Visita a la estancia Bella Vista
Esta actividad forma parte de otras, de similares características, que se realizarán teniendo como objetivo el conocimiento histórico del Municipio, articulando con las diferentes expresiones artísticas propias de cada lugar.
La visita a la estancia Bella Vista, propiedad de la familia Santamarina, tuvo como anfitrión a uno de sus descendientes: Antonio quien, con la cordialidad que lo caracteriza, nos fue contando la historia del lugar, mientras recorríamos el predio.
Don Ramón Joaquín Manuel Cesáreo Santamarina nació en Orense, España, el 25 de febrero de 1827 y falleció en Buenos Aires el 23 de agosto de 1904. Huérfano desde muy joven, llegó a la Argentina a los dieciséis años de edad, luego de desarrollar algunas tareas en Buenos Aires, se dirige a Tandil, donde decide quedarse.
Trabajó como peón de campo y con lo que ganaba fue comprando bueyes y carretas, iniciando un negocio de carretas con el que fue creando su fortuna. Adquirió numerosas estancias y finalmente fundó una firma que continúa vigente en la actualidad.
En su honor
Varios lugares de la ciudad de Tandil llevan su nombre en su honor, una escuela, una avenida principal, el hospital regional y un club deportivo. También, en honor a su hijo, una localidad de la provincia de Buenos Aires lleva su nombre: Ramón II.
Es interesante saber que antes de construir el casco de la estancia comenzó la plantación de los famosos montes. En 1880 se dio inicio a los trabajos de edificación de la casa principal, dirigidos por los hijos del fundador de la dinastía y el constructor Alducín. El diseño del conjunto es ítalo-pampeano. La construcción de la mansión se realizó en dos años; algo sumamente rápido para la época; y en 1910, se reforma a fin de modernizarla. Este trabajo lo realizaron el arquitecto alemán Nordmann y el constructor Staneck. Antonio, nuestro gentil guía, nos cuenta que la casa posee 35 dormitorios, 16 cuartos de baño, 2 comedores (uno para adultos y otro para pequeños), una sala grande y dos salitas. Todo ello rodeando un excepcional patio interior.
Algo muy típico en estas grandes casonas, era que la cocina y demás dependencias vinculadas al servicio se encontraban en un edificio aledaño. En este caso, la casa con las dependencias se conectan mediante un corto camino coronado con un techo de características inglesas.
En el bonito parque encontramos, en un refugio tipo invernadero, la carreta o al menos una de las primeras con las que Don Ramón inició sus actividades por estas zonas. También se puede observar una preciosa gruta, que venera a la Virgen de Guadalupe, costumbre típica de los espacios rurales europeos. (Profesora María de los Angeles Pagola)
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios