dinero?
-Lo inicié como un proyecto personal, algo que me intrigaba ver. Me ha dado la chance de contar más de nuestro país a personas que lo único que repiten sobre Argentina es Messi y Maradona. Obviamente me gusta poder compartirlo, por eso armé un Instagram, pero más que nada como hobby. Es algo que disfruto haciéndolo ya que preparar un mate se está haciendo muy difícil porque no se consigue yerba, y si hay, es muy cara. Es mi momento de conexión con Argentina, es una forma de sentirme allá pero a miles de kilómetros de distancia.
En cuanto a lo de influencer, lo veo lejos pero nunca digo que no, uno nunca sabe qué puede pasar mañana por lo cual dejo las puertas abiertas. Por el momento me gustaría llegar a más gente para que sean parte del proyecto conmigo.
De ahora en más
-¿Cuáles son tus planes para el futuro?
-La idea es poder viajar lo máximo posible. No tengo una ruta definida, lo voy decidiendo sobre la marcha. En éste momento me encuentro en Tailandia yendo para el norte, con el objetivo de visitar Vietnam, Camboya, Laos y ver qué pasa después.
-¿Pensas volver a la Argentina en algún momento?
-Sí, se me cruza la idea de volver. Allá tengo mis amigos, familia y gente que extraño mucho, ¡como también la comida! En cada país que visito pruebo los platos locales y me encantan, pero extraño tanto un buen asado, facturas, alfajores. Hace unos días me hospedó una chica argentina que tenía dulce de leche. Después de más de un año compartí panqueques con mate, disfruté ese momento como nunca.
Volveré, pero no sé cuándo. Viajar se ha convertido en mi estilo vida.