Así de redondo es el número. Tantas veces como 34 mil se imprimió El Eco de Tandil desde aquel primer día, el 30 de julio de 1882. Fue entonces una utopía, el sueño del boticario Juan S. Jaca de mantener informados a los pocos pobladores del pueblo al cual ni siquiera había llegado todavía el tren. Jamás imaginaría aquel visionario que 138 años después lo estaríamos recordando y mencionando desde las páginas de su propia criatura. Mucha agua ha pasado bajo el puente desde entonces. Y casi con seguridad, más noticias malas que buenas. Que haya paz no es novedad. En cambio sí, que se declare la guerra. Que un presidente ejerza es lógico, que lo derroquen es noticia. Un nacimiento difícilmente se refleje a diario, pero sí los decesos que se producen. Lo normal, lo cotidiano, lo habitual, lo ordinario, no despierta atención. Nadie en su sano juicio escribiría que Juan vivió un día más sin ser asesinado o sin protagonizar un accidente. Sin embargo, Juan será noticia (y en una ciudad chica o mediana seguramente ocupará buen espacio en la primera plana) si lo matan o si choca. Hay días en los que de veras resulta difícil encontrar un título “gancho” de tapa, pero eso nadie lo sabe, ni lo imagina siquiera. Es el problema que cada día afronta el periodista: la página en blanco, que inexorablemente habrá que llenar. Quien crea que éste es un oficio simple se equivoca. La harina, el vino, el cemento, la ropa, el auto y la pintura, los compra el comerciante de cada rubro para venderla hoy, pero si no lo hace, seguirá ofreciéndolos mañana y pasado. El diario de hoy – en cambio – no se puede agregar al stock; no tiene nada que ver con el de ayer, ni lo tendrá con el de mañana. Un diario implica desafíos nuevos cada jornada. Y ahora también, hasta competir con la web. Porque quien cree que lee El Eco de Tandil simplemente porque ingresa a nuestra web, está muy equivocado. Se pierde suplementos, columnas especiales, cupones de sorteos, entretenimientos, avisos y mucho más. El diario papel, ese que iba a desaparecer en el 2000 según el vaticinio de Bill Gates, sigue “vivito y coleando”… aunque menos de lo deseable. Ya son muy pocos los diarios que quedan en la República Argentina. Muchos desaparecieron y otros espaciaron sus apariciones. De hecho, en Tandil y en toda la región, el UNICO medio escrito que sigue apareciendo todos los días es El Eco de Tandil, que hoy celebra nada menos que 34.000 días de aparición. A nuestros lectores y anunciantes, a los que están y a los que alguna vez estuvieron… Gracias por tanto. Y por tantos.