Alumnos de la Facultad de Veterinaria atienden animales de la Protectora en el Hospital Escuela
El trabajo que hacen es muy importante, ya que se trata de animales rescatados de la calle, que de otro modo no tendrían posibilidad de curarse de alguna patología de gravedad que puedan tener. En muchos casos, han logrado salvarles la vida, lo cual brinda gran satisfacción a los futuros veterinarios.

La tarea que se desarrolla en el Hospital Escuela de Pequeños Animales de la Facultad de Ciencias Veterinarias, creado en 2012, es destacable ya que los alumnos, a la vez que se capacitan y realizan sus prácticas, atienden animales de la Protectora de Animales de Tandil (PAT), y se abocan a curar las diversas patologías que puedan tener al punto de haberles salvado la vida en varias oportunidades.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl presidente de la PAT, Gustavo Desiati, explicó que el trabajo conjunto con la Facultad de Ciencias Veterinarias comenzó en 2012 y resaltó que “ha dado muy buenos resultados. Es una manera de trabajar en conjunto y en un ida y vuelta se favorecen los animales”.
Por su lado, la docente responsable del Hospital Escuela María José Del Sole explicó que la institución comenzó a funcionar en febrero del 2012 con dos cargos docentes.
“Empezamos a trabajar, siempre el fin era la docencia de clínica médica y quirúrgica de pequeños animales. Entonces empezamos a buscar nuestros casos clínicos y la forma que encontramos inicialmente era la de establecer estos contactos con ONGS que tuviesen personería jurídica, y establecer convenios marco con la universidad”, detalló.
Con ese fin, establecieron un convenio con la Protectora de Animales de Tandil para ingresar casos clínicos al Hospital Escuela.
“Inicialmente lo que hacíamos eran castraciones, que provenían de la entidad, pero con el correr de los años 2014, 2015 empezamos a ingresar casos clínicos, es decir animales que padecían enfermedades, y que fueron resueltas en el hospital porque Protectora en su lugar no podía responder, o porque no tenía los conocimientos o los materiales o las instalaciones, como para poder llevar adelante procedimientos quirúrgicos más complejos”, puntualizó.
Y agregó que “lo que necesitábamos era la parte clínica y quirúrgica para que los chicos aprendan. El insumo de docencia del hospital es el caso clínico”.
“Con el correr de los años empezó a haber interés que hubieran animales de otras ONGS, siempre deben tener personería jurídica para establecer el convenio marco con la universidad. En el transcurso de este tiempo sólo pudimos establecer convenio con otra más, Caminantes Caninos, que recién está empezando a funcionar”, señaló.
Pero resaltó que “la articulación más fuerte la tuvimos con Protectora de Animales, quizás porque ellos también tienen un servicio veterinario que hace una primera línea de atención”.
Extra muro
Por otra parte, contó que en 2017 comenzaron a trabajar en un proyecto a partir del cual los alumnos de la mano de sus docentes comenzaron a ir a la Protectora “a detectar casos clínicos que después ingresaban dentro del hospital, y llevar alumnos de la mano del docente para ver una realidad de atención distinta a la que tenemos nosotros, que tenemos todos los medios diagnósticos, los recursos humanos formados, una línea de atención superior”.
De ese modo, los estudiantes desarrollaban en la Protectora una atención veterinaria con medios “más reducidos, pero que también se puede hacer bien, que se puede llegar a un diagnóstico definitivo y no un tratamiento solamente paliativo sobre una enfermedad ya diagnosticada”.
“Así que esa fue una muy buena colaboración, nosotros lo llamamos un hospital escuela extra muro, llevamos a los chicos a la situación que muchas veces es la que se encuentran recién egresados, atendiendo en un servicio de bromatología de la municipalidad del pueblo o una ONG, y lo hacen con los recursos que tienen, que muchas veces con los recursos mínimos se puede hacer una buena atención veterinaria”, enfatizó.
Estimó que los casos que se atendieron durante estos años de convenio con la PAT superó los 400.
Desiati señaló que supera ese número porque se incorporaron animales de otras ONGs también, que no tienen personería jurídica, a través de la Protectora.
“Consiste realmente que los chicos vean otras realidades en el extra muro, porque cuando tenés todos los elementos para trabajar se acostumbran a un nivel que en realidad no existe después en la calle, en cambio de este modo pueden ver las dos realidades, la de máxima tecnología, y la que tienen menos”, indicó.
Por su parte, Del Sole explicó que el denominado extra muro, dio “buenos resultados, los chicos vienen contentos, porque muchas veces ellos detectan el caso clínico que necesita atención”.
“No son muchos los animales que ingresan por Protectora por semana, son dos casos clínicos que quedan en el hospital de lunes a viernes sobre los que trabajamos toda la semana. Ese es nuestro insumo de docencia, entonces el número no es muy alto, siempre con algún tipo de patología”, señaló.
Y explicó que “lo que empezamos a hacer con la visita a la Protectora es detectar casos de medicina interna, porque a veces teníamos casos de accidentes de tránsito, problemas de piel pero se nos pasaban por alto casos clínicos de medicina interna, es decir aquellos que tienen una manifestación clínica muy sutil”.
