Algunos alumnos dejaron de asistir a las clases del Conservatorio de Música
Hace más de un mes que se derrumbó el techo de la sede del Conservatorio de Música Isaías Orbe, desde ahí alumnos y docentes deambulan para seguir instruyendo. La situación se ha vuelto compleja para todos y algunas familias optaron porque su hijo retome en 2019, cuando haya un nuevo espacio fijo. Esta semana podrían tener novedades de las autoridades.
Luego de la caída del techo, hace 43 días que los estudiantes del Conservatorio de Música Isaías Orbe deben repartirse entre nueve instituciones prestadas para poder seguir con sus clases, mientras aguardan la confirmación del alquiler de un espacio localizado en Belgrano al 700.
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Ni bien aconteció el hecho, se buscaban alternativas lo más unificadas posibles, marcando como prioridad que el alumno no tuviera que moverse tanto de lugar en lugar, tratando de que fueran los profesores quienes circulen de un espacio a otro. Sin embargo, desde lo logístico no ha resultado fácil para las familias que debieron afrontar el cambio, no solamente por la suma de gastos en pasajes de colectivo, sino también por tener que deambular con los instrumentos a cuesta. De hecho, algunos padres han optado porque su hijo no vaya más por este año a las clases, esperando poder retomar el próximo, cuando vuelvan a tener un espacio fijo.
Annele Moroder, directora del Conservatorio de Música Isaías Orbe, fue entrevistada en el programa de radio “Revillo de vuelta”, FM Tandil (104.1), donde confirmó que la situación que están atravesando es así y resulta angustiante. Analizó que todo lo relacionado con la logística o transporte de los chicos es complicado, pero teniendo nueve lugares “era de prever que esto pasaría en algún momento”.
Cuando tomaron la decisión, hace 43 días, priorizaron que la gente que esté haciendo las carreras de profesorado no pierda el año. Aunque confió que se trató de un “manotazo de ahogados”, y fue para garantizar el cursado desde el 30 de agosto hasta diciembre. “La casa ya está elegida, pero durante la espera del cumplimiento de los plazos y todo lo concerniente a ese ‘mientras tanto’ no podíamos quedar sin clases”, indicó.
“Todos están haciendo que funcione”
Según describió, el presente es complicado, sobre todo para los más chicos que todavía no se manejan solos y, por ahí en un mismo día, los tienen que llevar a la clase colectiva en un lugar, después de acuerdo al instrumento ir a otro. “Entonces, a veces pasa que en un día van a tres partes distintas y eso ha traído repercusiones, ya que muchos han dejado de asistir y se nota, principalmente porque es una incomodidad familiar”. lamentó.
En el caso de los más grandes, si bien también tienen un mayor gasto en transporte, están incómodos y no cuentan con todos los materiales que necesitan, “hacen más el esfuerzo”.
Con respecto a los docentes, apuntó que tratan de que dentro del mismo día se muevan lo menos posible, a lo sumo deba trasladarse entre dos espacios. Pero, de todas maneras, cada día tienen que dictar clases en una institución distinta. “Sin embargo, la peor situación para el docente no es la de moverse, sino aquellos profesores que están poniendo sus propios instrumentos, sobre todo los pianos”, describió y agregó que afortunadamente en algunos salones se los prestan, pero en otros casos tienen que llevarlos a cuesta y, aunque sean portátiles, es cansador.
Hay una comunidad que a pesar de todos los inconvenientes e incomodidades, demostró estar más que comprometida trabajando. “Los alumnos ni hablar, porque también ellos están hartos de ir cada día a un aula diferente y trabajar con lo mínimo e indispensable”, manifestó, agregando además que la situación alcanza a los padres y directivos, que tienen la oficina en un sitio y “toda la escuela desparramada en nueve espacios”,
“Es admirable y esto también es educación pública”, advirtió, sobre todo respecto de la evidente vocación y el compromiso. Asimismo, se mostró agradecida por todas las instituciones que se solidarizaron con el Conservatorio y abrieron sus puertas. “La gente es encantadora y nosotros tratamos de portarnos lo mejor posible, de no molestar demasiado”, aseguró, destacando que todos los han recibido de primera.
Contando los días
Si bien aún no tiene con exactitud el tiempo estimado que falta para normalizar la situación y contar con el espacio propio, la esperanza está puesta en que no sea mucho y tener buenas noticias pronto. Las últimas novedades al respecto datan de la semana pasada, que se reunieron con el secretario de Gobierno Oscar Teruggi. “La versión oficial es que estamos esperando que la Provincia acuerde con el propietario del establecimiento por el valor de alquiler del mismo”, contó. Una vez que se inicia el trámite, la Municipalidad arreglaría con el dueño por el tiempo que llevaría todo el proceso, como para poder mudarse enseguida sin tener que esperar a toda la gestión provincial. “Esperamos que pueda ser antes del 2019”, dijo.
Insistió con que todo el mundo le está poniendo “una garra impresionante” y anhela que las autoridades tomaran nota de eso, ya que al no estar “cortando calles o prendiendo fuego” pareciera que está todo en orden y bien, cuando aseguró que no es así. Por el contrario, dijo que “está todo agarrado de los pelos” y ellos haciendo lo imposible por que las cosas funcionen.
Ahora deben aguardar por el llamado de los funcionarios, que estimaban que para el transcurso de esta semana podría estar el acuerdo por el valor de la nueva casa.
Un repaso por lo ocurrido
El pasado 30 de agosto se cayó el techo de una las aulas del Conservatorio cito en Alem 311, por suerte no había clases en ese momento. El hecho sucedió cerca de las 14 de ese jueves cuando el cielorraso de madera del aula 9, que se encontraba vacía por la adhesión del docente al paro, se desplomó. La problemática, dentro del susto, no los asombró realmente ya que desde hace años que los directivos, docentes y alumnos venían reclamando por las malas condiciones edilicias.
Inmediatamente se comunicaron con el Consejo Escolar y con los sindicatos, y procedieron a la firma de un acta determinando la suspensión de las clases por tiempo indeterminado.
Esto, a la vez, desencadenó en una rápida convocatoria de los alumnos a la comunidad educativa, para formar parte de una manifestación que comenzó esa misma tarde en la esquina de la institución, en Belgrano y Alem, y desde donde se movilizaron hacia el Municipio.
A la marcha consignada “Por un edificio digno” se sumaron estudiantes y docentes de varias escuelas e instituciones públicas como Polivalente, Normal, el Instituto de Formación Docente 10 y el Ipat. También hubo referentes de los gremios.
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