Buscan padrinos para que estudiantes destacados, pero sin recursos, puedan continuar sus estudios
Se te trata de Fonbec, una fundación llevada adelante exclusivamente por voluntarios. En Tandil tienen 32 chicos apadrinados y otros 15 en lista de espera. Aumentaron las solicitudes de becas, pero a la vez es más difícil que se comprometan a colaborar. La idea es evitar la deserción.
Desde el Fondo de Becas para estudiantes, Fonbec, ayudan a chicos que tienen buen rendimiento académico, desde nivel primario hasta universitario, pero que sufren carencias económicas que les impiden continuar con sus estudios.
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Actualmente en Tandil son 32 los jóvenes que están recibiendo el soporte de la fundación y aproximadamente 15 los que están en lista de espera, aunque son muchos más los que aguardan para que su solicitud sea tenida en cuenta.
Si bien las demandas de los chicos que atienden a nivel local son propias de la ciudad, los padrinos son de diversos lugares. La titular del fondo, Gisela Urrutia, contó que poseen una lista de espera que es presentada a cada persona interesada en respaldar a alguno de estos estudiantes, a quien le explican la ayuda que brindará. Sin embargo, no quieren seguir sumando aspirantes a becarios para no generar ilusiones difíciles de cumplir en estos tiempos.
Además, contó que en ese “mientras tanto” de la esperanza por ser ahijado, todos los chicos siguen estudiando, y en el caso de que se presente alguna necesidad urgente, apelan a las donaciones de la comunidad.
Por otro lado, la compleja coyuntura económica llevó a que hace más de un mes no consigan ningún tutor nuevo. “Hay menos movimiento y menos plata”, reflexionó, y sostuvo que es difícil que se comprometan, porque es un proyecto a largo plazo.
Ser padrino consiste efectivamente en dar un monto de dinero, a la vez que tiene la posibilidad de entablar un vínculo con el apadrinado y verlo cuando quiera, mientras sea de la misma ciudad. “Cualquiera que tenga ganas de ayudar puede serlo, ya sea un individuo, un grupo de amigos o una empresa”, incentivó, explicando que se trata de un aporte mensual, que se destina con la intención de que se prolongue hasta que el alumno pueda culminar su estudio.
“Hoy la situación del país no es la mejor y hay gente que se ha quedado sin trabajo, pero a su manera sigue ayudando a la familia con la que colaboraba porque los lazos que se forman son muy lindos”, contó, aunque dijo que también hay casos que prefieren no conocer al apadrinado, pero son la minoría.
Desde Fonbec hacen un seguimiento de cada chico, donde controlan sus notas y cómo va evolucionando, ya que si no cumple con el compromiso que asumió, se traspasa la beca a otro estudiante, ya sea familiar de ese beneficiario o alguien que esté en lista de espera.
En cuanto a los requisitos, la referente explicó que no son sumamente estrictos, pero deben comprometerse a redactar una carta a su patrocinador y, por supuesto, superar su nivel académico. Entonces, los padrinos reciben un escrito por mes donde el joven le cuenta lo que quiere, qué hizo con la plata, qué actividad está desarrollando, cómo le va en la escuela, y todo lo que tenga ganas.
“No solamente tiene que ver con lo material, sino con compartir con otras personas”, consignó, y relató una anécdota alentadora. “Hace poco nos pasó que una de las chicas universitarias se recibió de contadora, y esa gratificación es mucho más importante que lo que uno da. Las personas que más necesitan son sumamente agradecidas y te dan todo lo que tienen”, dijo.
Depender de la voluntad del otro
En general, según determinó Urrutia, quienes hacen la donación son personas que estudiaron, pero a raíz de hacer un gran esfuerzo, o bien aquellos que están convencidos de que la educación es lo que los va a sacar adelante. Y con respecto a los montos, detalló que para primaria y secundaria las colaboraciones arrancan desde los 750 pesos por mes, mientras que para universitarios a partir de mil pesos.
Casi todos los becados son recomendados por las escuelas o algún referente barrial, y la suma percibida puede ser utilizada en la compra de una campera, un par de zapatillas, útiles, fotocopias o cualquier otra cosa que les permita ir a estudiar.
Por otro lado, destacó que una de las carencias que tienen desde la fundación es que no cuentan con una sede propia como para poder realizar, al menos, las tareas administrativas o las entrevistas. “Tener una oficina propia insume muchos recursos que no tenemos”, lamentó, dejando traslucir que el desempeño de quienes trabajan allí es totalmente ad honorem.
Asimismo, manifestó que localmente no tienen ninguna relación con el Estado, ni reciben subsidios, ni son afines a ningún partido político, aunque sí tienen vínculos con otras instituciones que comparten el objetivo de hacer que los chicos sigan estudiando.
Si bien es una fundación que nació en Córdoba, ya tienen 15 filiales en todo el país más otras dos delegaciones en Bolivia. La asociación está en Tandil desde 2015, y arribó aquí porque notaron un gran potencial de gente que podía ayudar y de jóvenes necesitados.
Actualmente cubren las necesidades de 1550 alumnos en todas sus dependencias, con la colaboración de más de 200 voluntarios y cerca de 96 empresas que los apoyan.
Tanto los alumnos como los que quieran ser padrinos, pueden contactarse a través de Facebook o Instagram con Fonbec Tandil, o directamente con Gisela Urrutia al 154-565819, o por redes sociales.
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