Alumnos de la Técnica 2 recuperaron un aula y la completaron con pupitres y muebles en desuso
Profesores de la institución apuestan a que los chicos se empoderen del lugar, lo sientan suyo y lo cuiden. Refuerzan la importancia en las clases prácticas, agilizando el uso de herramientas y técnicas de construcción. Este año, los dos 5to año, lograron reincorporar un salón que estaba destinado a depósito, donde esta semana expusieron maquetas. Además, edificaron un domo con 275 piezas y siete mil tornillos.

Dentro de la Escuela de Educación Secundaria Técnica 2 “Ingeniero Felipe Senillosa” hay una nueva generación de profesores que está renovando cosas junto a sus alumnos, ya que consideran que los chicos tienen que aprender en la práctica y no solamente en la teoría. Por esto es que Luis Fernández Jarque, profesor de Sistemas Constructivos, Planificación de Obra y Resistencia de Materiales, y Virginia Lorena Liota, educadora en las materias Lenguaje Tecnológico, Resistencia Ensayo de los Materiales, Introducción al Diseño y Conocimiento de los Materiales, se propusieron actividades reales que consistieron en la recuperación de un aula que estaba destinada a depósito como el diseño y armado de un Domo.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailSegún los docente, necesitan aprender a usar las herramientas para después poder ejecutar, y no solamente se refirieron a las tradicionales como el ladrillo, hormigón y manguera nivel, entre otros, sino también a las nuevas tecnologías o construcción en madera que ahora es legal y tiene una nueva normativa, o las llamadas “Steel Framing” que son fabricaciones con acero.
La intención de los educativos es que los estudiantes se empoderen de la Escuela, “que es de ellos”, y de esta manera la cuiden. “Cuando nosotros los recibimos en 4to año lo primero que hacen es lijar un banco viejo, dejarlo a chapa, soldarlo, ponerle tapa nueva, lograr recuperarlo y así armar un aula”, contaron. De esta forma todos participan con una pequeña parte, ya sea poniendo un tornillo, pasando lija, pintando, logrando una producción en cadena con un solo objetivo.
“Cada profesor tiene un método diferente, pero nosotros apuntamos a que trabajen de la misma manera que lo hacen en una fábrica”, explicaron. Así es que los chicos no solamente hacen el banco, por ejemplo, sino que además calculan el tiempo que les llevó, cantidad de materiales, herramientas y finalmente le ponen un valor, contando incluso su propia mano de obra. “El año pasado recuperar un pupitre salió 280 pesos reales y este año estará entre los 600 y 700”, dijeron.
Gracias a las empresas, los exalumnos y a la dirección de la Escuela que van poniendo lo que se puede en materiales se van renovando las aulas”, afirmaron.
Cabe destacar que en esa aula recuperada, se realizó esta semana una exposición de trabajos, preparándose para el viernes que viene cuando entregarán las medallas a los egresados 2018.
Recicladores compulsivos
Para lograr la construcción del Domo, en principio lo que tuvieron que hacer los alumnos fue salir a conseguir palets y maderas que pudieran servir para ese fin. Además, ahí se gastaron casi siete mil tornillos, entre otros materiales, que fueron donados por algunas empresas o vecinos y llevó un total de 275 triángulos con ángulos totalmente distintos unos de otros.
“Los chicos han aprendido que con un serrucho de costilla y un atornillador son capaces de lograr una estructura que puede llegar a valer entre 180 o 200 mil pesos, entonces con dos herramientas básicas más el conocimiento de planos pueden construir una cúpula como la que hicieron”, aseveraron los maestros, que con orgullo destacaron el aprendizaje, compromiso y entusiasmo de los estudiantes.
En tiempos, a todos les llevó unos dos meses solamente el armado de los triángulos que conforman el armazón, dentro del espacio disponible para la práctica. Luego, la finalización de la obra completa se alcanzó en lo que duró el ciclo escolar, teniendo en cuenta el horario disponible para las materias abocadas y las “pruebas y errores” que debieron sucederse hasta llegar al aprendizaje y éxito.
“Es como darle vida a algo que estaba muerto”
Fueron unos 28 chicos de entre 16 y 17 años de dos 5to años de la Escuela los que encararon las tareas, pero además algunos de 4to que colaboraron en algunas actividades, ya que se van preparando para el año que viene.
Todos coincidieron que a través de esta experiencia lo que principalmente aprendieron fue a trabajar en equipo. Para los alumnos estuvo bueno porque se repartieron las tareas y pudieron ver que cuando una parte falla, incide en todo el resto del trabajo y perjudica a los demás. “Es una cuestión de responsabilidad, si uno hace las cosas mal otro la tiene que hacer por vos”, señalaron y contaron que con el correr de los días fueron identificando quién era el mejor para cada una de las tareas, de manera que pudieron hacer más efectiva la cadena de trabajo y optimizar tiempos y recursos.
Asimismo, el proyecto también sirvió para aprender a usar ciertas herramientas que no son de manejo diario, como la importancia de respetar las medidas asignadas, principalmente en lo que tuvo que ver con el armado del Domo, ya que apenas un milímetro de diferencia volvía discordante la estructura.
“Estamos muy conformes con lo que logramos”, manifestaron con respecto al aula que lograron incorporar para las clases, ya que antes era solamente una especie de depósito, al que cada día le suman algo nuevo, como maquetas, muebles y planos. “Disfrutamos tener clases en este lugar, porque es diferente desde las luces, el color y la distribución de los bancos, además de que lo logramos nosotros”, enfatizaron.