“Entonces empezaron a ingresar esos casos que nos enriquecen mucho más nuestro trabajo, así que vienen muy contentos. Muchas veces traen muestras para poder analizar de pacientes que no llegan al Hospital pero que ellos siguen, hacen informes acerca de la actividad y cuando ingresa el caso clínico es el corolario de su visita”, afirmó.
Aclaró además que el número de pacientes siempre es reducido porque “usamos en su máximo potencial ese caso, no nos interesa que ingrese un número de casos excesivo, y que los chicos no puedan detenerse en hacer todos los métodos complementarios que necesiten, en el tiempo que lleva leer, en el tiempo que les lleva escribir las historias clínicas”.
“Las intervenciones quirúrgicas de un hospital escuela son más prolongadas que las que se hacen luego en la clínica. Es un proceso de enseñanza, entonces tiene otros tiempos”, indicó.
“Un animal con una masa tumoral
en situación de calle normalmente
se muere”, aseguraron desde PAT
Gustavo Desiati explicó que los dos casos por semana que ingresan al Hospital Escuela de Veterinarias son “animales en ciento por ciento de los casos en situación de calle, que no tienen ningún tipo de posibilidad y en este caso la facultad con la ONG le da la posibilidad de mejorar y en la mayoría de los casos curarse, que es lo más importante”.
“Un animal con una masa tumoral en situación de calle normalmente se muere. En el caso de que Protectora lo pueda retener y que a través de la facultad pueda intervenir el animal tiene posibilidad de curarse”, afirmó.
En tanto, indicó que la mayor parte de los casos que se asisten en el Hospital son traumatológicos por perros atropellados y problemas de piel porque “obviamente el animal en situación de calle no tiene cuidado, y está mucho más propenso a que tenga ese tipo de patología”.
“Para la castración hemos encontrado otros caminos, entonces el damos más cabida al tema clínico donde tenemos menos posibilidades”, señaló.
La expansión del Hospital Escuela
El Hospital Escuela año a año se fue expandiendo y tiene proyectado seguir ese crecimiento en el futuro.
Al respecto, la docente responsable del Hospital Escuela de la facultad de Ciencias Veterinarias María José Del Sole indicó que respecto a la fuente de casos, a partir de abril, luego de trabajar durante 6 años con Protectora únicamente, el Hospital “abrió las puertas al público”.
En ese sentido, detalló que eso implica que se permite el ingreso de pacientes con propietarios en forma rentada, lo cual también se hace con un número reducido de casos, que son cinco semanales, sumados a los dos de Ongs, que pueden ser clínicos o quirúrgicos.
En esos casos se cobran los honorarios que normalmente se cobran en cualquier veterinaria de la ciudad.
“Ha sido un proceso muy lento la incorporación de estos casos, tampoco tiene demasiada difusión, entonces todavía no está muy aceitado. Preferimos que sea así, siempre lo nuestro fue de menos a más, siempre lo planteamos así”, resaltó.
Servicio de excelencia
Destacó que el Hospital Escuela está en plena expansión y que “momento a momento va creciendo muchísimo, tiene planeado su crecimiento de acá a 10 años en todos sus aspectos, desde el punto de vista de la formación de recursos humanos, hasta la formación de alumnos que es el pilar y el sostén del hospital. También la adquisición de equipamiento, el aumento de estructura edilicia, que es muy pequeña, y no nos permite aumentar demasiado el número de casos por esa razón”.
“Hay una proyección de acá a 10 años donde se va cumpliendo con cada una de estas etapas, vemos un horizonte muy claro, nuestra idea es tener un servicio de excelencia, de poder ofrecer a los veterinarios de Tandil y la zona tecnologías que no estén al alcance de un veterinario común y los recursos humanos que puedan manejar esas tecnologías”, enfatizó.
Y agregó que “vamos hacia eso, pero siempre de menos a más, que cada paso que se da sea un paso firme, tratar de ser muy cautelosos sin interferir con el medio, tratando de ser lo más equitativos posible y que estos dos animales que ingresen sea de gente que no tenga medios o netamente de la calle”.
“Dos animales a la semana no es un aporte muy significativo pero nos permite hacer docencia de calidad que queremos. Cuando la facultad pierda ese objetivo y el número de casos sea el que maneje el funcionamiento del hospital ya no tiene sentido porque nuestro alumno no aprende”, sostuvo.
Respecto a los estudiantes que participan del Hospital, indicó que inicialmente eran los alumnos de quinto año de la orientación de clínica médica y clínica de pequeños animales, pero con el correr de los años se planteó que las prácticas hospitalarias entraran dentro del diseño curricular de la carrera.
A partir de ese momento, hay cursos extra curriculares que son prácticas hospitalarias donde los chicos “empiezan desde tercer año a acercarse al hospital, teniendo compromisos cada vez más importantes, entrenándose en habilidades y destrezas cada vez más complejas, es un trayecto formativo que dura 3 años”.
“Desde que se crearon este tipo de hospitales escuela hubo muchos cambios, de hecho nos vienen a evaluar acerca la evolución de los cambios y se van conformes en todas las facultades, no solamente la nuestra”, indicó.
Por último, Desiati resaltó que “el veterinario sale mucho menos crudo que antes, porque antes salía con mucha teoría y no tanta práctica, eso es muy importante porque en el extra muro tienen contacto con los animales en vivo y en directo”.