Una nota de El Cronista Comercial habla “los secretos mejor guardados de la nueva promesa K”
La nota, que lleva la firma de Juan Manuel Compte, expresa: “Precoz. Esa parece ser la palabra que mejor define a Diego Luis Bossio. Y no, precisamente, porque, con apenas cinco años, ya caminaba en Tandil los pasillos de la imprenta familiar de la mano de su padre, Daniel. A los 29, es el gestor de la mayor caja del Gobierno Nacional: los más de $ 90.000 millones que suman las arcas de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSeS).
No por meteórica su carrera carece de recorrido. Abanderado de la ex Escuela Normal de Tandil, cuando terminó el secundario, cambió el paisaje serrano por las luces de la Reina del Plata, que lo albergó en su seno de cemento. Se recibió de economista en la Universidad de Buenos Aires (UBA), con sólo 22 años de edad. Rara y meritoria avis en una facultad de, por lo general, egresados treintañeros o muy cerca de serlo. Diploma en mano, hizo sus primeras armas profesionales como analista junior de la consultora Exante. Asignado a seguir los vaivenes de la economía internacional, sin embargo, no eran las variables agregadas o los precios de las commodities lo que más lo fascinaba. Su verdadera pasión era la política. Y él no lo ocultaba. Compartía su labor profesional con la militancia. Por entonces, ya tenía participación activa en la sede porteña de Fundación Contemporánea, una ONG mendocina de raíz cristiana que Celso Jaque -por esos días, senador nacional- convirtió en su think tank.
El Bossio economista duró poco más de un año. Reclutado como jefe de asesores de Jaque, recaló en el Congreso. En los rincones del Palacio Legislativo, nació el romance con Valeria Marina Loira, quien oficiaba como secretaria administrativa de la Comisión de Asuntos Constitucionales del Senado, cuya titular era Cristina Fernández de Kirchner. Se casaron en septiembre del año pasado. Loira -quien, por estos días, espera al primer fruto de ese amor- fue Síndica General Adjunta de la Nación, por obra y gracia de su madrina política. La varita mágica se posó sobre ella para reemplazar a Alessandra Minnicelli, en su momento, cuestionada por ser quien, desde la SIGEN, debía controlar a los funcionarios del Poder Ejecutivo. Entre ellos, Julio De Vido, ministro de Planificación Federal y… su marido. Nuevos protagonistas para la remake de un clásico patagónico.
?Mi esposa sabe cómo controlarme y lo hará bien?, declaró, rápido de reflejos, el novel galán, como si la gestión de fondos públicos equivaliera a una escapada de medianoche, a comprar cigarrillos. El potencial conflicto quedó en anécdota tras la renuncia de Loira a la SIGEN.
El sacrificio de su dama, oficializado el miércoles, no es la única deuda que Bossio tendrá con su mujer. Es que, así como sus primeros empleadores extrañan su profesionalismo y solvencia técnica, el titular de la ANSeS no dejó el mejor de los recuerdos en Mendoza. Aterrizó en Plumerillo en diciembre de 2007. Asumió como subsecretario de Gestión Pública, cargo creado taylor-made por el flamante gobernador. Si bien, en el organigrama, dependía de la Secretaría General de la Gobernación, el joven maravilla de la nueva administración sólo reportaba a su mentor. A él, y sólo a él, Jaque encomendó las que serían tres misiones estratégicas de su gestión: una ambiciosa reforma del Estado, un plan de viviendas para clase media y la compra de acciones de YPF.
En ninguna tuvo éxito, celebran los detractores que cosechó en la tierra del sol y el vino. ?El paso de Bossio por Mendoza fue deslucido y salpicado de escandaletes?, se desquitó el Diario Uno, cuando CFK lo nombró sucesor de Amado Boudou. ?Cosechó odios y también sospechas?, no se quedó atrás el otro matutino provincial, Los Andes. La antipatía no sólo era mediática. También, tenía ?enemigos internos?. El más notorio, Alejandro Cazabán, secretario General de la Gobernación y jefe de Bossio, al menos, en el organigrama formal.
Su relación directa con Jaque -tenían oficinas casi pegadas- y la tendencia del mandatario a confiar sólo en los ?contemporáneos? -el puñado de sub-30 que reclutó en la ONG- convirtieron al forastero -si bien tandilense, ?porteño? para los cuyanos- en el chivo expiatorio ideal de un Gobierno que, hasta entonces, ostentó más palabras que obras. Todavía hay quienes recuerdan, con malicia, las caras de confusión y prudente silencio -ojos abiertos, bocas cerradas- con las que los flamantes funcionarios provinciales salieron del Gran Hotel de Uspallata, sede de un ?retiro espiritual? que organizó Jaque, ni bien asumió. No había sido el gobernador el disertante, sino su más venerado colaborador.
El fin de la travesía mendocina de Bossio se escribió con letra de molde. A fines de septiembre, legisladores de la oposición denunciaron que mandó a imprimir, sin licitación, publicaciones oficiales en la empresa Independencia Gráfica y Editora. ¿El problema? Dos: la imprenta está radicada en Tandil y su titular es Daniel Bossio, progenitor del ministro estrella. La Unión Gráfica Argentina Regional (UGAR), que nuclea a los imprenteros mendocinos, calculó en $ 25.000 el costo de publicación de la revista Mendoza Cultural, uno de los encargos que recibió la pyme familiar. ?De chico fue un emprendedor?, declaró, por estos días, el orgulloso padre a La Voz de Tandil.
Cuando estalló el imprentagate, Bossio estaba de luna de miel. A la vuelta, bajó el perfil. A punto tal que, en Mendoza, muchos recién volvieron a verlo a mediados de junio, ya como director del Banco Hipotecario -sillón al que accedió en febrero- en una visita para la firma de convenios entre la entidad y la provincia. Si bien, en lo legal, la Fiscalía de Estado provincial no encontró irregularidad, sabía que su carta ya estaba marcada. Y que, ?peronista y de Racing? -como le gusta definirse- tenía un futuro más promisorio en el planeta K. Más, con la llegada directa de su mujer a la Presidenta.
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Si bien llegó por la pertenencia de su esposa al círculo íntimo de Cristina Fernández de Kirchner, nadie podrá negar que Diego Bossio supo aprovechar por sí mismo la silla que, en febrero último, se le otorgó en el directorio del Banco Hipotecario.
De hecho, se le atribuye al joven economista un papel clave en la elaboración de los planes hipotecarios que, financiados con dinero de la ANSeS, el Gobierno lanzó antes de las últimas elecciones. En esa misión, Bossio trabajó codo a codo con Amado Boudou, sin saber que, un par de meses después, sería su sucesor.
No son pocos los que trazan un paralelo entre ambos. Y no sólo porque, después de que sus caminos se cruzaron, el ex colaborador estrella de Celso Jaque siguió los pasos del marplatense hacia la máxima silla del organismo previsional. Al igual que el actual titular de Economía -un economista de cuna liberal, reconvertido en el mayor apóstol de la estatización de las AFJP-, también Bossio profesó en el pasado el credo de Adam Smith. ?Me sorprende que, sabiendo cómo pensaba, termine subido al kirchnerismo?, se sincera alguien que lo conoció en sus no tan lejanos inicios”.
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios