Una ONG recicla bicicletas en desuso y se las entrega a niños que no puedan acceder a una

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Accedé a las últimas noticias desde tu emailDesde hace poco más de seis meses, Julieta Baquero y Nicolás Carricaburo comenzaron con Biciclaje, una ONG que se encarga de restaurar bicicletas donadas por la comunidad para entregársela a algún niño que no pueda acceder a ella. Al momento ya entregaron 10 bicicletas y tienen otras tres próximas a donar para tres hermanitos. El objetivo no sólo es que un chico pueda tener su bicicleta ya sea de forma recreativa o como medio de transporte, sino que la bicicleta que estaba abandonada vuelva a cumplir la misma función que cuando salió de la fábrica.
En diálogo con El Eco de Tandil, Julieta y Nicolás recordaron que en octubre de 2014 comenzaron con este proyecto que hoy ocupa su tiempo libre. Ambos son amantes de las bicicletas no sólo porque se criaron andando en bici sino porque en la familia de Florencia son bicicleteros y ciclistas. Justamente la herencia de la familia de varias generaciones fue que les brindó el conocimiento para poder repararlas en la actualidad y llevar adelante Biciclaje.
A pesar que el espacio que eligieron para realizar esta tarea parece ser una bicicletería convencional, el objetivo real es el de reciclar las rodados para luego donarlas. Pero no fue sino a través de un amigo que quería tener una bici en su taller para poder hacer mandados que se les ocurrió el proyecto. Es que ese amigo no quería comprar una bicicleta sino decidió pedirle a sus conocidos si tenían alguna.
Ahí fue cuando a Nicolás se le prendió la lamparita y pensó que seguramente en sus propias casas debían tener bicicletas en desuso; por lo tanto imaginó que así como ellos tenían algunas en casa, seguramente un montón de personas también lo deberían tener. En simultáneo pensó que hay muchos chicos a quienes no les pueden comprar una bicicleta, lo mismo en algunos barrios en los que en una familia son muchos hermanos y los padres no pueden comprarle a cada una o nunca tuvieron la experiencia de tener algo propio.
Así fue que se les ocurrió que las personas que tengan una bici que ya no usan la pueden donar y desde Biciclaje tratarán de acomodarla, darle una mano de pintura y volver a darle el mismo uso que cuando salió de la fábrica. Por lo tanto empezaron a ver cómo funcionaba ese sistema y les pidieron a los conocidos que ya tenían bicicletas en sus casas. Muchas eran de ellos mismos cuando eran chicos y ya crecieron o bicicletas con historias como personas que tienen alguna de sus padres y no la quieren vender sino que se la quisieran dar a alguien para darle un uso, pero no sabían a quién, o hasta bicis oxidadas.
Nicolás es el encargado de ocuparse de la pintura, mientras que las calcomanías las hacen unos amigos que tienen una imprenta y que se sumaron con la impresión y el diseño de las mismas.
Algunas bicis que ya estarían casi listas para entregar les faltaba alguna pieza como la cubierta, entonces deben esperar que entre una bici que puedan sacarle el repuesto para reemplazarlo. En ese marco es que inicialmente se les acumularon muchas bicis casi listas, pero no conseguían terminarlas, entonces decidieron hacer una compra en una bicicletería de Buenos Aires y pagarla ellos, pero más que nada para darle salida a las que tenían estancadas sin poder entregar.
Espacio propio
La necesidad de tener un lugar propicio para utilizar como taller surgió a partir de que trabajaban en el patio de su casa, la cual estaba llena de bicicletas en el comedor y en las habitaciones, por lo que “llegó un momento en que dijimos que si nos seguían entregando bicis nosotros no íbamos a entrar”.
Fue así que llegaron al taller actual, ubicado en Garibaldi 1145. Era el depósito familiar donde había camas, cajas, recuerdos, cosas hasta el techo, así que le consultaron a la mamá de Nicolás si podían utilizarlo y así comenzaron a armarlo. Primero sacaron todas las cosas “en una tarea bastante ardua” a través de la cual algunas eran directamente para tirar y otras para regalar, así que la gente que pasaba y necesitaba algo de lo que tenían, se lo llevaba.
“Queríamos algún lugar que fuera agradable porque nosotros venimos en los ratos libres, los fines de semana y no queremos que sea un desorden o feo, así que pintamos, acomodamos el piso y mi mamá nos regaló el mueble donde tenemos los repuestos”, expresó Nicolás.
Esto lo hacemos los fines de semana, los feriados, en los momentos que tenemos libre vamos tratando de acomodar los horarios. Igualmente nos manejamos sin tiempo porque no es algo de primera necesidad, entonces no estamos con el apuro de terminarlo; aunque si venimos trabajamos y nos ponemos con la bicicleta que estamos y hasta que no se termina no arrancamos otra.
Todo sirve
Por otro lado, manifestaron la sorpresa ante la predisposición de la comunidad desde que hace el contacto con Biciclaje hasta que comienzan a averiguar qué es lo que hacen. Igualmente, en el mismo momento que reciben cada bici le colocan un número, le sacan fotos y la suben al Facebook, como para que vean que está la bici que donaron.
Además observan la reacción del otro lado, poniéndose en el lugar de una mamá que podría llevar a los hijos en la bici o un chico que la recibe: “Es una manera de cambiarles su infancia, aunque es un objeto y por ahí no le dé tanta importancia, vemos que para un chico que no la tiene la recibe re contento”, agregaron.
En relación a las personas a las que les entregan las bicicletas, cuentan con la ayuda de vecinos, conocidos y amigos que están trabajando en escuelas de las afueras o grupos de parroquias para tratar de dárselas a personas que realmente lo necesitan o que sean de bajos recursos.
“Pero lo que no queremos es que entreguemos una bici y que después la vendan, eso es lo que más nos va a doler y por eso estamos tratando de minimizar el riesgo, pero apostamos a que se la queden y la disfruten”, advirtieron.
En lo que respecta a lo que reciben, son bicicletas de todos los tamaños ya que por ahí de las más grandes pueden obtener repuestos para las más chicas como ser bolilleros, cajas pedaleras y, como se están manejando con los repuestos de las bicicletas que les van entrando, cualquier cosa que les donen es bien recibido porque realmente hacen un buen reciclado.
Quienes quieren donar su bicicleta les sirve todo lo que pueden llegar a tener, ya sea la bici entera o manubrios, pedales hasta rayos sueltos, todo lo que piensen que es para tirar y sea de una bicicleta, acá lo reciben. “La realidad es que no manejamos dinero ni es nuestra finalidad, por lo tanto si alguien quiere colaborar comprando algún repuesto también viene bien o juegos de pedales que son baratos”, indicaron.
Por último, para comunicarse pueden hacerlo a través de Facebook como “Biciclaje” donde podrán encontrar los días que van al taller, sobre todo por si quieren traer algo para que sepan qué día y en qué momento están trabajando.
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios