A 50 años de la llegada del hombre a la Luna, un hito que también se vivió en Tandil
La llegada del Apolo 11 a la Luna hace 50 años supuso un pequeño paso para el hombre y un gran salto para la humanidad. Cómo se reflejó en El Eco de Tandil la histórica misión.
Hace 50 años ocurrió un hecho histórico: por primera vez un humano pisaba un mundo ajeno a la Tierra. Era 20 de julio de 1969 y el módulo Águila del Apolo 11, la misión enviada por Estados Unidos, aterrizaba en la Luna. Unas horas después, el astronauta Neil Armstrong descendió e inmortalizó una frase para la historia: “Un pequeño paso para el hombre, un gran salto para la humanidad”. Si bien Armstrong fue la cara de la misión de la NASA, 400.000 personas trabajaron en el Programa Apolo.
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En todo el país se vivió la “fiebre lunar” por esos días según reflejan los medios de la época. Señalan a este medio algunos de los que tienen recuerdo del momento, que en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, por ejemplo, una reconocida marca de jugos, vendía una edición especial de los mismos con forma lunar y que una gran cantidad de taxis los usaban en las antenas de sus autos dando cuenta del suceso.
El Eco de Tandil, fue relatando a la ciudadanía local y de la región, sobre los acontecimientos que asombraban a todo el mundo.
Se publicaron en los días previos los siguientes títulos: “Todo listo para iniciar la histórica misión Lunar”, “Se inició la aventura más grande y arriesgada de todos los tiempos”, “La Apolo 11 se dirige al mar de la tranquilidad”, “Con precisión matemática sigue la Apolo su rauda marcha a la Luna”, “Apolo XI entró anoche en campo de gravitación lunar”, “A un paso de cumplir el sueño de la humanidad: explorar suelo lunar”. Y finalmente: “El hombre holló la Luna” en la edición que dio cuenta del aterrizaje.
Si bien los días donde sucedió el alunizaje habían caído durante las vacaciones de invierno ese año, las instituciones escolares habían tomado el tema en la previa y posteriormente para ser estudiado por los alumnos.
En Tandil
“Tandil vio por TV la caminata lunar”, destacó uno de los títulos internos de la edición de este medio. Señala la nota de ese momento: “Finalmente Tandil pudo ver, gracias a la estación terrena de enlace vía Satélite de Balcarce, las alternativas del histórico descenso del hombre en la Luna y su posterior caminata. La nitidez con que se vio en Tandil es tan prodigiosa realización técnica -que permitió a la humanidad participar visualmente de la hazaña- lo da el hecho de las oportunas notas gráficas que pudo tomar nuestro compañero de tareas Luis Granatta, directamente de la pantalla de un televisor, con película Orwo 400 asas, blanco y negro, con velocidad de 1/30 de segundo y de 2´8 de diafragma”.
“Las gráficas muestras los siguientes momentos: Aldrin junto a una de las patas del ´Aguila´. Los dos astronautas (uno de espaldas, con su abultada mochila de supervivencia). La superficie lunar con su horizonte visiblemente curvo. Los astronautas colocan la bandera norteamericana en el suelo lunar. El presidente Nixon, desde Washington, habla con los astronautas”, añadieron.
La cobertura televisiva
Pensar en cómo hace 50 años se pudo transmitir en vivo para todo el mundo semejante acontecimiento es complejo. Pero lo cierto es que sucedió. Cuando la nave espacial aterrizó en la superficie de la Luna, una cámara de televisión montada en su costado capturó los primeros pasos y las palabras del astronauta Neil Armstrong y los envió a través de cientos de miles de kilómetros a cientos de millones de personas pegadas a los televisores.
Walter Cronkite, presentador de la cobertura de la misión Apolo 11 de la cadena estadounidense CBS, se quedó sin palabras en un primer momento. Después, pudo exclamar: “¡El hombre en la Luna!… ¡Oh, chico!… ¡Wow, chico!”. Más tarde recordó que esperaba decir algo más profundo, pero las palabras que le salieron fueron “todo lo que pude decir”.
La cobertura representó la culminación de lo que fue una enorme campaña de relaciones públicas que se remonta a la creación de la NASA, en 1958, y que fue sostenida por publicistas de la agencia espacial y políticos por igual, con el fin de crear conciencia sobre la misión Apolo por una variedad de razones de interés propio.
La CBS, junto con las otras dos cadenas del país, NBC y ABC, gastaron juntas US$13 millones en programación, cerca de lo que habían gastado en noviembre anterior para la cobertura de las elecciones presidenciales de 1968.