Un vínculo que marcó trayectorias
El Mumbat colmó de público sus salas y que cálidamente acompañó a todos los artistas que fueron parte del homenaje y a las autoridades municipales, entre ellas la coordinadora de Museos, Indiana Gnocchini, y de Fundación Osde en la figura de su gerente Andrés Barzola, la coordinadora del Espacio de Arte- Fundación Osde, María Teresa Constantín, quien recientemente representara al país como curadora del espacio de Argentina en la Bienal de Venecia, así como la curadora en la muestra de Aída Carballo, Gabriela Vicente Irrazábal.
Reconocidos artistas homenajearon a Aída Carballo, forjando todos, de algún modo, un vínculo con la grabadora que marcó sus vidas de artistas para siempre. “Como grabadora y por la gran admiración hacia Aída Carballo, su vida, sus convicciones en el mundo del arte y como maestra del grabado, me motiva a participar de esta muestra. Además del agrado de ver, observar y participar en mi ciudad de una muestra gráfica, posibilidad que no se da a menudo” (Laura Chicopar).
Como alumnos de Aída, Cristina Santander, Carlos Scannapieco, Néstor Goyanes, Lucrecia Orloff, María Inés Tapia Vera, Ana Tarsia y Rafael Gil mucho fue lo que aprendieron y consideran que su memoria aún continúa viva. Expresa Rafael Gil: “Tuve la fortuna de comenzar mi aprendizaje de la mano de Aída Carballo Ella supo transmitirnos la mística y el amor al oficio, así como enseñarnos que el grabado estaba en la historia del arte como un actor principal. Nos enseñó que desde Durero, Rembrandt o Goya hasta Picasso el grabado dejó obras de primerísimo nivel. Mi trabajo en la gráfica argentina es una consecuencia de aquellos años de aprendizaje, donde pude absorber la esencia del arte y de la creación artística. Mi obra actual es sólo un homenaje a estos maestros y si en algo es aceptable, es gracias a esa antorcha que ellos supieron transmitirme”.
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Buenos recuerdos
Cada uno de ellos con carreras artísticas destacadas, como es el caso de María Inés Tapia Vera que el Palais de Glace le otorgó este año el Primer Premio Nacional en Grabado, así como Marta Pérez Temperley y Carlos Scannapieco que fueron jurados de dicho Salón, recuerdan aquellos años de aprendizaje con Aída. María Inés Tapia Vera nos revela que conoció a Aída Carballo en el invierno de 1975, y fue ella quien la preparó para ingresar a la Escuela Prilidiano Pueyrredón en principios de 1976. Compartió en esos meses de febrero y marzo, los avatares políticos del país. Su casa, a la que concurría todos los días, fue un refugio en medio del arte y de sus criaturas más queridas, sus gatos a los que aprendió a querer y reconocer. “Todo grabador debe tener un grabado de un gato” sentenciaba Aída y por supuesto cumplió ese mandato, y su obra “Mi gato” se expone en el Auditorio del Mumbat.
La figura de la mujer
Los artistas de Tandil y Buenos Aires fueron unidos por un referente, Aída, y un amor, el grabado. Las obras de la maestra grabadora inspiran pasión, sentimientos, “Lo que me motiva de la obra de Aída Carballo es su dedicación y entrega al mundo de la plástica, su aguda observación del mundo femenino, y la utilización de la figura de la mujer como un significante de la época que le tocó vivir. Aída mediante su obra nos logra transmitir el alma de sus personajes, la representación de los vínculos entre ellos y para con los demás, su vida interior, el paso del tiempo, entre otros. De alguna manera es lo que he tratado de comunicar en esta obra presentada como mi humilde aporte en torno al homenaje a esta genial artista”, comenta la artista tandilense Mariel Bichi.
Los integrantes del preciado homenaje: Alejandra Winkhaus, Ana María Gelso, Ana Tarsia, Carlos Scannapieco, Cristina Santander, Eva Llamazares, Juan Carlos Stekelman, Laura Chicopar, Laura Flórez Guaymas, Lidia Paladino, Lucrecia Orloff, Mabel Rubli, Marcia Schvartz, María Inés Tapia Vera, Mariana Hoffmann, Marta Pérez Temperley, Néstor Goyanes, Mariel Bichi, Pablo Flaiszman, Rafael Gil, Susana Rodríguez y Vera Rodríguez.
Fin del acto
A modo de cierre Pablo Flaizsman expresó “En su obra, en gran parte autorreferencial, nos hace partícipes de su cotidianeidad y de sus vívidos enlaces con el amor y la locura. Con extrema sensibilidad, ilumina las profundidades y dulcifica con trazo onírico lo trágico de la existencia humana. Sumergirse en su universo artístico es dialogar con ella cara a cara. Y así, homenajearla, es nuestro mínimo gesto de agradecimiento”.
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