A 25 años del atentado a la AMIA, lamentaron la impunidad, clamaron justicia y recordaron a las víctimas
En un hondo homenaje, la comunidad judía local pretendió no olvidar un cuarto de siglo marcado por la desidia. Esperando con ilusión una respuesta judicial y política, esperan el año que viene no tener que volver a reclamar por justicia. “Las bodas de plata de la impunidad e indiferencia”, dijo el presidente del Centro Israelita. “25 años es toda una vida, es mucho tiempo”, coincidieron chicos que nacieron el mismo día en que murieron 85 personas.
Ayer a la tarde, en un acto breve pero emotivo, los tandilenses se unieron en el Centro Israelita para homenajear a las 85 víctimas fatales y los cientos de heridos que dejó el atentado del 18 de julio de 1994 a la sede de la Asociación de Mutuales Israelitas Argentinas.
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El ataque terrorista a la AMIA-DAIA está considerado como el peor que ha sufrido la Argentina en toda su historia, ya que provocó la muerte de al menos 85 personas y generó más de 300 heridos. Tanto familiares de las víctimas como el resto de la comunidad reclaman desde ese momento justicia para que se esclarezca el hecho.
Con esta misma intención, recordaron con nombre, apellido y edad a todos los fallecidos en esa oportunidad, mientras que los convocados alzaban la voz al unísono diciendo “presente”. Entre los asistentes, se encontraban el intendente Miguel Lunghi, el precandidato municipal Marcos Nicolini, el presidente del Consejo Deliberante Juan Pablo Frolik y el edil José Luis Labaroní.
“85 vidas arrancadas. 25 años de impunidad. Tenemos memoria. Exigimos justicia”, rezaba el cartel que enmarcaba el acto. Así encontraron la forma de mantener vivo en la memoria aquel hecho fatal que cambió la historia. “Conmemoramos las bodas de plata de la impunidad e indiferencia”, enfatizó el presidente del Centro Israelita, Jorge Cimerman. Que además lamentó que en este cuarto de siglo solamente se hayan acumulado cajas con fojas de una causa en la que nada han podido esclarecer.
Si bien esta significa una fecha especial, sostuvo que hay que trabajar durante el resto del año para que los atentados en el país tengan una debida respuesta política y judicial. “Hace rato que se sabe quiénes son los culpables, pero hasta hoy no hay una sola condena”, aseveró, recordando la precariedad e ineficacia de los pasos que se han dado en el camino por resolverlo. Aseguró, entonces, que se trata de un cuarto de siglo donde reinó la inacción que hace crecer la desesperanza.
“Esperamos el próximo 18 de julio reunirnos solamente para seguir conmemorando a las víctimas, y ya no tener que reclamar justicia”, dijo con ilusión.
85 muertes y algunos nacimientos
El 18 de julio de 1994 a las 9.53 una bomba estalló en la sede de la AMIA, ubicada en la calle Pasteur 633, en Balvanera, Capital Federal. El estallido tiró abajo el edificio y causó serios daños en los inmuebles cercanos. Los socorristas trabajaron durante dos jornadas ininterrumpidas para rescatar a las víctimas de entre los escombros. La explosión dejó un cráter de dos metros en el lugar y se pudo escuchar a varios kilómetros de la sede violentada. El resultado final fueron 85 muertos y más de 300 heridos.
Pero ese mismo día también hubo nacimientos y en el acto que realizaron en el Centro Israelita de Tandil mostraron un video con testimonio de esos jóvenes que ayer mismo cumplían 25 años.
Resultó una manera muy emotiva y, a la vez un golpe de realidad, para que se entienda lo que verdaderamente significan esa cantidad de años en la historia de un país. Estas personas contaron todo lo que han pasado a lo largo de su vida, con anécdotas de su infancia, niñez, el primer beso, la separación de sus padres, el egreso del colegio o algún viaje. Algunos ya ejerciendo un oficio y otros a punto de convertirse en profesionales, incluso por ser padres.
En uno de los casos, por ejemplo, una chica contó que su abuelo a cada nieto les regalaba el diario del día de su nacimiento, hasta que en un cumpleaños a ella se le ocurrió preguntarle porqué el suyo nunca había llegado. La respuesta era lógica, todos los ejemplares de la fecha estaban llenos de crudas y dolorosas imágenes.
Otro de los chicos afirmó que ese día lo vive con una mezcla de sensaciones, ya que lo acompaña la alegría de un año más de vida, pero también una gran responsabilidad de levantar la voz y seguir pidiendo justicia. Aseguró que siempre lo ha entendido así y que por eso anualmente asiste a los actos conmemorativos.
“25 años es toda una vida, es mucho tiempo”, coincidieron los cumpleañeros. “Son 25 años de edad y de impunidad también, así que mis deseos son memoria, verdad y justicia”, expuso una de las entrevistadas sobre el final de la proyección.