Varias pruebas complicaron al detenido por el asesinato del tandilense Juan Pablo Rigotti
Mientras familiares y amigos de la familia atraviesan momentos de inmenso dolor, hubo avances importantes en la investigación del crimen de Juan Pablo Rigotti, el tandilense de 32 años que fue ultimado a puñaladas, el viernes, durante un asalto en su casa de Ensenada. Nuevas pruebas complicaron al detenido, Walter Osvaldo Ferraras (49 años), quien fue aprehendido en la puerta de su domicilio, a diez cuadras de la escena del homicidio.
De acuerdo a la información que brindó el diario El Día de La Plata, la acusación de la fiscal es por “Homicidio agravado críminis causa y tentativa de homicidio críminis causa en concurso real con robo agravado por el uso de arma”. En tanto, Ferraras se negó a declarar cuando fue trasladado a la fiscalía para la indagatoria.
Ferraras estaba en la puerta de su casa de Ensenada cuando llegaron los policías que lo detuvieron. Tiene 49 años y supuestamente trabajaba de albañil, aunque uno de los investigadores indicó que estaba desocupado y al momento de la aprehensión tenía “un fuerte aliento a alcohol y golpes en la cara”.
En tanto, durante el allanamiento a la vivienda del victimario, que compartía con su mujer y una hija de 20 años, encontraron varios elementos que terminaron de complicarlo en la causa por la que quedó preso por el brutal asesinato de Juan Pablo Rigotti.
El acusado fue trasladado el sábado ante la fiscal Virginia Bravo, pero se negó a declarar, de acuerdo a lo que le informaron fuentes judiciales al diario El Día.
La autopsia al cuerpo de Juan Pablo confirmó que recibió cinco puñaladas, cuatro en el abdomen y una mortal en la región pectoral.
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Las pruebas
Durante el allanamiento a la vivienda de Ferraras, ubicada en Hernández, entre Dolores y Pasaje Maipú, a sólo diez cuadras de la escena del homicidio, los investigadores encontraron un teléfono celular LG y otro de la marca Samsung, uno sería el de Berenice Alejandra Martínez, la esposa del joven asesinado.
Además, la policía se llevó un par de zapatillas con manchas de sangre y una suela similar a las improntas halladas en el lugar del hecho; ropa ensangrentada y en el fondo de la vivienda, a medio quemar, más prendas de vestir y una botella de alcohol.
Durante el procedimiento, llegaron a la casa la esposa y la hija de Ferraras, quienes se mostraron sorprendidas por lo que estaba sucediendo. Aún no se confirmó si el acusado tiene antecedentes penales.
El hombre pasó las primeras horas preso en la comisaría Primera de Ensenada y el sábado quedó formalmente imputado de “Homicidio agravado críminis causa y tentativa de homicidio críminis causa en concurso real con robo agravado por el uso de arma”. Con esta calificación podría recibir perpetua.
Por otra parte, en la escena del crimen los peritos divisaron un caos, con manchas de sangre en toda la planta baja y la vereda. Dentro de la casa encontraron el cuchillo que usó el homicida y en las próximas horas será sometido a un estudio de ADN para cotejar ese perfil genético con el de Ferraras.
Gran conmoción
La casa de dos plantas ubicada en Francisco Cestino e Independencia, donde el tandilense vivía con su pareja Berenice Alejandra Martínez (27), permanece cerrada y vacía.
Onofri Lombardo, el vecino más antiguo de la cuadra, le contó a El Día que “la chica dijo que no vuelve más”, y admitió que ahora tienen miedo de continuar en ese barrio al que todos creían tranquilo.
El crimen ocurrió el viernes, a las 16, cuando el victimario ingresó a la casa de la pareja por el balcón de la habitación del primer piso, que da al frente de la calle. “Ellos dejaban abierta la persiana y la reja del dormitorio”, aseguró Lombardo, y recordó que “inclusive quedaba así cuando no estaban. ¿Quién iba a pensar que podría ocurrir algo así?”.
El intruso tenía un cuchillo con el que enseguida redujo a Juan Pablo y a su novia, llevándolos a la planta baja. Todo el tiempo pedía dinero, mientras sujetaba al joven por el cuello y lo hacía recorrer distintos ambientes.
“En ese momento el dueño de casa logró zafarse y se trabó en lucha con este sujeto, quien le produjo varias puñaladas y atacó también a la mujer”, detalló un jefe policial. La chica sufrió heridas cortantes en sus manos y el homicida, algunos golpes en la cara “de parte de sus víctimas”, amplió el mismo vocero.
“Lo terrible es que después de acuchillar a Juan Pablo, le gritaba `¡te maté, te maté!`. Y mientras se escapaba por el mismo balcón por el que entró, la miró a mi hija, le mostró la cuchilla y se le rió”, contó el día del hecho el suegro de Juan Pablo, Omar Raúl Martínez (65).
El asesino escapó de la escena con dos teléfonos celulares, una cámara de fotos y 800 pesos, corriendo por Francisco Cestino hacia Independencia. El trayecto de la fuga lo reconstruyeron los pesquisas con el aporte de testigos y cámaras de seguridad.
Lombardo recordó que quedó perplejo al ver a sus vecinos cubiertos de sangre. “La chica salió cargando al muchacho desesperada. Pedía auxilio y decía: `Se me muere Pablo, ayúdenme`”, apuntó el vecino. Varias personas llamaron al 911, pero fue un matrimonio que justo pasaba por allí el que cargó a Rigotti en el asiento trasero de su auto y lo llevó, junto con Berenice, al hospital Cestino.
El joven tandilense, que trabajaba como corrector literario, murió a las 5 de la tarde, mientras lo asistían los médicos. A su novia le curaron las heridas de sus manos y se las vendaron. Luego tuvo que enfrentar lo peor: recordar la secuencia y describir al responsable.
Berenice Martínez le contó a la policía que el atacante tenía “unos 50 años, era canoso, y tenía barba de varios días”.
“Mi hija contó que el asesino tenía los ojos dados vuelta, estaba borracho y drogado”, reveló el padre de la joven de 27 años, un conocido electricista de autos en Ensenada
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