Con los nuevos protocolos y la alegría del reencuentro, Tandil volvió a las aulas después de casi un año
Ayer se puso en marcha el ciclo escolar presencial de los niveles primario e inicial luego de un año de clases virtuales. Bajo los protocolos del plan jurisdiccional los docentes, auxiliares, padres y alumnos comenzaron a desandar un camino con nuevos desafíos. Algunas instituciones tuvieron que cambiar de edificio por problemas de infraestructura que imposibilitan el cumplimiento de las pautas sanitarias establecidas. En el territorio, los chicos concurren a aulas burbujas y desarrollarán un modelo híbrido que combina la instancia cara a cara con el formato virtual.

Como estaba estipulado, finalmente ayer se dio inicio al ciclo lectivo 2021 en todas las escuelas primarias y jardines de infantes de la ciudad, tanto del sector estatal como privado. Con los protocolos establecidos en el Plan Jurisdiccional, los pequeños volvieron a las aulas y se reencontraron con sus docentes y pares en un marco inusual que va a requerir, como todos los nuevos hábitos, un período de aaptación.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailBarbijos, distancia, alcohol en gel, aulas burbujas y un nuevo modo de relacionarse con los otros son las pautas que marcan el nuevo pulso escolar, que sin dudas produce cierta perplejidad. Pero es que ya nada volverá ser igual después del 20 de marzo de 2020, cuando el mundo quedó trastocado y lo cotidiano se transformó en algo extraño, inasible.
“All in all you’re just another brick in the wall”, reza una de las canciones más conocidas de la banda británica Pink Floyd, que podría traducirse como “después de todo sólo eres otro ladrillo en la pared”. Con ladrillos podría metaforizarse la odisea de los trabajadores del sistema educativo para adaptarse y resolver en tiempo récord el operativo retorno.
Mientras la “vieja” normalidad debió derribarse cual Muro de Berlín, se hizo necesario colocar un montón de otros ladrillos capaces de conformar nuevas estructuras de cuidado, de sostén, de salud y de calidad educativa. Y una vez más, las falencias edilicias quedaron expuestas, como un castillo de naipes que se desmorona ante el primer movimiento.
Con idas y vueltas, las autoridades educativas provinciales terminaron la semana pasada de ajustar los detalles del plan rector que ordena las actividades educativas en el territorio bajo el formato dual de clases presenciales y virtuales, y dieron vía libre para mantener la modalidad a distancia en los casos en los que la infraestructura no estuviera apta para albergar a los alumnos.
Empero, no hay que dejar de lado que el regreso a las aulas fue uno de los reclamos más encarnizados de los sectores opositores y de grupos de padres y alumnos autoconvocados, que pidieron a viva voz que se garantizara un ciclo lectivo presencial para contrarrestar las dificultades del año anterior.
La escuela que se tuvo que mudar
Por caso, la Escuela Primaria 7, ubicada en España y Perón, tiene una matrícula de 124 estudiantes y es una de las instituciones que por razones edilicias tuvo que mudarse a las instalaciones del Centro Educativo Complementario 801, emplazado a pocas cuadras, en Brandsen 969. La otra es la Escuela Primaria 46, que funciona de momento en el edificio de la Escuela de Educación Especial 504.
Jorgelina Moyano, la directora del establecimiento, conversó con El Eco de Tandil y contó la experiencia de garantizar el dictado de clases aúlicas pese a los escollos existentes.
-¿Cómo fue que la comunidad educativa de la escuela se trasladó a este nuevo espacio?
-En principio había que garantizar la presencialidad de los chicos y tenemos este espacio que sabemos que es provisorio, pero es una manera de dar respuestas a nuestros alumnos. Sabíamos que muchos no habían podido sostener la actividad pedagógica durante 2020 y precisaban estar con el docente. Así que en acuerdo con la directora del CEC 801 y el apoyo del cuerpo de inspectores y de Jefatura Distrital, se hizo un acta acuerdo para resolver esa situación. Fue bastante complicado el año pasado, cada uno con sus motivos, y por eso decidimos iniciar acá, aunque es algo atípico.
-¿De qué modo se organizaron para adaptarse al nuevo contexto?
-Nosotras estamos con máscara y barbijos, los chicos con barbijo todo el tiempo y es una instancia de aprendizaje de cómo tenemos que empezar a convivir. Tuvimos de los alumnos muy buenas respuestas e hicimos reuniones previas con la familia para informar los protocolos, la organización y la dinámica institucional. Explicamos que no podemos estar todos juntos, hay que respetar los distanciamientos y las medidas del plan jurisdiccional. Al entrar se les mide la temperatura e ingresan con una declaración jurada; hay diferentes accesos así que cada uno va a su salón y no se cruzan.
-¿Cómo es la dinámica que diseñaron?
-Los chicos concurren en burbujas donde la mitad del grupo viene una semana a la escuela y hace la siguiente semana virtual. La semana de actividad no presencial cada chico debe seguir en su casa en la hora institucional del docente. Van a trabajar con actividades que se llevan y son una continuidad de lo abordado en el aula, para que lo puedan hacer. A su vez, tienen la posibilidad de contactarse con la maestra, que siempre tiene que seguir dando clases presenciales y en las horas especiales (artística, inglés, educación física) está disponible para ellos.
Por otro lado, los horarios de entrada a están escalonados y cada 10 minutos ingresa un grupo que tiene una entrada diferente, sólo comparten tiempo y espacios los niños de una misma sección con sus docentes.
Ahora además no hay recreos, hay pausas, pero es muy difícil sostener a los niños para que no jueguen o corran y nos toca enseñar a funcionar de una manera diferente. En esos tiempos de pausa las auxiliares están pendientes de la higiene y la desinfección. Se limpian y se ventilan los salones para cumplir con los cuidados.
También nos pasa que funcionar en otro lugar no es sencillo, lo administrativo sigue en la Escuela 7 y es un poco complejo porque los materiales están allá también.
-¿Por qué no están en condiciones las instalaciones de la escuela?
-Las instalaciones no cumplían con lo que prevé el plan jurisdiccional. Las ventanas no abrían ni cerraban bien, y era difícil garantizar la circulación de aire permanente sin complicaciones.
El otro tema son los baños, porque es una escuela que todavía tiene letrinas, entonces los sanitarios no están en condiciones. Hay una obra autorizada para eso y en la última comunicación que tuve con el presidente del Consejo Escolar me dijo que faltaba una autorización para que salga el acto resolutivo y se comience a ejecutar la obra. Falta que hagan circular los fondos y se arranque la obra.
-¿Tienen plazos estimados para volver a su lugar de origen?
-No, no nos dieron plazos y eso me tiene muy preocupada porque cuando el Centro Educativo reactive su funcionamiento necesitamos garantizar la presencialidad y no sé dónde vamos a poder funcionar. Eso es algo que me quita un poco el sueño.
Cristina Moretti, nuestra inspectora de nivel primario, está trabajando con eso, y los gremios también están en el tema porque es algo que es urgente y hay que resolver con inmediatez. Veremos qué es lo que pasa, pero hoy por hoy estamos acá.
-Con el correr de los días, queda adaptarse a esta nueva modalidad que ahora parece tan extraña…
-Sí, es todo más frío, no podemos abrazarnos y debemos pensar cómo seguir dando contención y cariño de una manera distinta, hay que aprender otras formas de saludarnos y de convivir. Los chicos son muy permeables y han respondido muy bien, estamos muy contentos por eso.
Volverse a ver
Pasadas las 11 de ayer, en la vereda de la Escuela Primaria 5 “Nicolás Avellaneda”, situada en Marconi 1550, un puñado de padres esperaba que sus hijos salieran de la institución. Lejos de aquellas escenas de aglomeración y espacios atestados de gente en búsqueda de sus pequeños, los ingresos y egresos escalonados evitan de forma efectiva que estas situaciones -ahora adversas- se produzcan.
Con tranquilidad y alegría, los guardapolvos blancos comenzaron a asomarse por la puerta grande y a salir de manera muy organizada, controlados por sus maestras, que se encargaban de supervisar cada salida y de proveer alcohol en gel.
Al atravesar el umbral, lo pequeños eran recibidos por sus padres y no faltaron los abrazos y besos que esta vez tuvieron más emoción, porque se sabe que ya no va a ser tan fácil dar algo por sentado y es posible que todo un día cambie, incluso lo que se pensó que era inmutable.
Florencia Turchetti esperaba en la vereda a su hija Paloma, de 10 años, que concurre a quinto grado. En diálogo con este Diario, expresó que su familia esperaba “con bastante ganas” este reencuentro con la institución, sobre todo porque el año pasado se tornó dificultoso para la niña.
“Volver a la escuela para ella era importante. Creo que con los cuidados que corresponde hay que ir volviendo de a poco a la normalidad que se pueda. Paloma tenía muchas ganas de volver, porque en casa cuesta hacer la tarea y estar en la escuela es un apoyo. Además tenía ganas de ver sus compañeros, está entusiasmada”, compartió.
En este caso, los cursos están divididos en tres burbujas, motivo por el cual cada grupo estará una semana en la escuela y dos en su casa, bajo la modalidad virtual.
“Sé que los chicos van a estar bien cuidados y que hay que cumplir con los cuidados normales a los que estamos acostumbrados. La verdad que es una alegría para toda la familia este regreso. Tengo otra hija que empieza la secundaria en Polivalente y es todo un movimiento, hay que organizarse, pero con muchas ganas de que vuelvan todos”, cerró.