Virginia Luque, la morocha argentina, tiene quien le escriba
Actrices y actores constituyen un tesoro inabarcable de la historia del espectáculo argentino: sus experiencias, sus métodos, sus poéticas, sus ideas componen un universo de extensión y profundidad incalculables. Se trata de un tesoro tan vasto y pleno de acontecimientos memorables como poco estudiado. Si algo ha tenido y tiene el teatro, la música, la radio, el cine, la televisión nacionales, es grandes intérpretes. Se ha escrito mucho sobre dramaturgia y puestas en escena, sin embargo la historia de nuestras actrices y nuestros actores sigue siendo materia pendiente de nuestras investigaciones. De allí la relevancia del libro de Mario Gallina: “Virginia Luque. La estrella de Buenos Aires” (Proa American Editores) que presentará en la inminente Feria del Libro local y que cubre más de setenta años de historia del espectáculo argentino y latinoamericano y sienta una memoria de los fecundos trabajos de esta mujer excepcional. Una memoria de la cultura nacional.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSi bien hoy se identifica casi excluyentemente a Virginia Luque con el tango, se inició en el teatro, la radio y el cine y en géneros musicales diversos: boleros, canciones españolas, algo de folclore. A la hora de elegir entre la cantante y la actriz, Gallina le pregunta: "¿Quién vence a quién?" Virginia Luque contesta: "La actriz. Cada vez que canto vuelvo a comprobarlo." "Me gusta definirme como una actriz que canta –dice Luque en otro momento del libro–. Nunca he dejado de lado a la actriz que fui en un comienzo, por eso para mí los personajes de las canciones son siempre diferentes. Cada obra necesita ser estudiada, investigada, ensayada. Cada canción es un personaje, o si se quiere un monólogo, y los he encarado a partir de que se trata, sin duda, de un texto teatral y de la actriz que soy."
Nacida en Buenos Aires, en 1927, bajo el nombre de Violeta Mabel Domínguez, hija de inmigrantes españoles (padre y madre gallegos, de Lugo), eligió llamarse Virginia Luque: Virginia por influencia de la novela romántica Pablo y Virginia del Abate Saint-Pierre (una de sus lecturas preferidas en la niñez y adolescencia), y Luque "fue al azar. Me dije: '¡Qué bien suena!'" Debutó en 1942 en teatro, con apenas 15 años, con la Compañía Española de Comedia de Josefina Díaz y Manuel Collado. Su primer trabajo en cine fue, junto a Pepe Arias, en La guerra la gano yo (1943). Gallina presenta una síntesis de la trayectoria de Virginia Luque en varios momentos, que van de los primeros pasos en el teatro en los cuarenta a la consagración al tango. "Comenzó adolescente en la escena y saltó del teatro de repertorio (Jacinto Benavente, Gregorio Martínez Sierra, Gregorio de Laferrère, Molière, Pedro E. Pico, Jean Giraudoux, Alejandro Casona) al cine. Entre una y otra disciplina, se le abrió un camino que con los años se transformaría en fundamental para su carrera: el canto." Continúa: "Manuel Romero, que algo sabía de autenticidad, implicancias populares y de la extraña suma que perfila a quien nació para integrar esa raza iluminada y siempre excepcional de los artistas, la eligió para protagonizar títulos íntimamente vinculados a la música ciudadana: Un tropezón cualquiera da en la vida, La historia del tango y ¡Arriba el telón!" Refiriéndose al cine, dice Gallina: "Más tarde enamoró a Pepe Iglesias en El tercer huésped; a Luis Sandrini en Don Juan Tenorio; a Carlos Cores en Sangre y acero. El deslumbramiento se extendió a todos, cuando con la indispensable complicidad de una sala a oscuras, desbordó sensualidad a raudales en La balandra Isabel llegó esta tarde."
"Hasta que 'La estrella de Buenos Aires' se eternizó junto a Hugo del Carril, primero en el escenario del Astral y luego en el cine, adonde se sumaron el gordo Troilo, Roberto Grela y Tito Lusiardo. Ocurrió en un viejo patio de baldosas, cuando los duendes que hay en su voz nos convencieron para siempre que ella era la Morocha que habían soñado Villoldo y Saborido".
A partir de 1970, el tango se impuso en las presentaciones de Virginia Luque. Fue Azucena Maizani, una de las pioneras del tango, quien le preguntó: "¿Por qué no cantás solamente nuestra música? Vos sos tango. No hagás otra cosa. Y además, no olvides nunca que somos como el soldado que ha llevado la bandera y que cuando cae el que va adelante, la levanta el que va detrás." Gallina le pregunta qué quiere decir "ser tango" y Virginia le dice: "Sentir lo propio, lo que es nuestro. Sentir como siento yo, una tremenda emoción cuando interpreto nuestra música, aquí y afuera. Y concluir en la certeza de que soy –no sé si cabe– más porteña y más argentina."
Sobre el autor
Mario Gallina nació en Miramar, provincia de Buenos Aires, donde vive actualmente. Es autor de numerosos libros de consulta indispensable: Carlos Hugo Christensen, historia de una pasión cinematográfica (1998); De Gardel a Norma Aleandro. Diccionario sobre figuras del cine argentino en el exterior (2000); Osvaldo Miranda. El comediante (2001); Querida Lolita. Retrato de Lolita Torres (2006). Ha participado en los volúmenes colectivos Nuestras actrices (1998), Nuestros actores (1999) y Hugo del Carril: el compromiso y la acción (2007). Su investigación sobre Lolita Torres recibió el Premio Teatro del Mundo en Ensayística de la Universidad de Buenos Aires y acaba de merecer el Tercer Premio Municipal de Ensayo que otorga el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Mereció además una Mención Especial del Premio Florencio Sánchez de la Casa del Teatro "en mérito a su aporte a la historiografía del espectáculo argentino".
Incansable investigador, ya está dedicado a dos nuevos proyectos: sendos libros sobre Alfredo Alcón y Luis Brandoni. Presentará Virginia Luque. La estrella de Buenos Aires en la Feria del Libro Tandil 2013.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios