Autorizaron la apertura de algunos alojamientos para recibir a personas exceptuadas por actividades esenciales
La habilitación será para quienes cuenten con permiso de circulación y estén ligados a rubros esenciales. Los que provengan de lugares con circulación comunitaria del virus tendrán que hacer cuarentena. Desde el sector hotelero dijeron que son 12 los adheridos, pero que la situación es igualmente angustiante.
Ayer el Gobierno bonaerense dio lugar al pedido que realizó el Municipio para habilitar la actividad hotelera para aquellas personas que deban arribar y permanecer en Tandil con el fin desempeñar algún servicio encuadrado dentro de las actividades esenciales.
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Según informó el director de Turismo, Rodrigo González Inza, estuvieron trabajando en la solicitud durante el fin de semana, conversando con la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines, y la Asociación de Cabañas para conocer su predisposición. “Con la confirmación de un solo establecimiento el pedido se emitía”, indicó.
Como explicó, sucedía que aquellos viajantes, proveedores de productos o prestadores de servicios, debían entrar y retirarse en el día de la ciudad, resultando dificultoso para algunas empresas seguir asistiendo a esta localidad. Por lo tanto, consideraron imperioso imitar la medida que ya se ha adoptado en otros lugares.
En este sentido, Inza confirmó que ahora trabajarán en un registro, para informar a la Dirección de Inspección y a partir de entonces podrá entrar en vigencia. Sin aventurarse a una fecha exacta, estimó que podrá ser en los próximos días y que también los hoteles alojamiento podrán inscribirse.
Controles, registro y prevención
Asimismo, aclaró que el permiso será únicamente para quienes cuenten con la correspondiente autorización de circulación y estén ligado a servicio o actividades exceptuadas de la cuarentena social, preventiva y obligatoria por ser esenciales.
En este aspecto, reveló que no hay estimado un tiempo de permanencia para el huésped, ya que puede ser desde un día hasta un semana, conforme a lo requerido por su rubro. Por una cuestión de seguridad, advirtió que el establecimiento hotelero o cabaña deberá completar un formulario para llevar un registro de los huéspedes, quienes a su vez tendrán que contar con una declaración jurada (DDJJ) a presentar.
En todos los casos, aseguró que se comprometerá cumplir con un protocolo de seguridad extenso, pero que no dista de las medidas de prevención ya conocidas, aunque específicamente deberán evitar habilitar espacios comunes, por lo que aquellos que cuenten con servicio de desayunos o almuerzos deberán servirlos en las habitaciones.
“Más allá de que por DDJJ el establecimiento indague el origen, también se cuenta con que los controles en los accesos a la ciudad que serán más estrictos debiendo preguntar la procedencia a cada persona que lo atraviese, así como la medición de la temperatura”, remarcó.
Finalmente, explicó que “la gente que venga de lugares de circulación comunitaria del virus, como el AMBA, va a tener que respetar los 14 días de cuarentena y luego quedarse los días que necesite para trabajar”. Mientras que aquellas que provengan de otras localidades podrían obviar ese primer paso.
En busca de un alivio
Desde la Asociación de Hoteles, Restaurantes, Bares, Confiterías y Afines, Mario Wisner, consideró que aunque la noticia no contempla un alivio total para el sector, es una forma de empezar a movilizar una actividad que “está muy mal”.
Por otro lado también planteó una realidad relacionada con los beneficios del programa de asistencia al trabajo y la producción (ATP), que se caerían al abrir un negocio. Lo que a su parecer hará que no haya muchos hoteles que quieran abrir. “Cualquier hotel, cabaña o establecimiento que abra se supone que va a hacerlo para trabajar muy por debajo de sus costos”, estimó.
El referente contó que hasta el momento son 12 los adheridos a la Asociación que respondieron positivamente a la propuesta, lo que supuso que es un número importante para cubrir esa demanda que se presenta en la ciudad y actualmente no se sabe dónde paran o duermen. “Habrá alojamientos con estructura pequeña, con costos más bajos, a los que les podrá servir económica vender dos o tres habitaciones al día, o no trabajar los fines de semana”, planteó.
Aseguró que para estos será un alivio dejar de poner plata de sus bolsillos, ya que hoy en día cualquier establecimiento de estos que esté cerrado no tienen menos de 150 mil pesos de costo mensual por estar cerrando, mientras que en uno grande ese monto oscila entre 300 y 500 mil, mientras que al estar abiertos ese número aumenta pero así también la posibilidad de recuperar. “Es muy triste e indignante esta situación”, lamentó.