Ya son más de cien los refugios de colectivos pintados a través de un programa comunal
Las intervenciones artísticas en los refugios de las paradas del transporte de pasajeros ubicados en la ciudad, realizadas por la Subsecretaría de Cultura y Educación de la comuna a través del programa Pinturas Urbanas, se convierten en un foco de atención en los barrios, con su colorido y singulares diseños.
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Por medio de la iniciativa, que busca estimular el desarrollo del arte callejero y mejorar el espacio público, se completó más de cien trabajos desde su implementación.
Los criterios y diferentes estilos estéticos en el espacio urbano cotidiano se funden con los barrios, se adaptan y realzan la vista.
El proyecto se lleva adelante con el acompañamiento de escuelas de arte como la Escuela Provincial de Cerámica y la Escuela Municipal de Artes Visuales 1, con el acompañamiento del Instituto del Profesorado de Arte de Tandil (IPAT).
En diálogo con El Eco de Tandil, la subsecretaria de Cultura y Educación, Natalia Correa, resaltó la “muy buena respuesta” que logra la iniciativa que también contempla proyectos en paredones públicos o pertenecientes a vecinos, y marcó los objetivos con los que se cumple. Entre ellos “la formación de los alumnos de las escuelas municipales, la articulación y el trabajo conjunto con otras instituciones y la recuperación del espacio público”.
El programa
El programa “Pinturas urbanas” se inició en 2006. En 2010, en tanto, la propuesta se amplió hacia los refugios de micros a partir de una propuesta de un grupo de docentes del IPAT que trabajaron sobre dos estructuras ubicadas en avenida Lunghi.
En esa línea se comenzó con un trabajo junto a diferentes instituciones que apuntaba a ofrecer esos espacios instalados en diversos puntos de la ciudad.
En una siguiente instancia, que fue dada por la demanda y el crecimiento del proyecto, comenzaron a diagramarse equipos de trabajo, que quedaron bajo la dirección de Norma Villabona. “En este momento tenemos unas seis cuadrillas incluidas”, definió la funcionaria sobre un lineamiento impulsado desde la subsecretaría que además abarca “pintura de murales a instituciones, a vecinos particulares, y la recuperación de espacios públicos”.
Destacó que la acción logró consolidarse a partir de la firma de un convenio con Plavicon, que auspicia y apoya las intervenciones donando pintura. “Esto es muy importante porque nos permite avanzar y tener un buen stock de diferentes colores para cada trabajo”, resaltó, y definió el acercamiento como un punto “muy importante” en el desarrollo.
Aclaró que “bajo ningún concepto” el programa cobra por los trabajos ejecutados y explicó que en el caso de los particulares que ofrecen sus paredes se completa una planilla en la cual se deja constancia de la autorización.
“Hay muchísimos vecinos que han ofrecido los paredones de sus casas y la respuesta ha sido muy buena”, valoró Correa.
Refugios de colectivos
Respecto a esta línea de trabajo, puntualizó que en este momento “son más de cien los refugios pintados” y aseguró que aún resta otro centenar de estructuras para completar los emplazados en toda la ciudad.
“Estimamos que hay alrededor de 200 y nuestra idea es llegar a la totalidad de los refugios”, ratificó.
En ese sentido apuntó que la línea de trabajo planteada apunta a llegar a “todas las zonas”, sin centrarse en un único sector. “Si uno recorre la ciudad, va a poder ver que en todos los barrios hay una garita pintada”, destacó.
Y evaluó que la actividad no sólo está relacionado a la puesta en práctica de los conocimientos y la creatividad sino también “con pensar en el vecino que todos los días toma el colectivo y se encuentra en un lugar más amigable, cálido”.
Graffitis
Las intervenciones también buscan desalentar las pintadas y graffitis en esas estructuras que suelen ser foco de este accionar. Para la subsecretaria también “se pone en juego el respeto por aquello que hizo el otro” una vez que el trabajo quedó completado.
Al respecto admitió que se registraron “algunos casos” en que los trabajos completados sufrieron daños pero que son “esporádicos”, por eso remarcó que “en general se respeta mucho”.
En esa línea citó la puesta en funcionamiento de otro programa, Arte Joven, con el que “también estamos teniendo buenos resultados”. La iniciativa, que surgió en respuesta a una problemática planteada a partir de la proliferación de pintadas, reúne a referentes que utilizan la técnica del graffiti en sus intervenciones.
“Son técnicas y estilos totalmente distintos pero comparten un punto en común, esto de embellecer el espacio cotidiano, poner en juego la creatividad, darle valor artístico a lo que uno sabe hacer”, repasó Correa.
El equipo
El equipo de “Pinturas urbanas” se encuentra coordinado por la profesora Norma Villabona e integrado por diez artistas divididos en grupos: Natalia Fernández, Mariana Irigoin, María de los Angeles Reynoso, Pierina Pifano, Daniela Di Santi, Nicolás Vilela, Andrés Llanezas, Manuel Díaz Vigo, Nancy Sallar y Mónica Porras.
Se trata de un plantel formado por docentes y alumnos de las escuelas municipales, que reciben la colaboración de profesionales del IPAT en caso de intervenciones mayores.
“El equipo trabaja muy bien y está formado por personas con mucha experiencia”, subrayó la funcionaria que destacó la importancia de la actividad para la formación de los estudiantes.
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