Un hombre quedó imputado y detenido por abusar sexualmente de sus dos hijas por una década
En los últimos días, se reactivó una instrucción penal preparatoria que había sido archivada en 2013 por la reticencia de una de las víctimas a contar lo sucedido. Pasaron los meses, años, y la hermana mayor pudo reaccionar y contar lo que ella también había sufrido de parte de nada más y nada menos que su propio padre. Ambas, por 10 años aproximadamente según recuerdan y reseñan ahora jóvenes, fueron violadas por el papá.
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Reavivado y desnudado descarnadamente ahora lo que padecieron, la Justicia actuó y tras escuchar sendos relatos citó a indagatoria al hombre sindicado (no se lo identifica procurando salvar la identidad de las víctimas) y quedó imputado y detenido por los graves y aberrantes sucesos calificados como “Abuso sexual con acceso carnal reiterado, agravado por ser cometido por un ascendiente -dos hechos en concurso real-, los cuales a su vez concurren idealmente con corrupción de menores agravada”.
Al acusado se le recibió declaración el pasado 12 de enero, instancia a la que ajustó a su derecho de no declarar, mientras que desde el Ministerio Público fiscal se define el pedido de prisión preventiva, factiblemente a concretarse antes del 11 del corriente mes.
Los hechos
De lo que se desprende de los sucesos ventilados, sobre lo padecido por una de las hermanas, al hombre se le imputa el haber abusado sexualmente de manera sostenida y reiterada de su hija. Desde que la niña contaba con 7 años de edad, contra de su voluntad, con una frecuencia periódica, en el período aproximado que va desde el 2006 hasta el mes de noviembre de 2016, en diferentes domicilios de Tandil.
Para llevar a cabo todas las aberrantes maniobras, el sujeto aprovechaba la ausencia de su cónyuge y madre de las niñas, de los restantes familiares que residían en la casa o bien apartaba a la niña hacia lugares descampados, en horarios nocturnos, como ser una zona cercana a su vivienda, quien concurría sin oponerse por inmadurez o temor ante las amenazas proferidas con ocasionar la muerte de su madre o sus hermanos, o con mandarla a vivir a Buenos Aires.
Para esto el sujeto sometía la voluntad de la víctima mediante violencia, explícita intimidación y el hecho de que la menor no podía consentir libremente u oponerse a la acción, ya sea inicialmente por la inmadurez propia de su minoría de edad y luego por el temor que su padre le producía dado que le decía que no le cuente a nadie, porque de lo contrario sufrirían su madre y sus hermanos, a quienes mataría en caso de no hacerlo.
Asimismo, se aprovechó de su mayoría de edad respecto de la víctima y de la preeminencia que ejerció sobre ella por su condición de progenitor.
Al decir de la acusación, los hechos descriptos, que desviaron el sano crecimiento sexual de la víctima, generaron en ella sentimientos de angustia y autoestima disminuida, como así también síntomas específicos (estado de alerta, temor, ´se sentía sucia´ y tenía bronca, inicio en el consumo excesivo de alcohol, todas ellas ligadas al trauma) dejando efectos no solo sobre su estructura psicológica como así también sobre los sistemas de vinculación.
La segunda víctima
Sobre el segundo de los hechos que tiene como víctima a la otra menor, también el acusado abusó sexualmente de su hija desde que la niña contaba con 13 años de edad, en el período aproximado que va desde el invierno de 2006 hasta 2011, todo esto en los domicilios de la familia en esta ciudad, bajo la misma modalidad, ya sea inicialmente por la inmadurez propia de su minoría de edad y luego por el temor que su padre le producía dado que le decía “que no le cuente a nadie, porque de lo contrario iba a matar a su madre y a sus hermanos” o: “si hacés lo que yo digo no va a sufrir nadie”.
Los hechos descriptos, que desviaron el sano crecimiento sexual de la víctima, generaron en ella sentimientos de angustia y autoestima disminuida, como así también síntomas específicos (estado de alerta, temor, vergüenza, sentimiento de soledad y encierro, con deseos de no querer vivir, cortarse las venas e ingerir pastillas, todas ellas ligadas al trauma) dejando efectos no solo sobre su estructura psicológica como así también sobre los sistemas de vinculación.
La filmación del abuso
El sórdido y delicado caso que involucra a una familia de la ciudad cuenta con algunas aristas particulares que se distingue de otros tantos aberrantes hechos de abuso contra menores oportunamente ventilados.
Es que la historia ya era medianamente conocida por los agentes judiciales desde 2013, cuando la hermana menor (actualmente tienen 17 y 24) le había confiado a su mamá lo que estaba padeciendo y se dio intervención a la Justicia. Empero, la mamá de la víctima -esposa del señalado- no apoyó a la joven y, a creencia de los investigadores, presionó para que la joven desistiera de la denuncia, lo que motivó que se mostrara reticente a colaborar y contar su verdad, y empujar a la instrucción a archivar la causa.
Pero como suele suceder en este tipo de casos, el paso del tiempo y algunos detalles y acontecimientos externos ayudan a las víctimas a poder soltar su verdad contenida. Sería la hermana mayor, quien pasados los años y por causas que quedarán al desnudo factiblemente con el análisis de los especialistas, pudo develar lo que también ella padeció: había sido violada por años por papá, como en su momento lo había expuesto su hermanita.
Ambas se unieron en el dolor y el trauma que aún hoy llevan consigo con las consecuencias psíquicas anteriormente detalladas en la propia imputación, y pudieron vomitar aquella dolorosa y aberrante historia que les pesa en el presente.
Otra arista singular cuenta el espanto familiar, es que hay una prueba que va más allá de la credibilidad de las víctimas y sus relatos. En aquel primer develamiento de la hermana más chica frente a su madre descreída, exhibió una filmación desde su celular sobre cómo su papá las violaba. Dichas imágenes incluso contaban con el consentimiento del propio repudiable hombre que ahora está entre rejas y deberá aguardar en esa condición por un juicio.
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