Verdulero decidió cerrar su negocio tras sufrir reiterados robos en solo diez días
Un joven comerciante decidió cerrar su frutería y verdulería La Tienda, ubicada en Quintana 847, por los reiterados robos que sufrió a tan solo diez días de haber abierto las puertas al público. Se llama Braian González y había montado el local con los pocos ahorros que tenía. Una vez más, un trabajador que tuvo que resignar su principal fuente de trabajo a raíz de la inseguridad.
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En tiempos de nuevas tecnologías, el joven utilizó su cuenta personal de Facebook para comunicar públicamente su determinación. “Diez días abierto y un robo a las 7 y un intento de robo a las 13.30. Solo queremos trabajar, nadie nos da una respuesta y estamos sin apoyo de nada. Lamentablemente, no nos dejan trabajar, que es con lo que comemos”, expresó.
Luego, hizo lo mismo en el frente de su comercio. Sobre un pizarrón, escribió: “Liquidación, así no se puede trabajar. Todo casi al costo por cierre”, a lo que también le sumó un pequeño cartel escrito a mano pegado sobre una de las ventanas del local que decía: “Cierre por inseguridad. Somos laburantes, no sabemos robar”.
En medio de la bronca, González recibió a El Eco de Tandil en su comercio, mientras se disponía a vender lo poco que le quedaba de mercadería casi al costo para poder cerrarlo definitivamente.
“Quiero cerrar porque no nos garantizan seguridad. Abrí hace dos semanas y ya tengo dos robos concretados, y un intento de robo a las 15 de ayer (por el martes)”, lamentó.
Relató que el primero se registró en la mañana del sábado cuando dos delincuentes -cuyo accionar quedó registrado en las cámaras de seguridad de un comercio cercano- forzaron las rejas de una ventana de la verdulería y, una vez adentro, se llevaron mercadería, alrededor de 500 pesos en efectivo y un equipo de música.
“Los vimos por las cámaras, no se sabe bien quiénes son. Eran dos. Entraron por la ventana y se fueron como panchos por su casa, caminando por la vereda con el equipo de música”, detalló.
Sin protección
Aún arreglando los daños que habían ocasionado, este martes un hombre en bicicleta intentó forzar las puertas, aunque sin éxito. “Ahí ya había decidido que iba a cerrar”, afirmó, pero lamentablemente un tercer atraco acabaría de reconfirmar su determinación.
Ocurrió alrededor de las 4 de la madrugada de ayer, a pocas horas de haber terminado de radicar las respectivas denuncias policiales a raíz de los anteriores hechos. Dos delincuentes que, según aclaró, no eran los mismos de los otros ilícitos, rompieron la reja de una ventana y se llevaron mercadería y una pava eléctrica. “Está todo revuelto”, describió González.
Leyes
para todos
Indignado por lo sucedido, lamentó así que “las leyes estén hechas más para los que roban que para nosotros, porque no se puede hacer nada”.
Contó que el negocio lo montó con los ahorros que tenía, luego de haber sido despedido de un trabajo por reducción de personal. “Invertí en el local con la poca plata que me quedaba y pasó esto. Ni alcancé a poner seguro, no me dieron tiempo a nada”, admitió.
Consultado sobre la situación del barrio, aseguró que está complicado en materia de inseguridad y que se han registrado varios ilícitos en el último tiempo. “Comentás que te robaron y empiezan a decirte que acá a la vuelta también, al señor de acá al lado le entraron hace poco, y así”, contó.
Aseguró que se ve mucho patrullaje durante la tarde, pero no así en horas de la noche, reclamo que aprovechó a hacerle a la policía al momento de realizar las denuncias. “Lo que me respondieron es que hay un solo patrullero con dos efectivos para todo Villa Italia, además de la Policía Local que sinceramente no la he visto. A los caminantes no los veo nunca a la noche, es más, los salí a buscar para que me cuidaran el local cuando estaba abierto para poder ir a hacer la denuncia y no los pude encontrar”.
“Por las noches
no dormís”
González reconoció por último que desde el primer robo que sufrió hace pocos días ya no pudo conciliar el sueño pensando en que le iban a volver a robar. Así fue como, lamentablemente, ante la ausencia de respuestas por parte de las autoridades, decidió vender al costo lo que le quedaba de mercadería y cerrar definitivamente el lugar.
A causa de ello, dejó su número teléfono a disposición de quien pueda ofrecerle cualquier tipo de trabajo: 154-694379. “Yo cierro, pero queda mucha gente en la cuadra y en toda Quintana que precisa protección”, finalizó.
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