Vecinos de El Tropezón quieren ?un solo Tandil?
Días atrás se reunieron con el presidente del bloque del FpV y autoridades del PJ. “Somos un barrio de trabajadores olvidados", señalaron.
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Una comisión de vecinos expresa lo que pretende la comunidad. Reclaman servicios, obras esenciales y una presencia municipal más fuerte. En esta lucha, han decidido hablar con distintos sectores políticos para que la situación de abandono llegue a las esferas legislativa y ejecutiva. Quieren ser parte de ese otro Tandil que las autoridades del Gobierno califican como “envidiable”.
Piden el tendido de cloacas, gas y cordón cuneta. Este último no tanto por una cuestión estética sino por seguridad. En buena parte del barrio no se distingue la calle de la vereda y es un peligro para conductores y peatones. Caminar por la vereda o por la calle es una sola cosa y el riesgo es constante. Los pequeños del barrio son los que llevarían peor suerte.
“Queremos recibir los beneficios del sistema”, reclaman, “queremos ser parte de ese Tandil que los turistas vienen a visitar”.
La falta de gas de red hace que la gran mayoría de los vecinos se calefaccione con electricidad. El resultado de esa decisión -que no es una opción sino una necesidad- provoca facturaciones mensuales de más de mil pesos. Y el frío sigue penetrando en esas viviendas poco dotadas en su infraestructura.
Esta vez se reunieron con el presidente del bloque del FpV, Pablo Bossio, y con el secretario de Organización del PJ Tandil, Walter Fernández.
Bossio remarcó que los vecinos piden una justa revisión de las prioridades del gasto municipal. “Aseguran que los proyectos se hacen pero nadie sabe dónde van a parar después porque no existe un plan integral y sostenido que determine las prioridades de obra de cada uno de los barrios y de los barrios entre sí”.
“Los pozos no dan abasto. Algunas viviendas tienen hasta tres pozos, lo que es un peligro para sus moradores. Aún así se les sigue llenando cada mes y gastan 300 pesos en cada servicio de vaciado”, explicó Bossio. “En invierno se multiplican las peleas entre vecinos por la leña y cuando llueve los chicos que van a la escuela no saben por dónde caminar”, añadió. “Todo eso cuando se aprueba un presupuesto de 600 millones de pesos”.
“Es imprescindible poner un orden en el reclamo vecinal de obras y darles una prioridad”, concluyó.
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